Felipe Burbano de Lara
Martes,
3 de marzo, 2015
¡Se volvieron
austeros!
Lo que se
publicita como un gesto noble y solidario en medio de la crisis fiscal –bajar
los salarios de la alta burocracia para financiar la contratación de 1.200
médicos en un programa de mortalidad materno infantil– revela una inmensa
irracionalidad y mucha hipocresía. Después de ocho años de un generoso derroche
de recursos estatales, bajo el argumento de que la austeridad constituía un
principio neoliberal; de haberlos utilizado como recursos propios, que podían
disponer de ellos como quisieran, resuelven reducirse los sueldos para dar
ejemplo de austeridad a la patria. Ellos, que han dejado a la economía más
vulnerable a los shocks externos, sin fondos para una política anticíclica,
sacan de sus billeteras 22 millones de dólares para financiar un programa de
salud. Carlos Marx Carrasco declara sin siquiera sonrojarse: se trata de
racionalizar el gasto y establecer prioridades. Y el presidente, en su última
sabatina, sella el gesto con una frase monumental: el ejemplo debe comenzar por
nosotros.
Un breve repaso
por apenas poquísimos proyectos basta para mostrar cómo han derrochado el
dinero estatal. 43 millones de dólares en el edificio de Unasur, el sueldo de
dos años de los médicos que hoy no tienen cómo financiar. 3,5 millones de
dólares en un aviso de 30 segundos en el Super Bowl. 1.200 millones –según El
Comercio– en la Refinería del Pacífico, proyecto que no tiene financiamiento
para seguir. Expropiaron 5.000 hectáreas de tierras fértiles en el hermoso
valle de Urcuquí para el alucinado proyecto Yachay, y no usan más de 200. A
propósito: ¿Cuánto gana el rector de Yachay? ¿Cuánto los Ph.D. extranjeros
contratados para nivelar a 150 estudiantes? Bastaría sumar los no menos de 6
mil dólares mensuales que cuesta cada uno de los casi mil investigadores traídos
al país en el proyecto Prometeo, para mostrar cómo han usado los recursos. O
pasearse por la Secretaría del Buen Vivir, o por las universidades manejadas
por las huestes aliancistas, o calcular el robo de medicinas en el hospital del
IESS en Guayaquil…
Grandes y
pequeños derroches. ¿Cuánto cuesta al mes operar El Telégrafo? ¿Cuánto TV
Ecuador? ¿Cuánto han costado las 413 sabatinas, los gabinetes itinerantes, la
movilización de ministros, asesores, helicópteros, choferes? ¿Cuántos
ministerios y secretarías había al inicio de la revolución y cuántos hoy?
¿Cuántos servidores públicos? ¿Cuánto gastaba el Estado al inicio de la
revolución en sueldos y salarios y cuánto ahora? Y nos vienen a hablar de
prioridades, de dar ejemplo, de austeridad. Han gastado sin límites los
recursos del Estado y hoy hacen un gesto supuestamente noble de sacrificio
personal para financiar 22 millones en un presupuesto general de 35 mil
millones.
Han
querido cubrir todo, copar todo, hacer todo, estar en todo, controlar todo,
desde el Estado, sin escatimar recursos y gasto. Han vuelto a endeudar al país,
han generado crecientes déficits fiscales a pesar de la bonanza petrolera. Y
hoy proclaman austeridad. Nos han llevado a un escenario de ajuste por un
irresponsable manejo fiscal, y hoy anuncian a los cuatro vientos su nobleza
recortándose el salario entre 5 y 10%. Durante ocho años han hecho todo lo
contrario a lo que hoy publicitan como gesto ejemplar, y quieren recibir
aplausos. Prohibido olvidar.(O)
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