Las cifras que evidencian el desencanto frente al correísmo
Dos recientes encuestas confirman que siete de cada diez ecuatorianos no cree en la palabra del presidente Rafael Correa y rechaza su gestión. Al mismo tiempo, la población encuestada evidencia una visión pesimista sobre la situación del país y su futuro. El consultor político Ricardo Cobo analiza la tendencia.
04 de abril del 2016
REDACCIÓN PLAN V
Los resultados son similares en ambos estudios. Tanto la encuestadora Cedatos, de Polibio Córdova, cuanto la firma Market, de Blasco Peñaherrera, han encontrado respuestas similares entre sus encuestados. En definitiva, se estima que por lo menos siete de cada diez ecuatorianos tiene una visión pesimista sobre el futuro del país y su situación actual, y, al mismo tiempo, ha perdido la confianza en la palabra del presidente Rafael Correa y en su gestión al frente del Gobierno.
En efecto, una encuesta de la firma Market, realizada en marzo de 2016, con 380 encuestas en Quito y un número igual en Guayaquil, cuya ficha técnica le da una confiabilidad del 95%, realiza un diagnóstico del ánimo de la población y de sus percepciones sobre la situación actual.
60%
de los encuestados mantiene su confianza en los medios privados de comunicación.
Según el estudio de Market, el 76% de la población cree que las cosas han empeorado en el país, lo que significa 22 puntos más que hace dos años. El 38,3% cree que el desempleo es el principal problema del país, mientras que el 78.4% confiesa que su situación personal ha empeorado.
El 28.3% de los consultados por Market afirmó que el desempleo es el problema que más le complica la vida. Mientras que el 74% cree que la situación económica de su familia, con relación al año pasado ha empeorado. Al mismo tiempo, un 85% afirma que el costo de la vida ha subido.
Este diagnóstico pesimista sobre la situación del país se repite en la respuesta de los encuestados sobre si la situación del país mejorará en el futuro: el 77% piensa que no.
Este diagnóstico pesimista sobre la situación del país se repite en la respuesta de los encuestados sobre si la situación del país mejorará en el futuro: el 77% piensa que no.
Otro aspecto interesante en la encuesta de Market tiene relación con el empleo. Un 57% de los encuestados afirma no tener empleo fijo, y un 60% tiene un familiar que ha perdido su trabajo.
Con relación al gasto público, entre el 68 y el 70% de los encuestados cree que se debe destinar más dinero a salud y educación y más del 70% estiman que se deben gastar menos en sabatinas, burocracia, viajes y en la publicidad oficial.
Sobre la crisis económica, el 91% piensa que el país está en crisis, mientras que el 43% sostiene que la causa es el mal manejo de la economía. El responsable de la crisis es, para el 67% de los encuestados de Market, el presidente Rafael Correa como cabeza del Gobierno.
El 33% de los entrevistados por Market cree que un nuevo Gobierno podría ser la salida a la crisis.
Las cifras de Cedatos
Esta situación de pesimismo aparece también en el estudio realizado, a nivel nacional, por Cedatos. La ficha técnica de esa encuesta precisa que se realizó en 23 provincias, con entrevistas a 2.122 personas de 16 y más años, en áreas urbana y rural, cerrada al 20 de marzo de 2016, un nivel de confianza 95%; y un margen de error: + / - 3.4%.
Según el informe de la encuestadora, "hace un año el 56% de los ecuatorianos opinaron que el país va por buen camino, ahora esta opinión ha bajado al 29%. El desenvolvimiento observado a lo largo de los últimos meses ha hecho que el optimismo de los ecuatorianos decaiga del 47% al 29%. El pesimismo pasó del 24% al 39%, en tanto que el 21% dice que las cosas seguirán igual que siempre, sin que se vislumbre un cambio inmediato que mejore la situación de las familias ecuatorianas. El 11% prefirió no opinar al respecto".
Cedatos dice también que "los problemas económicos agregan el 60% de las preocupaciones de los ecuatorianos; especialmente la situación del país y de las familias con una marcada insuficiencia de recursos (32%); sigue lo concerniente al desempleo cuya incidencia pasó del 21% al 28% en los últimos seis meses. A la problemática económica y del desempleo se suma la preocupación por la inseguridad y la violencia con un 19% de la problemática total".
La encuestadora de Polibio Córdova afirma que "cuando Cedatos pidió a los ecuatorianos decir en una palabra cómo se sienten respecto de la situación actual y futura que vive el país, respondieron: Preocupados, inciertos, tristes y frustrados: 57%; optimistas, esperanzados y entusiastas: 39%. El 4% se mostró indiferente".
Según Cedatos, "en el mes de octubre del 2015, el 73% de la población mencionó que el país necesitaba de cambios, cincos meses después, este indicador subió 8 puntos, con el 81%".
La necesidad de un cambio también se ve reflejada en el estudio: "en el mes de octubre del 2015, el 73% de la población mencionó que el país necesitaba de cambios, cincos meses después, este indicador subió 8 puntos, con el 81%".
La valoración de Rafael Correa
Al mismo tiempo que cae el optimismo en el país, lo hace también la credibilidad del presidente Rafael Correa. Según el estudio de Market, el 72% de los encuestados ya no cree en la palabra de Correa. Al 68% de los encuestados de Market le desagrada el presidente, y un porcentaje similar cree que ha hecho mal las cosas.
Con respecto a la personalidad del mandatario, las afirmaciones positivas se refieren a aspectos como su astucia y capacidad de liderazgo, al tiempo que evidencian desencanto en aspectos como su credibilidad, su conocimiento de los problemas de la gente, su capacidad de generar esperanza o de solucionar los problemas del país.
Un 69.3% estima que el presidente ha hecho un mal manejo de la economía y una cifra similar cree lo mismo sobre la lucha contra la inseguridad, la corrupción o la generación de empleos.
Un 74%
califica como mala la gestión de la presidenta de la Asamblea Nacional Gabriela Rivadeneira: 77.1% de quienes la critican son mujeres.
La credibilidad de otros jerarcas del correísmo, como el vicepresidente Jorge Glas o la presidenta de la Asamblea, Gabriela Rivadeneira, también es baja: en el caso de Glas no le creen el 68% y a Rivadeneira tampoco le creen el 68% de los encuestados. Un 74% califica como mala la gestión de la presidenta de la Asamblea Nacional: 77.1% de quienes la critican son mujeres.
En el caso del ministro de Defensa, Ricardo Patiño, se considera que su gestión ha sido mala en un 68% tanto en la Cancillería cuanto en su actual cartera.
La credibilidad de las instituciones
Con relación a la credibilidad de las instituciones, las mejor evaluadas son la Iglesia Católica con un 82%, seguida de las Fuerzas Armadas (74%), la Policía Nacional (65%), y los medios de comunicación privados (60%). En contraste, las instituciones peor evaluadas son la Asamblea Nacional (26%), la Función Judicial (35%) y los medios de comunicación del Gobierno (38%).
Entrevista. Ricardo Cobo: Consultor político
"Los resultados en democracia se cuentan
en urnas, no en redes sociales"
en urnas, no en redes sociales"
Ricardo Cobo es consultor político y experto en opinión pública.
Varias encuestas evidencian la caída de la credibilidad del presidente Rafael Correa. ¿Cómo interpretar este fenómeno?
He trabajado durante 25 años en medición de opinión pública. En las encuestas se ve que la diferencia es de siete a tres. Están en una etapa crítica, que se puede explicar por la crisis económica, por el desgaste de este Gobierno y por su sobrexposición en medios. Al combinar las tres cosas el Gobierno está en severos problemas, revertir su credibilidad va a ser bastante difícil.
¿Entonces, el 70% ya no le cree a Rafael Correa? ¿El estar ocho años en el poder ha aumentado su desgaste en la percepción del público?
Sí, esa es la relación. A estas alturas va a ser muy difícil remontar esta negatividad. He mencionado tres factores que confluyen: uno de ellos es el desgaste que se ha pronunciado por la crisis. Pero también es un Gobierno que no logró consolidar territorios. Se está midiendo credibilidad y confianza, y en ambos aspectos están cayendo. Podemos ver que se está perdiendo el optimismo, y esto da una perspectiva bastante crítica.
¿La crisis económica detonó el pesimismo de la gente?
El problema de la crisis es que la estamos mirando con anteojeras. No es solamente económica, sino que es una mesa de tres patas: por un lado la crisis del petróleo ha expuesto otras facturas críticas que se han sumado desde algún tiempo atrás. Persiste la crisis institucional, porque ese es uno de los grandes fracasos de este Gobierno y a eso hay que sumar la crisis de representatividad de este Gobierno. Estos tres aspectos de la crisis desembocan en una crisis social, y el panorama es bastante complejo. Hay varios factores que se están sumando a la situación de los precios del petróleo, hay temas sueltos sobre los que no se ha dado respuestas.
¿Qué diferencia hay entre la sobreexposición mediática que usted menciona y lo que se ha llamado el "estado de propaganda" del correísmo?
En efecto, el "estado de propaganda" ha sobreexpuesto al Ejecutivo, y eso significa que los conflictos que se están generando en el plano social apuntan al pecho del presidente, que no tiene intermediarios, por la falta de institucionalidad. Hay una crisis de instituciones, y todos los problemas apuntan al presidente, y la democracia se está midiendo por lo que hace o deja de hacer el presidente. El hiperpresidencialismo, convertir al presidente en una marca, afectó su credibilidad.
"El "estado de propaganda" ha sobreexpuesto al Ejecutivo, y eso significa que los conflictos que se están generando en el plano social apuntan al pecho del presidente, que no tiene intermediarios, por la falta de institucionalidad".
Pero el presidente ha insistido en ser la imagen del Estado y del poder. ¿Se le está volviendo en contra esta estrategia?
Es una debilidad que no se discutió en la Constitución de Montecristi de manera suficiente. Se debilitó el sistema de partidos, que son correas de transmisión para descongestionar conflictos. En este momento debemos sentarnos a discutir una nueva Constitución.
¿Cuál es su percepción sobre las "guerras" en las redes sociales? ¿Es legítimo usar el Twittercomo una especie de termómetro?
En este momento, la política se está acercando y confundiendo con la comunicación. Hay quienes dicen que el marketing político debe hacerse por medio de las redes sociales, pero yo sostengo que la política es en el territorio, es ahí donde están las definiciones, porque los resultados en democracia se cuentan en urnas, no en redes. En Ecuador se está subutilizando las redes, estas tienen un mayor potencial, en las campañas vamos a ver como los candidatos se vuelcan a las redes. Me inclino a pensar que se debe trabajar más en el territorio.
¿Cómo afectarán el pesimismo y el descrédito que reflejan esas encuestas a la coyuntura electoral?
Tenemos un grave problema, que no es que tenemos partidos políticos, solo candidatos. No solo está cayendo la credibilidad del presidente, sino que esto puedo afectar al resto de partidos y de candidatos. En las encuestas se ve que los indecisos eran menos a medida que se acercaban las elecciones, pero hoy es al revés. En este rato lo niveles de indefinición electoral también están por el 70% cuando antes eran del 40%. Esto afecta a todos los partidos y candidatos.
¿Entonces, tampoco hay credibilidad en la oposición?
Por el momento lo que hay es más indecisos. Todo el sistema político está en un efecto dominó, es posible que haya fenómenos como el movimiento de las Banderas Negras de la Shyris, que fue una expresión ciudadana que los opositores no lograron canalizar. Hay una gran cantidad de personas que no encuentran espacio ni en Gobierno ni en oposición. Creo que se debe solucionar el problema democrático en un diálogo nacional.
¿Pero las elecciones están a la vuelta de la esquina, qué puede ocurrir?
Es posible que se elijan representantes sin representatividad, y que entremos nuevamente a una época de gobiernos débiles. Hemos tenido una época de estabilidad, pero al salir Correa, que era el factor de "estabilidad", es posible el retorno de la ingobernalibidad. Es posible que tengamos un gobierno que no sea legítimo. La gobernabilidad se sustenta en legitimidades.
"Es posible que se elijan representantes sin representatividad, y que entremos nuevamente a una época de gobiernos débiles".
Pero ¿la autodenominada "Revolución ciudadana" no logró "ciudadanizar" el sistema político?
Eso no ocurrió en absoluto. Basta ver el desarrollo de la Función de Transparencia, es uno de los poderes más manoseados que hemos tenido, nunca pudo cuajar.
¿Como se inscribe la situación de nuestro país en la crisis de socialismo del siglo XXI en la región?
No me inclino a pensar en matrices internacionales. Se debe hacer una política comparada: en Argentina, Bolivia, Venezuela, Ecuador y Brasil ha ocurrido que hubo un largo periodo neoliberal que destruyó las instituciones y los partidos políticos. Los gobiernos que los sucedieron fueron una respuesta al neoliberalismo y a la destrucción del sistema de partidos. Hugo Chávez fue el caso más concreto, pues en Venezuela estaba fracturado el sistema político. En el Ecuador el periodo de Gutiérrez significó fractura institucional, y la respuesta a eso fue un cuadro emergente, Rafael Correa, que se ha sostenido por las debilidades de la oposición. Hay una falsa ilusión de estabilidad pero podemos volver a ver las fracturas institucionales.
¿Qué debe hacer la oposición en este escenario?
Creo que tiene una sola vía: la crisis demanda una respuesta más allá de las ideologias, los partidos deben reconocer que no tienen legitimidad, deben acudir a la ciudadanía para lograr un acuerdo nacional. Debemos volver a rehacer la República y discutir el carácter de la democracia. No se puede dar respuestas económicas sin solucionar la crisis política.
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