La mesa no estaba servida: en 6 días ya deben dos mil millones más
La mesa no quedó servida como aseguraba hasta horas antes de dejar el poder el ex presidente Rafael Correa y todo su coro de áulicos. Hoy martes 30 de mayo, con la noticia de que el Ecuador tuvo que contratar dos mil millones de dólares adicionales de deuda, llegó la certificación de que esa afirmación era una enorme y descarada mentira. El Ecuador está, en efecto, en una situación financiera tan angustiosa y desesperada que no pasaron ni 6 días de inaugurado el gobierno y ya fue necesario recurrir a más deuda para que el Estado no se paralice y el país pague las consecuencias.
La información del Ministerio de Finanzas y de algunas agencias internacionales dice que la colocación de bonos en Nueva York se hizo en dos tramos de mil millones. El primero a seis años plazo con una tasa de interés del 8,75% y los otros mil millones a diez años plazo con tasas del 9,62%. Se trata de la segunda colocación de bonos de deuda por parte del Ecuador en lo que va del año, dice diario El Universo. La primera fue en enero del 2017 por 1 mil millones, con un plaza hasta el 2026 y con una tasa de 9,12%, mientras que Petroecuador emitió luego en abril bonos por 335 millones de dólares.
Si Ecuador se vio obligado, apenas seis días después de tomar posesión el nuevo gobierno, a contratar una cifra tan grande de deuda, confirma Correa se fue dejando al país prácticamente en quiebra y no, como llegó a decir poco antes de la transición, “en franco crecimiento”. La cifra revela, de acuerdo a expertos como Vicente Albornoz, que el hueco heredado es “enorme” y aquello responde al modelo de Estado que se instaló durante los diez años del gobierno de Correa. No se trata de 300 millones ó 500 millones para salir del paso, sino de una cantidad que habla de la terrible crisis fiscal que atraviesa el país.
La noticia de los dos mil millones de dólares tiene un efecto adicional: coloca al gobierno de Lenín Moreno en una peculiar e incómoda situación pues sus autoridades tendrán que afrontar, tarde o temprano, la disyuntiva de transparentar la verdadera situación de la economía del país. Al tratarse de funcionarios que fueron parte del gobierno de Correa o defensores al ultranza del mismo, como el caso del nuevo ministro de Finanzas Carlos de la Torre, la decisión es, al menos, incómoda. ¿Cómo salir a decir al país que las cosas no estaban funcionando bien y que sin más endeudamiento el Estado no puede funcionar?
El tema este nuevo tramo de deuda constituye, sin duda, un empujón más hacia una inevitable y necesaria ruptura que la administración Moreno tendrá que hacer con ciertos enunciados sagrados del correísmo, según los cuales el actual modelo de Estado es el correcto y el que más conviene al país. “Tendrán que decir que no dejaron la mesa puesta”, sostiene Albornoz quien asegura que el déficit de marzo alcanza la escalofriante cifra de 1 250 millones de dólares.
La noticia también obligará al nuevo gobierno a pensar, ahora sí con seriedad y sin retórica, en cómo hará una auténtica y eficaz operación de recorte de gasto público. Aparentemente el recorte en obras públicas ya no es suficiente y se hace necesario entrar a disminuir el tamaño del Estado. Esto implicará una ruptura con el modelo correísta de gasto público que fue defendido a capa y espada durante la década y con particular énfasis en los últimos años. Los dos mil millones de dólares contratados durante la primera semana de la Presidencia de Lenín Moreno tendrán, sin duda, consecuencias que muchos dentro del Gobierno hubieran querido evitar.
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