Shot: Maleducados y malcriados
Si acordamos que en la crianza está la formación de valores éticos y morales, entonces como sociedad devota, deberíamos estar muy preocupados por la corrupción rampante e indetenible. Aterrarnos del mal trabajo parental que hacemos, cuando la violencia y el abuso son cosa normal y cotidiana en el Ecuador.
16 de octubre del 2017
POR: Fanny Zamudio
Chef. Escritora.
¿Será en la casa, en la escuela o en la iglesia que aprendemos que si uno es muy listo puede ir preso con cargo a vacaciones?
Si acordamos que en la crianza está la formación de valores éticos y morales, entonces como sociedad devota, deberíamos estar muy preocupados por la corrupción rampante e indetenible. Aterrarnos del mal trabajo parental que hacemos, cuando la violencia y el abuso son cosa normal y cotidiana en el Ecuador. Desde el acoso escolar, hasta la violencia intrafamiliar, el femicidio imparable, o la inseguridad rampante, nos indican severas grietas en lo que creemos nuestro “sistema de valores”.
Si acordamos que la educación es el ámbito de lo social, entonces debemos prenderle fuego a un sistema educativo que solamente enseña a subordinar o ser subordinado, donde se cultivan atrocidades y se perfecciona la mediocridad. Anacrónico, represivo y repetitivo; el modelo educativo se expresa, más temprano que tarde, en nuestra calidad política. Estamos malcriados y maleducados. No somos el resultado de la contradicción entre los ámbitos familiar y escolar, somos la trágica suma de ambos.
Si acordamos que en la crianza está la formación de valores éticos y morales, entonces como sociedad devota, deberíamos estar muy preocupados por la corrupción rampante e indetenible. Aterrarnos del mal trabajo parental que hacemos, cuando la violencia y el abuso son cosa normal y cotidiana en el Ecuador. Desde el acoso escolar, hasta la violencia intrafamiliar, el femicidio imparable, o la inseguridad rampante, nos indican severas grietas en lo que creemos nuestro “sistema de valores”.
Si acordamos que la educación es el ámbito de lo social, entonces debemos prenderle fuego a un sistema educativo que solamente enseña a subordinar o ser subordinado, donde se cultivan atrocidades y se perfecciona la mediocridad. Anacrónico, represivo y repetitivo; el modelo educativo se expresa, más temprano que tarde, en nuestra calidad política. Estamos malcriados y maleducados. No somos el resultado de la contradicción entre los ámbitos familiar y escolar, somos la trágica suma de ambos.
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