Publicado en la Revista El Observador (febrero 2004, nùmero22)
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La Corporación Financiera Nacional (CFN), principal
institución acreedora del Parque Industrial, propietario de la Zona Franca de
Cuenca, requiere recibir garantías para recuperar el dinero que le prestó
para el funcionamiento de dicha área.
Hace unas semanas, la Corporación Financiera
Nacional dejó sin efecto el Concordato suscrito con el Parque Industrial de
Cuenca, a causa del incumplimiento de los acuerdos pactados por parte de esta
última institución, entre ellos, la formación de un fideicomiso que hubiese
permitido a la CFN recuperar el crédito dado y que bordea los cinco millones
de dólares.
En estas circunstancias, por petición de la CFN, el
Concurso Preventivo de la Superintendencia de Compañías, convocado para
salvar la zona franca de sus problemas legales, ha quedado sin efecto.
Algunos acreedores han solicitado al Juez que se practique una liquidación de
los valores que el Parque Industrial les adeuda y si éste no cumple se
planteará la quiebra definitiva del Parque Industrial ya que sus directivos
no han tenido la voluntad de cumplir con más de 40 familias que vienen
luchando durante más de diez años por la reivindicación de sus derechos
laborales.
Lo paradójico del asunto está en que Caupolicán
Ochoa, el abogado que defendió inicialmente a estas 40 familias para que el
Parque Industrial les indemnizara por el cierre de la empresa Ligozzi, ahora
defiende al Parque Industrial para intentar salvar la Zona Franca junto a
Xavier Muñoz. ¿O sea, un ser de dos caras?. Se dice que por esta defensa, los
honorarios a percibir son 100.000 dólares y que, para precautelar su pago, se
han hipotecado las mismas oficinas del Parque Industrial. ¡Qué
barbaridad!....
El caso
Ligozzi
Poder especial mal utilizado
Utilizando esta Procuración Judicial, Ochoa inició
una acción de nulidad de dicho contrato en el Juzgado XIV de lo Civil de
Cuenca, habiendo llegado a firmarse un Acuerdo Transaccional con el Comité de
Empresa de los trabajadores de Ligozzi y el Parque Industrial, acuerdo que
decía que, en 30 días, desde el 13 de noviembre de 1995, el Parque Industrial
entregaría 150.000.000 de sucres a los perjudicados para lo cual se entregó
una Letra de Cambio a favor de Caupolicán Ochoa, como Procurador Judicial de
los afectados.
El Parque Industrial entregó el dinero para arreglar
la situación laboral de los trabajadores a Caupolicán, pero sucedieron una
serie de problemas en las respectivas liquidaciones. Las cantidades recibidas
por Ochoa fueron: 4.635.416 de sucres el 29 de enero de 1996, 25.000.000 el 8
de febrero, 15.364.584 el 30 de abril, 10.000.000 el 13 de mayo, 5.000.000 el
21 de junio y 19.130.283 el 8 de junio del referido año.
Los valores cancelados por el Parque Industrial a
Ochoa, referentes a la cantidad adeudada de 150.000.000, ascienden a
79.130.283 sucres.
Ochoa pidió honorarios y el Juez XIV de lo Civil los
fijó en 10.000.000 de sucres totalmente cancelados. Sin embargo, y a pesar de
haber cobrado honorarios, Caupolicán Ochoa jamás entregó a los ex -
trabajadores los valores recibidos del Parque Industrial aduciendo que los
79.130.283 millones de sucres era parte del valor de sus honorarios.
Al parecer, experto en las malas artes del engaño,
obligó a los perjudicados a firmar ciertos documentos en blanco con el
pretexto de ser utilizados dentro del proceso y como constantes eran los
reclamos a que se les entregase lo recaudado, Ochoa empezó a amenazarles con
que haría uso de dichos documentos en contra de ellos, si continuaban
reclamándole el pago de lo que había cobrado.
Así entonces, para dividir la justa lucha, ofreció a
muchos de los ex – trabajadores, puestos y cargos en el Municipio y ETAPA,
haciéndose entregar carpetas de los incautos y cándidos clientes y provocando
serias divisiones en el grupo de reclamantes.
Amenazas
Cuando acudían en su búsqueda, jamás les recibía en
grupos, los atendía individualmente ofreciéndoles entregar a cada uno,
quinientos mil sucres, un millón de sucres, dos millones de sucres y
fijándose plazos que jamás los cumplió.
Como él mismo les patrocinaba los juicios
individuales, les obligaba a rendir confesiones judiciales en los Juzgados y
les hacía decir que el dinero que iban a recibir de los juicios laborales,
les pertenecía en su integridad por sus derechos y que lo recaudado por Ochoa
serviría para pagar integramente sus honorarios. Así se fabricaba pruebas
para evitar futuros problemas legales. Algunos de los ex trabajadores caían
en este tipo de engañifas a causa de su manifiesta ingenuidad y Ochoa
burlábase así de la inteligencia de los mismos.
A Jorge Barreto, por ejemplo, llegó a amenazarlo con
un revólver en la cabeza manifestándole con el cinismo y la desvergüenza más
atrevida e insolente: " diles a tus compañeros que conmigo no
se metan, que si quieren demandarme yo les hago durar el juicio años y años y
finalmente no van a sacar nada". " ...El que se mete conmigo,
pierde". Para muestra basta un botón Muy bien dicen
los Proverbios de Salomón: "La lengua del impío encubre
violencia". "Hay quien habla temerariamente, como si sus palabras
fuesen estocadas". "Mézclanse en las reyertas los labios del necio;
y su boca provoca contiendas" . " Con la maldad viene el desprecio
y; con el deshonor, el reproche". "Es honor del hombre el huir de
contiendas; pero todos los necios se mezclan en los altercados. "Desea
el mal el alma del impío; no tendrá compasión de su prójimo".
Sentencia da la razón a
perjudicados
Ante estas circunstancias, en el Juzgado XIV de lo
Civil se tramitó una revocatoria de la Procuración a él conferida y se dedujo
una acción ordinaria de devolución de dinero en el Juzgado IV de lo Civil,
demandando el inmediato pago de los 79.130.283 sucres. Ochoa les reconvino
con una millonaria demanda, argumentando la negativa de los fundamentos de la
demanda, falta de derecho de los actores, falta de personería activa y
reconviniendo la diferencia entre lo cobrado y lo que le correspondía por
honorarios a cinco millones de sucres pactados por cada juicio con los 40
reclamandos y exigiendo el pago de la diferencia reconvenida en vista de que
la revocatoria del mandato le frustraba el cobro de la diferencia adeudada.
La Biblia dice con apodíctica certeza: "Hay
una casta de hombres cuyos dientes son espadas, sus quijadas, cuchillos, y se
tragan los desvalidos de la tierra, y los pobres de entre los hombres".
Mediante Sentencia del Juzgado Cuarto de lo Civil de
Cuenca, se le obligó a Ochoa a cancelar el valor recibido de parte del Parque
Industrial, deduciendo los 10 millones del valor de sus honorarios. Ochoa
apeló la sentencia y en segunda instancia intentó que le den la razón a sus
protervas pretensiones. No obstante, la Segunda Sala de la Corte Superior de
Justicia confirmó el fallo del Juzgado IV de lo Civil que obligaba a Ochoa a
cancelar lo ilegalmente retenido en sus manos.
Pero como los perjudicados no llegaban a cobrar lo
que les debía, se ordenó un embargo de bienes a Caupolicán Ochoa, quien,
alertado de la diligencia, ocultó sus bienes y cuando el embargo hubo de
realizarse, entregó cosas viejas para pagar lo que debía. Los pobres
perjudicados jamás pudieron así cobrar todos los 79.130.283 millones de
sucres.
Denuncian al Colegio de Abogados
En vista de que el dinero no les era devuelto,
fundamentados en la Ley de la Federación de Abogados del Ecuador, y
comandados por su Procurador Común, Miguel Angel Peralta, los ex –
trabajadores de Ligozzi denunciaron a Caupolicán Ochoa Neira al Tribunal de
Honor del Colegio de Abogados del Azuay con el objeto de que fuera
sancionado.
Se inició entonces un juzgamiento por tan inmoral
proceder, juzgamiento al que Ochoa respondió solicitando la improcedencia del
mismo pues como dice la Biblia: "Al necio se le figura acertado
su proceder". "Huye el impío sin que nadie le persiga; mas el justo
se mantiene firme como el león, sin asustarse de nada".
Esta es la vera effigies del abogado del
Burgomaestre de Cuenca, Fernando Cordero, con quien se demandó por Daño Moral
a la Revista "El Observador". Es, al parecer, el hijo bien amado,
en quien Cordero tiene sus complacencias. Complacencias a punto tal de que se
afirma –según fuentes fidedignas- que aún habiendo
Procurador Síndico Municipal, muchos procesos judiciales de la Municipalidad
son patrocinados por Caupolicán Ochoa. ¿Cuáles son sus honorarios por este
tipo de trabajos?. ¿Para qué está el Síndico Tarquino Alberto y qué buena
manera de burlarse de su ignota capacidad?. ¿Qué relación estrecha hay entre
el burgomaestre y Ochoa?. ¿No deberíamos decir de los dos: "Dime
con quién andas y te diré quién eres?. Así pasa la gloria del mundo en la
morlaquía con Caupolicán Ochoa, entre el bien y el mal o más allá del bien y
del mal. Su vida corre así plácidamente, de tumbo en tumbo. Ochoa es además,
deudor de la AGD a la que debe 1500 dólares y tantas, tantas otras cosas más
que Cuenca las tiene en mente porque la buena fama así como la mala se la
gana y se la pierde y nunca el pueblo olvida.
Ante ello, deberemos de seguir el bíblico consejo de
Los Proverbios: "No envidies a los hombres malos, ni desees
estar en su compañía porque su ánimo está meditando robos, y hablando
embustes sus labios".
Mediante
sentencia del Juzgado Cuarto de lo Civil de Cuenca, se le obligó a Ochoa a
cancelar el valor recibido de parte del Parque Industrial, deduciendo los 10
millones del valor de sus honorarios.
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