domingo, 1 de marzo de 2015

Leyes controversiales y estilo franco marcaron gobierno de ‘Pepe’ Mujica
A nivel internacional generó una ola de simpatía y admiración. Dentro de su país no está libre de las críticas de la oposición. Los uruguayos lo conocen por el apodo de Pepe y en el exterior como el “presidente más pobre del mundo”. Es José Mujica, el exguerrillero de izquierda que hoy culminó los cinco años de su mandato marcado por controversiales reformas y con parte de sus promesas de campaña pendientes.
Su austero estilo de vida al querer seguir en su chacra y no en la casa presidencial, donar parte de su salario a un plan de vivienda solidaria, su rechazo al protocolo y su “sentido común”, como él mismo lo definió más de una vez, captaron la atención internacional.
Ha sido calificado como un personaje polémico, mediático e impredecible. La legalización del aborto en el 2012, la ley del matrimonio homosexual en octubre del 2013 y la despenalización de la marihuana a fines del mismo año, esta última la más comentada por tratarse de un proyecto pionero en el mundo para combatir el narcotráfico, generaron controversia dentro y fuera del país.
Sus mensajes contra el consumismo y varias de las leyes aprobadas han hecho de Mujica, hoy de 79 años, una figura conocida en los cinco continentes. Gran repercusión en el exterior también tuvieron sus decisiones de acoger en octubre pasado como refugiados en Uruguay a sirios que escapaban de la cruenta guerra de su país y de recibir de la misma forma a seis exreclusos del penal de Guantánamo (Cuba) “por razones humanitarias”, tras aceptar el pedido del presidente de EE.UU., Barack Obama.
Deja la Presidencia con un deterioro en educación y una creciente inseguridad pública, dos de los principales asuntos que más preocupan a la población, según encuestas.
En diciembre pasado, el Ministerio de Educación y Cultura presentó la edición 2013 del Anuario Estadístico de Educación en el que se muestra que el nivel de repetición en Secundaria bajó levemente entre el 2012 y el 2013, pasando de 28,6 % a 27,9 % del total de estudiantes, según una nota publicada online por El País de Montevideo.
Al hacer autocrítica, Mujica reconoce que le hubiera gustado “poder hacer más cosas” en el tema de la educación.
“Mujica lo trazó como una de sus prioridades en su discurso de investidura y en educación prácticamente no pudo hacer nada. En gran parte por la fuerza que tienen los sindicatos en la educación, que trabaron varios de los proyectos que tenía”, opina el sociólogo y director de la encuestadora Factum, Eduardo Bottinelli.
También quedaron por el camino planes de reforma del Estado o la promesa de un shock de infraestructura, que planeaba financiar con un impuesto a los grandes terratenientes que terminó siendo declarado inconstitucional.
En el terreno económico, en una región en la que el crecimiento se ha desacelerado, el mandatario deja el país con un alza del Producto Interno Bruto (PIB) en torno al 3 %, completando 12 años de crecimiento, aunque el déficit fiscal se sitúa en el entorno del 3,5 %.
“Tenemos un déficit grande pero la puerta abierta para un financiamiento cómodo porque la deuda del Uruguay se ha diferido mucho en el tiempo”, señala Mujica y subraya que el país cuenta con liquidez por la reciente emisión de deuda soberana y los casi 4.000 millones de dólares en líneas de crédito disponibles de organismos multilaterales.
Reducir la pobreza del 40 al 11 %, mejorar la distribución de la riqueza y dejar un nivel de desempleo “históricamente bajo” –6,5 % en diciembre– son las tres bazas económicas que Mujica y Vázquez atribuyen a la primera década de gestión del izquierdista Frente Amplio, al que ambos pertenecen.
Esta coalición de izquierdas llegó al poder, según Mujica, en un contexto, la grave crisis bancaria del 2002, al que se hizo frente priorizando la inversión y dando “seguridades y beneficios” para que se radicaran capitales y pudieran generarse fuentes de trabajo.
Pepe, que ahora ocupará el cargo de senador, no descarta presentarse a un nuevo mandato en el 2019. “Si estuviera como estoy hoy, peleo”, dijo a Búsqueda. “Lo que es seguro es que voy a militar todo lo que pueda”. Tiene proyectado compaginar su rol de primer senador, con cumplir uno de sus viejos anhelos: montar junto a su casa una escuela de oficios agrícolas para jóvenes con pocos recursos.

El viernes, una multitud acudió a la Plaza de la Independencia de Montevideo para despedirlo en su último acto, el arriado del pabellón nacional. En un emotivo discurso agradeció por el apoyo recibido cuando se sintió solo en el poder. (I)

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