Alexandra Ocles, la ministra que trolea
Alexandra,
Aprendiste perfectamente la lección de Rafael Correa, Fernando Alvarado y sus troles. Ahora insultas al pelagato Pallares por el artículo que hizo sobre María Alejandra Vicuña con ocasión de su designación a la vicepresidencia de la República. En él, Martín Pallares recuerda cómo Vicuña, publicó un audio privado de Martha Roldós, mintió diciendo que se lo había entregado una asesora suya (ella no tenía) y pretendió que fuera perseguida por intento de desestabilización. En 4Pelagatos se dijo que Vicuña violó derechos de Martha Roldós y no fue procesada por ese delito. Y publicó el testimonio de la principal afectada.
Pues bien: tú en vez de examinar esos hechos, que están perfectamente documentados, prefieres dar eco a una campaña que –ignorando todo el contexto– dice que el pelagato Pallares insulta a la vicepresidenta con “machismo descarado y que luego irá a llorar que es un periodista perseguido”? ¿Eso eres tú ahora? ¿Te unes a esa patraña sin ni siquiera ver si el artículo que en los hechos tú también condenas, se ajusta o no a la realidad de la cual fue víctima Martha Roldós?
Dejemos ese tuit de algún centro de troles, que tú retuiteaste y que ha sido borrado, y veamos el tuyo, que escribes como Secretaria de Gestión de Riesgos. Porque eso eres.
Al leerlo hay que admitir que eres revolucionaria siglo XXI. Tildas de “amargura” lo que es un texto que recuerda lo que María Alejandra Vicuña hizo a Martha Roldós. Así hablaba Correa. Sus críticos o simplemente aquellos que ponían en evidencia sus contradicciones no podían ser sino amargados. U odiadores. No es casualidad que digas que el pelagato Pallares “visibiliza el odio contra la Revolución ciudadana y sus militantes”. ¿Odio porque recuerda hechos que ocurrieron? ¿Odio por decir que Vicuña violó los derechos de Martha Roldós? Se debe colegir que para ti Vicuña procedió correctamente. Y que para ti los equivocados son los pelagatos que pusieron en evidencia esa bellaquería. ¿Es así? Para ti no es grave, entonces, que una persona que está en el poder violente derechos a los ciudadanos. Es claro que no consideras que esto la inhabilita para ejercer (así sea temporalmente) la vicepresidencia de la República.
Tu tuit no mortifica a los pelagatos que, durante diez años, como otros periodistas y ciudadanos, lidiaron con Correa y sus inquisidores. Tu tuit te revela y te describe. De paso, trae a la memoria tu itinerario político que, a estas alturas, debería prohibirte dar lecciones, esgrimir una supuesta superioridad moral y endosar a un crítico sentimientos de odio. Los críticos no odian: critican. Polemizan. Ponen argumentos sobre la mesa. Escarban en la memoria. Mortifican al poder. No es odio: ese es su trabajo.
Tu tuit muestra que sigues socapando actos como los que cometió Vicuña con Martha Roldós. Y que, además, no hay en ti el mínimo asomo de autocrítica por lo que has hecho y dejado hacer sin chistar en estos diez de correísmo.
¿Recuerdas aquel 28 de enero de 2011 en el garaje donde Ruptura hacía sus conversatorios? Tú estabas en la mesa con María Paula Romo, Juan Sebastián Roldán y Norman Wray para informar que dejaban el gobierno. ¿Por qué? Porque Ruptura no iba a tolerar que Correa haga una consulta para meter la mano a la Justicia. Aquel propósito se convirtió –según dijeron– en la gota que hizo desbordar el vaso. Eso significa que el vaso estaba lleno y que Ruptura –tras haber aguantado tanto– ya no tenía razones para estar en ese gobierno y tú en una secretaría.
¿Recuerdas aquel 28 de enero de 2011 en el garaje donde Ruptura hacía sus conversatorios? Tú estabas en la mesa con María Paula Romo, Juan Sebastián Roldán y Norman Wray para informar que dejaban el gobierno. ¿Por qué? Porque Ruptura no iba a tolerar que Correa haga una consulta para meter la mano a la Justicia. Aquel propósito se convirtió –según dijeron– en la gota que hizo desbordar el vaso. Eso significa que el vaso estaba lleno y que Ruptura –tras haber aguantado tanto– ya no tenía razones para estar en ese gobierno y tú en una secretaría.
Un año y pico más tarde tú volviste al gobierno. Correa te dio un cargo. Quizá la oportunidad sea propicia para que cuentes al país qué cosas tan buenas hizo en ese lapso el correísmo que te llevó a considerar errada la decisión de dejarlo. Y que borró por completo las críticas que tus compañeros de movimiento hacían internamente.
Quizá sea el momento de informar por qué tú, que venías de Ruptura, nunca dijiste nada sobre las persecuciones, la opacidad administrativa, la corrupción que ya ustedes percibían. ¿Acaso Juan Sebastián Roldan no investigó a los Alvarado cuando estaba en la Secretaría de Transparencia? Es un ejemplo, pero hubo otros. Nada dijiste del autoritarismo, de los concursos amañados, de las trampas hechas en el CNE, de esos compañeros tuyos de gobierno que, en Guayaquil, Cuenca o Quito, cambiaron de barrio y de estatus social. ¿Qué dijiste del sexismo de Correa, tú que ahora tratas al pelagato Pallares de machista por haber recordado lo que Vicuña hizo contra Martha Roldós? ¿O tan poco te importan los derechos de las mujeres que no están de tu lado?
Quizá sea el momento de informar por qué tú, que venías de Ruptura, nunca dijiste nada sobre las persecuciones, la opacidad administrativa, la corrupción que ya ustedes percibían. ¿Acaso Juan Sebastián Roldan no investigó a los Alvarado cuando estaba en la Secretaría de Transparencia? Es un ejemplo, pero hubo otros. Nada dijiste del autoritarismo, de los concursos amañados, de las trampas hechas en el CNE, de esos compañeros tuyos de gobierno que, en Guayaquil, Cuenca o Quito, cambiaron de barrio y de estatus social. ¿Qué dijiste del sexismo de Correa, tú que ahora tratas al pelagato Pallares de machista por haber recordado lo que Vicuña hizo contra Martha Roldós? ¿O tan poco te importan los derechos de las mujeres que no están de tu lado?
Por lo visto no solo dejaste a Ruptura para volver al correísmo. Olvidaste por completo los debates que, antes de que llegue Correa a Carondelet, hacías con tus amigos. Allí ustedes hablaban de hacer política con principios. Ahora retuiteas a los troles que atacan a aquellos que siguen haciendo preguntas incómodas al poder. Es tu derecho. Los tuits hablan de sus autores. Y en este caso, el tuyo indica que ya no eres lo que al parecer fuiste.
Cordialmente,
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