Después de tanto dolor, este grillete ni me va ni me viene
Fernando Villavicencio lleva un grillete en su tobillo izquierdo desde el miércoles de esta semana. Se lo colocaron, bajo protesta, como medida sustitutiva a la prisión preventiva que le dictó la justicia de Correa que lo acusó perversamente de divulgar correos de la Presidencia. Tras 48 horas de llevar ese aparto, 4Pelagatos charló con él en su domicilio en Quito:
Lo primero que me vino a la mente cuando tomé la decisión de ponerme el grillete: recordé un poema de Bertolt Brecht en el cual un ciudadano recorre el mundo con un ladrillo bajo el brazo para enseñar cómo era su casa. El grillete lo siento en mi tobillo izquierdo como un símbolo del color, el tamaño y el sentido de la Justicia de Ecuador. Es decir, la profunda injusticia en Ecuador. Cada día mientras se recarga este grillete, aprovecho para escribir. Le saco partido a mi condición sedentaria. Ahora estoy haciendo una nota sobre el campo Auca.
¿Por qué decidí aceptar el grillete? Por un pedido de mi defensa, de organizaciones sociales y también de mi familia. No he jugado fútbol desde hace meses con mi hijo pequeño y por eso pedí que me pongan el grillete en el tobillo izquierdo: soy derecho. Voy a aprovechar esta coyuntura para poder defenderme en libertad y para poder completar una serie de trabajos de investigación y formalizarlos con mi firma en la institución que me persigue. El fiscal que hoy me acusa tendrá que investigar cerca de una veintena de expedientes que pensamos presentar los próximos meses.
Este grillete es un estigma: lo voy a llevar para decir que en Ecuador el periodismo hoy escribe con grillete chino. Lo que más me duele es que, después de haber investigado tanto negociado chino, me hayan puesto un grillete de ese país.
Los que me persiguen, monitorean el grillete: sin duda fui de los primeros ecuatorianos en sentirme gratamente sorprendidos de poder escuchar un discurso lleno de voluntad de cambio por parte del presidente Moreno. Digo del Presidente, no de su gobierno infestado de correísmo. Piensa que este grillete está siendo controlado por el ministerio de Justicia donde están los alfiles más recalcitrantes del correísmo ideológico y judicial. Quien me está monitoreando es la jueza Lucy Blacio que archivó, por pedido de Galo Chiriboga, el más importante caso de corrupción que he investigado, Palo Azul. Fue ella quien nos sentenció a 18 meses de prisión por supuestas injurias. Allí está Rosana Alvarado que es el parietal izquierdo del correísmo. Y está Diego Racines, ex abogado de Alexis Mera, ex abogado de Petroecuador y defensor de Alex Bravo. Él estuvo y fue parte del allanamiento a mi casa en la navidad de 2013.
Este grillete ni me va ni me viene: después de vivir seis años de persecución, después de días y noches esperando con mi familia a qué hora tiraban abajo la puerta, después de centenares de días temiendo que algo te pase en la calle; después de haber escuchado amenazas y testimonios de los propios agentes de la policía sobre las cosas impensables que preparaban en mi contra, después de haber saboreado la solidaridad de la profundidad de la selva en Sarayacu, después del exilio en Lima y de haber compartido el periodismo en ese país, después de saber que mi familia se ha multiplicado por miles de apellidos; después de haberme quedado sin empleo y de ver que mis familiares que trabajaban en el sector público fueron despedidos por el solo hecho de llevar mi apellido; después de tanto dolor, este grillete ni me va ni me viene.
Me siento orgulloso, a pesar del grillete: no creo que haya un caso similar al mío. Una extraordinaria combinación de venganza y de odio por parte del poder. Y sin embargo me siento orgulloso. En lo que he hecho por este país, que es poco, hay miles de personas que han aportado. No me he inventado los datos y la información, no he entrado por la ventana de una empresa pública a robarme los documentos, no he hakeado. Es la gente de esas empresas que me han procurado la información. Personas anónimas que tanto como periodista como ciudadano guardaré en la más profunda reserva.
Me siento orgulloso también porque aprendí a jugarme la libertad. Porque hay gente que puede huir arrastrándose y hay gente que escapa porque tiene alas. Desde hace una década, el correísmo intentó ponerme sus garras encima. Correa, Glas y la cúpula del correísmo hicieron lo posible para apresarme, para condenarme: yo les derroté. Yo soy un ser libre; ellos están presos.
Me siento orgulloso también porque aprendí a jugarme la libertad. Porque hay gente que puede huir arrastrándose y hay gente que escapa porque tiene alas. Desde hace una década, el correísmo intentó ponerme sus garras encima. Correa, Glas y la cúpula del correísmo hicieron lo posible para apresarme, para condenarme: yo les derroté. Yo soy un ser libre; ellos están presos.
Un grillete contra el periodismo: entiendo que por dos ocasiones, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, en los dos últimos meses, ha solicitado al gobierno del presidente Moreno respuestas precisas sobre la ratificación de orden de prisión preventiva y sobre el grillete. Imponer un grillete a un ciudadano es algo infamante, pero mucho más a un periodista porque este proceso es en contra del ejercicio pleno del periodismo. Aspiro a que en noviembre, la CIDH emita las medidas cautelares y tengo la esperanza de que el gobierno dé ese giro, en el tema de los DDHH, y las acepte. Ese es el gran salto que podría dar el gobierno del presidente Moreno para desligarse definitivamente del correísmo: reconocer las medidas cautelares y reconocer la CIDH.
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