"Las imágenes del poder deben sustentarse en la memoria": Hugo Burgos
El decano de posgrados de la Universidad San Francisco de Quito analiza la polémica por los retratos oficiales en el país. En su opinión, las imágenes del poder se sustentan en una determinada propuesta ideológica y valórica, y desplazar ciertas imágenes puede dar indicios de afanes de cambio político.
03 de julio del 2017
REDACCIÓN PLAN V
Hugo Burgos
Es Ph.D. Media Studies por The University of Iowa, EE.UU.
M.A. Television Radio Film Production. Newhouse School of Communication, Syracuse University, New York, EE.UU.
Ingeniero en Electrónica y Sistemas de Control. Escuela Politécnica Nacional, Quito, Ecuador. Fue decano del Colegio de Comunicación de la Universidad San Francisco de Quito.
Ingeniero en Electrónica y Sistemas de Control. Escuela Politécnica Nacional, Quito, Ecuador. Fue decano del Colegio de Comunicación de la Universidad San Francisco de Quito.
¿Se puede rastrear el origen de la representación del poder por medio del retrato del jefe de Estado?
Analizando esto desde una perspectiva histórica y filosófica, creo que no es relevante encontrar el origen del primer estado que usó este tipo de retratos. Creo que hay que remitirnos a las nociones de democracia representativa, en la que las personas son una representación del sistema político. La historia podría remontarse hasta el medioevo, Habermas analizó la tranformación de la esfera de opinión pública y la representación del poder por medio de las imágenes. No existe identificación sin representación, como por ejemplo, en los símbolos con los que se identifican los hinchas de un equipo de fútbol. En política tenemos conceptos abstractos como libertad, democracia, socialismo, y esos conceptos se concretan por medio de imágenes y representaciones. En los sistemas democráticos, quienes nos representan en lo político también condensan el paradigma político. Por eso hay líderes que han sido embalsamos como Evita Perón o Lenin, siempre en la idea de presentar el cuerpo y las ideas que condensa. El origen está en el carácter de lo público, ligado a una noción de poder. Esas imágenes representan una opinión pública de poder y de ideales abstractos.
En la mayoría de países occidentales es común el retrato del jefe de Estado en las oficinas públicas. ¿Dónde está la frontera entre esa representación oficial y el culto a la personalidad?
Las representaciones solo existen por medio de discursos. En ese debate se ve un cambio de discurso, y cómo la imagen del ex presidente se convierte en la representación de un cambio de discurso, frente al que hay un cambio. Las imágenes están atravesadas por la coyuntura del momento, y está cambiando en este momento el discurso sobre el poder y el Estado.
"En ese debate se ve un cambio de discurso, y cómo la imagen del ex presidente se convierte en la representación de un cambio de discurso, frente al que hay un cambio".
El ex presidente Correa era la cara visible de un aparato de propaganda de masas. ¿Es tan importante su retrato o era más bien que él era el eje de esa operación política?
Pienso que no se debe perder de vista que el retrato es importante en la medida en que logra condensar el sistema de discurso, las imágenes no valen sino hay un sustento discursivo sobre ellas. La publicidad no nos jala sin un sistema que haga que funcione. Correa era la cabeza de ese aparato ideológico, con un tramado sofisticado de medios y de discursos. El retrato es la condensación de ese entramado y de cómo se dio un culto a la personalidad. Al desplazar el retrato no se desplaza al líder, sino un sistema de discursos. Al reemplazar esa imagen por otras, sin ese entramado, no tendran sentido. Con la imagen de Alfaro, la Revolución ciudadana creó un discurso, habrá que ver si, por ejemplo, se mantiene esa percepción con el cambio de Gobierno. Con el cambio de retratos se quiere posicionar nuevas ideas.
¿Qué mensajes se pueden mandar con los nuevos retratos? ¿Qué criterios debería haber al respecto?
Mal puedo dar un criterio, la nación se reinventa de manera constante. Se busca una escencia que no tenemos, si vemos la historia de la bandera del Ecuador es un recorrido por varias coyunturas, hasta que finalmente quedamos con la que tenemos. Creo que es interesante cómo se plasma y materializan estos sistemas ideológicos por medio de retratos. Al mismo tiempo, no hay ninguna garantía de que estas nuevas imagénes funcionen y tengan sentido o profundidad.
¿Hay algún indicio de que se está trabajando ese aparataje ideológico?
Es un recorrido de mediano y largo aliento. Si esta campaña subsiste será porque fue realizada de manera estratégica, relacionada con la memoria nacional, y tendrá que materializarse en cuestiones educativas, de divulgación y veremos qué ocurre en el futuro con estas nuevas imágenes. A veces se habla de la saturación que causa la publicidad, y se debe a que no hay garantía de que las campañas sean efectivas, lo mismo puede ocurrir con los gobiernos.
"Si esta campaña subsiste será porque fue realizada de manera estratégica, relacionada con la memoria nacional, y tendrá que materializarse en cuestiones educativas, de divulgación y veremos qué ocurre en el futuro con estas nuevas imágenes".
En lo político, se cuestionó la presencia abrumadora de Correa en todos los ámbitos. ¿Gestos como éste pueden apuntalar el mensaje de que hay una nueva forma de hacer política y ejercer el poder?
Está cambiando esa representación del poder. Hubo una foto del ex presidente sobre un jeep militar en una pose de poder, pero ahora estamos yendo hacia otra representación del poder, que es una evidencia de que podría haber vientos nuevos, aunque las transformaciones en otros ámbitos sigan pendientes. Es un juego en el que vemos un mensaje de cambio.
El autoritarismo no lo patentó Correa, pues hay en la sociedad ecuatoriana elementos cotidianos de formas de ejercer el poder de manera impositiva. ¿Hasta qué punto Correa solo usó ciertos elementos de la mentalidad nacional a su favor?
Aunque hay pocas imágenes, ha habido figuras poderosas del pasado, como un Velasco Ibarra en el balcón. O en Abdalá Bucaram inmerso en la cultura popular costeña. La representación del poder en una sola persona es una idea medieval, que viene desde el señor feudal, y muchos de nuestros políticos recurren a esa imagen, la de la mano dura. Hay que buscar los orígenes del populismo en estos rasgos sociales.
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