El concurso para designar a las nuevas Consejeras y Consejeros
del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, por lo visto tiene
medio alterado a “un Correa”, lo he notado al escuchar parte de sus expresiones
durante las dos últimas sabatinas.
Al parecer el reglamento
que rige para el concurso no le agrada a este personaje, manifiesta su temor de
que “los mismos de siempre” se le “infiltren” en el CPCCS ¡otra vez! Muestra su
miedo de que así sea, además de sus ideas erradas al pensar que una institución
que forma parte de otra función del Estado, como lo es la Función de
Transparencia y Control Social, es de su propiedad, por lo que de él dependería
quién entra y quién sale.
Y es muy comprensible, ya
que a “un Correa” le agradan las personas que no le contradicen, que no le
critican, que no hacen bromas sobre él, que alzan manos, aplastan botones,
aplauden en las sabatinas, repiten lo que él dice, defienden sus intereses, le
obedecen y además, se comen sus sánduches. Y yo, “una Rivera”, como él me
identifica, obviamente no me comporto de esa manera.
A él no le gusta que yo sea
Consejera del CPCCS, sus razones tendrá, y no le juzgo, porque es mutuo, a mí
tampoco me gusta que él sea Presidente de la República. Pero tanto en su caso
como en el mío, hemos llegado a estos espacios, yo por concurso de méritos y
oposición, él por votación popular; y aunque no sea de su agrado cumpliré el
período para el que fui designada legalmente, en su caso, quién sabe, ya que su
mayoría parlamentaria está por reformar la Constitución aprobada por millones
de ecuatorianas y ecuatorianos en la que se permite la reelección por una sola
vez, para dar paso a la reelección indefinida.
Durante el año 2010, luego
de un proceso en el que se valoraron ciertos méritos, en mi caso, la
preparación académica, experiencia laboral, una trayectoria de participación y
liderazgo en organizaciones sociales, estudiantiles, de mujeres y barriales,
entre otros aspectos; sumado a la prueba de oposición, así como la acción
afirmativa por ser menor de treinta años; todos estos aspectos contemplados en
la respectiva Ley, me permitieron obtener el puntaje necesario para ser Consejera
del CPCCS.
Se equivoca “un Correa”
cuando dice que me dieron puntos por “tira piedras” o por “vaga”, esas
posibilidades no se contemplan en el reglamento aprobado por el CNE de aquella
época y presidido por Omar Simons, hoy Secretario de la Presidencia. Tampoco se
contempla la posibilidad de recibir puntos por haber sido abanderada, como
varias veces ha expresado “un Correa” que debería puntuarse en estos concursos;
si así hubiera sido, de igual manera me beneficiaba, ya que en mi caso fui
Abanderada del Pabellón Nacional en la primaria, así como Escolta del Heraldo
del Colegio, en la secundaria.
El reglamento que estuvo
vigente durante el proceso en el que me postulé, así como el reglamento vigente
para el actual concurso, no fueron elaborados como manifestó “un Correa”, por
“los tres chiflados”, fue aprobado en las dos ocasiones por los Consejeros y
Consejeras del Consejo Nacional Electoral, pero tampoco son los principales
responsables, es decir, no es un invento de estas personas, sino que se basa en
la Ley Orgánica del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social,
elaborada no por “chiflados”, sino por asambleístas, entre ellos Betty Tola,
hoy Ministra de Inclusión Económica y Social. Y bueno si a “un Correa” no le
gusta esa Ley, sabemos que con una orden, sus asambleístas de Alianza País la
pueden cambiar, para él eso no representa mayor problema.
Quiere asegurarse que en
esta ocasión y en las próximas, en el CPCCS, la autonomía e independencia quede
escrita y no sea real, que los procesos participativos y los mecanismos de
control social sean promovidos, siempre y cuando sean afines a su política, que
la lucha contra la corrupción siga solo en el slogan y que los procesos de
designación den como resultado tener autoridades manipulables y temerosas de su
excelencia.
No he sido el tipo de
persona que a él le agrada. Soy una cuencana que tuvo oportunidades de
estudiar, de crecer, de aprender, de liderar, de trabajar; en una familia, en
una unidad educativa, en organizaciones sociales y políticas, en una ciudad; en
las que me he ido formando. Orgullosa de todo eso, de mi origen, de mi
ideología y también de que él se refiera a mí de esa manera, porque cuando
ataca a alguien, mujer u hombre, ecologista o maestra, ambientalista o
comunicador social, caricaturista o líder social, indígena o de la comunidad
GLBTI…es porque algo estamos haciendo bien, de eso no tengo duda.
Por cierto quisiera aclarar
que en esta carta me he referido al Presidente como “un Correa”, ya que es la
forma como él se refirió a mí en la última sabatina, como “una Rivera”, pienso
que las personas tratan a otras como quieren ser tratadas; sin embargo por mi
parte prefiero tratarlo como Rafael Correa Delgado, y por cierto, yo soy Andrea
Elizabeth Rivera Villavicencio, temporalmente Consejera del CPCCS y siempre una
mujer comprometida con las organizaciones sociales y populares, con la
participación social, plural y democrática, con los derechos humanos y con el
verdadero cambio social.
Andrea Rivera
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