Moreno dinamita al correísmo en los medios públicos
Lenín Moreno no quiere dar puntadas sin dedal. Ya le pegó un bazucazo al mito correísta de la economía boyante y ahora va a dinamitar toda la política de comunicación de su antecesor, cambiando a las cabezas de los medios públicos y reuniéndose con los dueños de los medios privados. Todo en menos de 24 horas.
Lenín Moreno ha movido sus alfiles para dar un remezón en el conglomerado de los medios públicos, que durante diez años habían sido centro de operación de la propaganda correísta y del acoso a los medios y periodistas críticos. El martes 11 de julio, Andrés Michelena, uno de los hombres más cercanos a Moreno y quien ha manejado su comunicación durante años, se reunió con los gerentes y jerarcas de los medios públicos y les comunicó la noticia: desde ahora él decidirá las cosas por allá, como gerente general de todos los medios públicos. De lo que 4Pelagatos sabe, de esa reunión quedó en claro que Xavier Lasso saldrá de Ecuador TV y que Munir Massuh ya no será gerente general de Empresa Pública ‘Medios Públicos EP. La decisión incluye sacar a Orlando Pérez de El Telégrafo. Se sabe que luego vendrá un proceso de reformas administrativas y de política editorial en el interior del sistema de medios públicos y que a otras figuras del aparato mediático correísta se les pedirá igualmente la renuncia.
Pero, el remezón en los canales públicos no fue una iniciativa aislada. El miércoles 12 de julio al mediodía, Moreno convocó a Carondelet a los dueños de los medios tradicionales con quienes estuvo reunido hasta cerca de las 15:00. Se trata de la primera vez en diez años que los medios de comunicación son convocados al Palacio de Gobierno. Mientras Rafael Correa era presidente, la política oficial con los medios era de mantenerlos alejados. Como enemigos. Aunque el contenido de la reunión se mantuvo en reserva, el simple hecho de que se haya producido la invitación es altamente significativo y es otro de los gestos de Moreno que lo diferencia del estilo de su antecesor.
La decisión de Moreno de tomarse los medios públicos y de dialogar con los privados se produce en uno de los momentos más calientes de la crisis política en el interior del movimiento Alianza País: cuando el ex presidente Rafael Correa y sus más incondicionales aliados incrementaron sus críticas a Moreno por sus recientes iniciativas de diálogo con la oposición y los sectores sociales; entre ellos, el movimiento indígena.
La decisión de administrar los medios públicos venía cocinándose desde hace semanas en el alto gobierno de Moreno. Pero la reunión de Michelena con los gerentes de esos medios se produjo pocas horas después de que Moreno hiciera, por primera vez, una crítica al manejo económico del gobierno de Correa. Moreno, además, dijo que finalmente se respiraba libertad en el país y que “toda la gente va a ir abandonando ese comportamiento ovejuno”.
Tras el 24 de mayo, los medios públicos quedaron como una parcela de poder al servicio de Rafael Correa. Cuando aún era presidente, él emitió un decreto para fusionar al diario El Telégrafo con los otros medios públicos de forma tal que la directiva de ese diario se quedó con el mando de todo el conglomerado de medios administrados por el gobierno. En El Telégrafo estaba ubicado el grupo de personas más incondicional y de la absoluta confianza de Fernando Alvarado, el operador de la propaganda y de la comunicación durante el correato.
4Pelagatos logró establecer que las tensiones en el conglomerado de medios llamados públicos empezaron poco después de la salida de Correa del poder. Por un lado había gran inconformidad de algunos directivos por la presencia de Orlando Pérez, que nunca dejó de trabajar en El Telégrafo a pesar de que haber sido condenado a 18 días de prisión por haber golpeado a una mujer. Para los círculos más cercanos a Moreno, el hecho de que Pérez continuara dentro del sistema de medios públicos era un asunto que no le hacía bien a la imagen del nuevo gobierno.Pérez incluso hizo una entrevista a Correa para un programa que tiene en Telesur, horas antes de que el ex presidente saliera del país; entrevista que fue divulgada primero en Facebook y el martes 11 de julio a las 20:00 en la señal abierta de ese canal del chavismo. Las tensiones eran tan grandes que el 5 e julio, día de la transmisión de la entrevista que Javier Lasso hizo al ex presidente Correa en Ecuador TV, hubo llamadas desde Carondelet para que no se la difunda en la señal abierta de ese canal ni en las redes sociales de los medios del gobierno. La agencia Andes, por ejemplo, interrumpió la difusión de la entrevista en su cuenta de Twitter cuándo ésta aún no había concluido.
Con esta decisión, se pone fin al reinado de los operadores que ahí había dejado Fernando Alvarado quien seguía manejando el aparato mediático del gobierno incluso cuando ya no era Secretario de Comunicación, sino Ministro de Turismo. El conglomerado de medios no solo fue uno de los puntales de la política de comunicación y propaganda del Gobierno: tuvo un profundo significado político porque sirvió para satanizar los medios privados y acosarlos, al igual que a los periodistas. Montó programas cuyo objetivo era atacar a opositores y, sobre todo, a periodistas críticos como el programa “Desenmascarando”. Muchas veces estos medios coordinaban con el canal chavista Telesur para divulgar ataques a periodistas, como aquel que reportaje en el que se acusaba a periodistas de recibir dinero de la CIA, incluidos los 4 pelagatos. Los medios como la agencia Andes y El Telégrafo, publicaron sin beneficio de inventario una nota sobre ese reportaje dándole la más absoluta credibilidad.
La invitación a los propietarios de los medios de comunicación a Carondelet es, asímimismo, un golpe fulminante a uno de los cimientos de la cultura política del correato. Rafael Correa dijo varias veces que sus peores enemigos eran los medios privados y declaró, incluso, que eran un problema “planetario”. Su gobierno articuló incluso una campaña internacional alrededor del tema e hizo del combate y el ataque a la prensa privada, a la que llamó mercantilista, un estandarte político.
Moreno se distancia de ese discurso. Y ha dado dos golpes consecutivos a quienes lo profesan, quitándoles a los más radicales el manejo de los medios públicos y tendiendo la mano a los medios privados.
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