"Si
el Estado no da oportunidades, el narco sí": hijo de Pablo Escobar
Sebastián
Marroquín, hijo del fundador del Cártel de Medellín, dice que México pasa por
el proceso de violencia que Colombia tuvo en los 80
Por Darío
Martínez Brooks
CIUDAD
DE MÉXICO (CNNMéxico) — Pablo
Escobar Gaviria estudió la mitad del primer semestre de contabilidad en la
Universidad Autónoma de Medellín, pero dejó las aulas "hastiado de las
dificultades económicas", cuenta Sebastián Marroquín Santos, hijo de uno de
los narcotraficantes más conocidos de América Latina.
Nadie puede decir qué habría pasado si el fundador y líder máximo
del Cártel de Medellín hubiera seguido su educación, pero para su hijo,
Sebastián Marroquín Santos, es una de las razones por las que siempre hay
jóvenes dispuestos a entrar a las filas del crimen organizado.
"El Estado tiene una enorme responsabilidad en la contención
de sus ciudadanos, en la educación, en la falta de oportunidades que todavía
persisten, y cuando el Estado no le da oportunidades a sus jóvenes, no les
ofrece trabajo ni una educación digna, pues el narco sí lo hace", dice
Marroquín en entrevista con CNNMéxico.
Marroquín
Santos acaba de presentar en México su libro Pablo Escobar, mi padre,
la obra que con "rigor y seriedad" cuenta al mundo las experiencias
que vivió él y su familia en los peores años de violencia de Escobar y sus
enemigos.
Cambió de identidad a los 16 años, al igual que su madre y su
hermana menor, para evitar la estigmatización que el apellido Escobar le daba
en Colombia, donde se llamaba Juan Pablo Escobar Henao, identidad con la que
firma el libro.
Marroquín considera que M"Está empezando a sentir una
violencia feroz, sin par. Esa violencia es el resultado de las mismas políticas
prohibicionistas de que hemos sufrido durante 40 años".
Afirma que las políticas prohibicionistas y las
"fórmulas" de combate al narcotráfico del siglo pasado no pueden
seguirse empleando en el problema del crimen organizado.
"Si mañana se legaliza (el consumo y producción de drogas),
no hay quién financie más esa corrupción y esa violencia. Y hay unas grandes
industrias muy interesadas en que nuestros pueblos vivan enfrentados en una
guerra fratricida porque así pueden vender muchos fusiles y mucha
munición", dice a CNNMéxico.
Los
criminales "venerados"
Sebastián Marroquín Santos, hoy de 38 años, afirma que el crimen
organizado ocupa ese "vacío" que deja el Estado en muchos lugares
donde las necesidades de la gente tienen que ser suplidas, donde el crimen
organizado se hace presente.
"No para educarlos, sino para darles un sustento, darles una,
entre comillas, dignidad y ocupar a través del narco los vacíos que deja el
propio Estado”, considera Marroquín Santos.
El hijo de Pablo Escobar Gaviria recuerda que su padre dedicó
parte de su dinero a la construcción de 5,000 viviendas, centros deportivos, de
salud y de educación.
El día de su funeral, miles de personas en Medellín asistieron el
cortejo fúnebre para llorar la despedida de quien consideraban un benefactor.
"Hay muchos narcos que han utilizado su dinero para
devolverle dignidad a muchas personas. Por supuesto que es contradictorio, mi
padre lo hizo.
"Terminan siendo venerados porque ocupan el lugar que ocupa
el Estado. Mientras se les nieguen esas oportunidades, mientras el Estado no
invierta en educar a sus ciudadanos, en darles oportunidades reales para que
tengan alternativas diferentes a las de la criminalidad, pues los jóvenes no
les está quedando otra opción", afirma Marroquín.
¿Pablo
Escobar 2.0?
El hijo de Escobar recuerda que el 2 de diciembre de 1993, cuando
tenía 16 años, una periodista lo llamó para decirle que su padre había
sido asesinado en Medellín, y en ese momento no dudo en decir que mataría a los
responsables.
Su enojo duró 10 minutos. Volvió a hablar con la periodista para
decirle que se arrepentía de lo que dijo, pues comprendió que a pesar de la
buena vida que pudieron tener en algún momento, el narcotráfico solo trajo
tragedia a su infancia y adolescencia.
"El narcotráfico al final nos destruye a todos. Sus familias,
sus afectos, sus libertades, su felicidad, sus valores… Te puede dar para tener
autos bonitos y mansiones, pero no te duran", afirma.
El haber sido "testigos directos" de las
"trampas" del narcotráfico en las que cayó Pablo Escobar hizo que su
familia se alejara de ese mundo, una búsqueda de la paz que les tomó mucho
tiempo, amenazas de muerte, la pérdida total de la libertad y de cómo crearse
un futuro que relata Sebastián Marroquín Santos en su libro.
“Yo no soy Pablo Escobar 2.0, no porque le tenga miedo a la ley,
sino porque aprendí las verdaderas lecciones que me dejó esa vida”, dijo Marroquín
Santos a CNNMéxico.
"Mi padre hizo una gran historia, entre comillas, a lo largo
de su corta vida y murió a los 44 años. Amasó una gran fortuna que terminó
financiando su propia muerte", explica a CNNMéxico.
La
lección que dejó Pablo Escobar
Marroquín
Santos desea que el libro Pablo Escobar, mi padre al
igual que el documental Los pecados de mi padre se conviertan en una referencia para
los países de América Latina, para evitar las miles de muertes y violencia que
vivió Colombia los niveles del "narcoterrorismo" a los que llegó.
"El ser humano es alguien que no tiene por qué estar
condenado bajo el yugo de la violencia, ni tenemos por qué haber nacido para
matarnos unos a otros. Yo creo en la bondad del ser humano que debe prevalecer,
y son los gobiernos, los Estados y las culturas que deben invitar a la
paz", dice Marroquín Santos a CNNMéxico.
"Si mi padre hubiera tenido la compañía estatal para
poder realizar su carrera, para poder llevar a cabo sus estudios, mi padre
seguramente sería una persona muy exitosa por su inteligencia, pero en áreas
que aportarían al bien común", considera.
Para Marroquín Santos, el amor por su padre es "no
negociable" e "incondicional” porque para él, al interior de su
hogar, fue un hombre ejemplar. Aunque, dice, no le impide haber escrito lo que
a sus ojos es "la peor versión que hay sobre Pablo Escobar" por una
simple razón: "es la verdadera".
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