¿Quién le entiende, Presidente Moreno?
Hace menos de tres meses, Presidente Moreno, al presentar la proforma presupuestaria para 2017, usted habló de una situación económica “crítica” y dijo que las “decisiones que se tomaron (durante el gobierno de Rafael Correa) no fueron debidamente mesuradas y se puso al límite la sostenibilidad de nuestra economía”. Con semejante amonestación pública, cualquiera hubiera pensado que las personas que manejaron la economía en el gobierno de Correa y que usted decidió mantener en su equipo económico hubieran, aunque sea por pudor, dado un paso al costado. Pero no se sintieron aludidos y usted, acaso para no abrirse otro frente en su movimiento político, tampoco les pidió la renuncia.
Dada la opacidad con que se manejaron algunos temas económicos durante la anterior administración, principalmente los relacionados con la deuda pública (usted mismo tuvo que transparentar esas cifras), la decisión de mantener a esos funcionarios podía justificarse en la necesidad de que ellos mismos le presentaran la verdadera situación de la economía. Lo cierto, Presidente, es que han pasado casi cinco meses desde su posesión y ahí siguen: Patricio Rivera, acaso la figura más visible del anterior equipo económico, ya que fue ministro coordinador de Política Económica y ministro de Finanzas, es ahora su consejero en materia económica; Diego Martínez, que fue gerente del Banco Central (durante su gestión se entregaron créditos a Finanzas por miles de millones de dólares) y también ministro coordinador de la Política Económica es su representante ante la Junta de Política y Regulación Monetaria y Financiera (y se menciona que podría ir a BanEcuador); Leonardo Orlando se mantiene como director del SRI; Verónica Artola, quien ocupó altos cargos en el Banco Central en los últimos años (es decir, cuando ya era utilizado por el Ministerio de Finanzas como su principal prestamista), es ahora la gerente de la institución; incluso Carlos de la Torre, actual ministro de Economía y Finanzas, además de haber sido un férreo defensor de las decisiones económicas del anterior gobierno (esas que usted dice que pusieron al borde del abismo a la economía del país), aparece en los registros del Banco Central como asesor de la Gerencia desde inicios de 2016hasta que ocupó su actual cargo.
Como era de esperar: si la economía quedaba a cargo de las mismas personas que la manejaron durante buena parte de la anterior administración, las medidas que tomaran iban a ser similares. En realidad, Presidente, lo llamativo hubiera sido que ocurriera lo contrario. Y así estamos: con un Presupuesto General del Estado para 2017 en el que, al igual que durante los últimos años, se sobrestimaron groseramente los ingresos para subestimar el déficit (¿sabe usted, Presidente, que según el Presupuesto que preparó su equipo económico los ingresos de este año iban a ser 11% mayores que los de 2016 pero hasta septiembre han crecido menos de 1% y el déficit, en vez de reducirse, ha crecido en más del 20%?); con un Banco Central que sigue siendo utilizado para cubrir las urgencias de liquidez del Ministerio de Finanzas (¿está usted al tanto de la nueva operación en que se empeñó oro de las reservas a cambio de liquidez? ¿sabe de los $400 millones que el Banco Central le prestó hace pocos días a BanEcuador? ¿le informaron que la semana pasada las reservas internacionales, es decir, los activos líquidos del Central, estuvieron en su nivel más bajo desde enero de 2007 y no alcanzaban ni para cubrir las reservas bancarias privadas?); con medidas improvisadas e inconsistentes que están lejos de solucionar los principales problemas de la economía (poca competitividad, dependencia hacia el gasto público, inviabilidad de las finanzas públicas) y de sentar las bases para un crecimiento económico sostenible (¿o su equipo se dio modos para convencerle de que aumentado el Impuesto a la Renta a las empresas medianas y grandes y subiendo los aranceles se generaría un ambiente propicio para la inversión?). Y lo más grave, Presidente Moreno, se sigue sosteniendo el nivel de gasto a costa de un endeudamiento carísimo: justo hoy (18 de octubre) Ecuador emitió bonos en el mercado internacional por $2.500 millones a un interés cercano al 9%. ¿Sabe usted que eso significa $220 millones anuales sólo por concepto de intereses? ¿No se quejó usted hace poco de que se tenga que destinar al servicio de la deuda lo mismo que a educación, salud, seguridad y defensa juntos? ¿No fue usted el que dijo: “Ahora sabemos que no sólo se gastó en demasía, sino que nos endeudaron. Si seguimos por la misma senda, hipotecaremos el futuro del país”?
Seguramente, Presidente, para convencerle de que vamos por buen camino, su equipo económico le dirá que la emisión de bonos tuvo una alta demanda y que eso es una clara muestra de confianza en el manejo de la economía (obviamente la demanda por unos bonos que pagan un interés dos y hasta tres veces mayor que el que ofrecen los países vecinos iba a ser alta; si en realidad hubiera confianza, el rendimiento de las emisiones de Ecuador sería mucho más bajo) o le presentarán las últimas cifras de crecimiento económico de los últimos trimestres (sin mencionarle que ese crecimiento respondió al insostenible aumento del gasto público y no a un repunte de la inversión, que por el contrario sigue cayendo). O tal vez salgan con el argumento de la caída en el desempleo. En ese caso, por favor dese el tiempo para revisar el último reporte de mercado laboral del INEC y verificar usted mismo que en la actualidad apenas 4 de cada 10 ecuatorianos que trabajan o están disponibles para hacerlo lo hacen en condiciones adecuadas, que la informalidad está en niveles máximos y que ha caído el porcentaje de trabajadores afiliados al IESS. Esas son las cifras que realmente importan y donde se refleja el éxito o el fracaso de un modelo económico.
Muchas personas vaticinan que las medidas para enfrentar realmente la situación económica vendrán después de la consulta popular, porque pueden tener un alto costo político. En realidad, Presidente, nadie espera un paquetazo salvaje ni le recomienda llevarlo a cabo. Lo que se pide es un plan para ir ordenando GRADUALMENTE las finanzas públicas y generando las condiciones para que el sector privado recupere algo de competitividad y se sienta motivado a invertir (y así se constituya en el motor de la economía, como usted espera). Y eso, Presidente, con el actual equipo económico, que es el que nos trajo a la situación actual, que insiste en las medidas de los últimos años y que no genera confianza ni afuera (por eso nuestra deuda es tan cara) ni adentro del país (pregunte a los empresarios), parece muy difícil.
José Hidalgo Pallare
No hay comentarios:
Publicar un comentario