sábado, 23 de abril de 2016

POR: Manuel Vallejo Chávez

Publicado en la Revista El Observador, edición 92 (abril-mayo 2016)

El Vado, historia, tradición y patrimonio
Al hablar de Cuenca, obligadamente debemos referirnos al barrio de El Vado, que nació con la fundación de Cuenca, en el año 1557, caracterizado por una predominante arquitectura colonial y republicana, conocido entre otros oficios tradicionales, como el barrio de las panaderías, razón por la cual ha sido inspiración para poetas, músicos, artistas plásticos, y otras manifestaciones artísticas- culturales.

EL municipio de Cuenca, como resultado de la invitación pública, formulada por la Alcaldía de esta comarca en agosto del año 2015, a fin de que la ciudadanía, participe en cada parroquia en el desarrollo de la misma, en la mesa Socio Cultural, priorizó un proyecto formulado por los vecinos del barrio de El Vado, relacionado con el rescate de la cultura y de los bienes patrimoniales, al que se lo denominó: “Proyecto de Gestion Socio Cultural y Patrimonial para el Desarrollo Integral de la Parroquia”.

En el referido proyecto, se consideró la restauración de las cinco casas patrimoniales de propiedad de la Ilustre Municipalidad de Cuenca, mismas que se encuentran ubicadas en la Cruz del Vado; por consiguiente, patrimonio de los ciudadanos, dado el reconocimiento que la UNESCO le dio a Cuenca, como Patrimonio Cultural de la Humanidad; y,  en las cuales, se ha propuesto, mediante comunicación de fecha 31 de agosto de 2015, suscrita por aproximadamente quinientas firmas de ciudadanos, y dirigida al Señor Alcalde Marcelo Cabrera Palacios, y por su intermedio al Pleno del Consejo Cantonal, resuelvan asignar los fondos necesarios y adecuar un Complejo Cultural, destinado a mantener diversas áreas para las diferentes expresiones artísticas-culturales; configurando además, un escenario múltiple en el cual se pueda instalar por ejemplo una pinacoteca, un archivo histórico, un centro de historia y memoria, la biblioteca municipal “Daniel Cordova Toral”; que en la actualidad, no está a la altura de Cuenca: “Atenas del Ecuador”- “Ciudad Universitaria”- “Patrimonio Cultural de la Humanidad”, entre otros reconocimientos; teniendo en cuenta, eso sí, los antecedentes históricos y antropológicos sociales de estos bienes patrimoniales.

Este año, la Municipalidad de Cuenca, iniciará la restauración de determinados bienes arquitectónicos de nuestra ciudad, identificados y clasificados como patrimoniales, y de relevancia para la cultura de nuestra comarca; entre los que,  está considerado, la “Casa de la Lira”, con un presupuesto de 570.000 dólares y  se espera restaurarla hasta diciembre de este año, de un monto total de 1.740.000 dólares destinados para la intervención de las cinco edificaciones en mención, según declaraciones públicas del arquitecto Pablo Barzallo, Director Municipal de Áreas Históricas y Patrimoniales; y, cuyo uso, vale enfatizar,  debe estar acorde a su antecedente histórico y  antropológico social; como en este caso, que fue de propiedad del compositor y músico José María Rodríguez, quien en vida al igual que su padre y abuelo, desarrollaron en este bien, actividades encaminadas a promover las artes, particularmente la música, y antes de su muerte donó el mismo, para este fin; y, en donde nació precisamente lo que hoy es el Festival de Poesía Hispanoamericana La Lira, que cada  bienio se desarrolla, en el mes de noviembre, en nuestra ciudad; y, en donde, bien puede instalarse un Museo de la Música y la Poesía por ejemplo, entre otros usos compatibles, destinados al quehacer de gestores culturales.

La arquitectura, historia y tradiciones de El Vado, debe continuar fomentándose  con el aporte conjunto de sus moradores, autoridades y de la ciudadanía en general, en concordancia con las múltiples campañas de promoción turística que se hacen de la ciudad, provincia y país, “utilizando” la imagen de la tradicional Cruz del Vado, de sus edificaciones y oficios tradicionales que aún mantienen generaciones de artesanos, que reflejan la esencia de este hermoso sector de la ciudad; y, que amerita que se preserven en un ambiente seguro y libre de contaminación ambiental, visual, auditiva, que el desarrollo de la urbe provoca, para garantizar la permanencia de sus residentes y artesanos en sus viviendas y talleres; en suma,  el “buen vivir”.

Cuidar este bello sector de la ciudad, es tarea y responsabilidad de todos, para dinamizarlo, y convertirlo en un centro de atención mundial, enalteciendo los reconocimientos otorgados a esta bella metrópoli, cada vez, más cosmopolita.

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