Ramírez se dio empleo con plata pública antes de irse
¿Cómo granjearse un puesto de trabajo y un buen salario en un gobierno que ya no te cuenta como uno de sus funcionarios? René Ramírez tiene el secreto: esta historia arranca cuando él fue el responsable de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt). Allí hizo convenios con Ciespal, creó entidades privadas con plata pública y se otorgó un trabajo con un salario mensual de $5.580.
René Ramírez ya hace parte de la historia del correísmo por dos hechos que quizá son la cara y sello de la misma moneda. El primero: su sumisión absoluta a Rafael Correa le valió ocupar hasta cinco cargos; algunos a la vez: responsable de la Senplades, del CES y del Consejo Nacional de Competencias, miembro de la Junta directiva del Instituto de Altos Estudios Nacionales y director de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt).
El segundo: tiene un don de avivato consumado y amante contumaz de la filosofía del embudo. En la década de Correa, todo se le facilitó: Ramírez se erigió en el líder de esa tendencia tecno-populista con la que Correa quiso descrestar a los jóvenes y embaucar a los demás. La jerigonza tecnocrática es parte del perfil de Ramírez. Y él completa el resto con dosis abundantes de descaro. Tres ejemplos: se inventó que la multinacional Tesla iba a invertir, en una fábrica de autos eléctricos, tres millones de dólares en Yachay. Se inventó, en plena campaña electoral, que la Universidad Georgetown había realizado una encuesta que daba 23% de votos de ventaja a Lenín Moreno sobre Guillermo Lasso (41%-18%.). Hizo parte de la adulteración de documentos en el IAEN gracias a la cual desaparecieron las pruebas de que su esposa recibió en 2016, durante tres meses, un doble salario como vicerrectora de esa institución.
En ese capítulo se adulteraron documentos públicos, se cambió a contabilidad de un organismo del Estado y se borraron pruebas. Nadie lo inquietó, a pesar de que amenazó a Guillermo Lasso con demandarlo por haber repetido lo que todo el mundo sabía: que su esposa cobró dinero que no le correspondía. Impávido, Ramírez también dijo ignorar que su hermano aplicaba para Yachay y que el rector lo hubiera contratado. En ese sentido, defendió los estrambóticos sueldos de docentes que, sin estar presentes, cobraban 17 mil dólares mensuales porque, según se inventó, debían atraer donaciones de filántropos millonarios…
Con el cambio de gobierno, algunas maravillas de René Ramírez están siendo investigadas por la Contraloría del Estado. Una de ellas tiene que ver con lo que hizo en Ciespal. En diciembre de 2016, bajo su presidencia, el Consejo de Administración aprobó una reforma de los estatutos que, en los hechos, se tradujo por un intento de apropiación de toda una institución para él. Todo se jugó en el cambio del artículo 12. “El representante ante el Consejo de Administración que fuere reemplazado o separado de la institución a la que represente, dejará de pertenecer al Consejo, una vez designado su sustituto por la entidad correspondiente en esta instancia”. En claro, René Ramírez preveía que sería reemplazado en la Senescyt y que, por lo tanto, dejaría de presidir el Consejo de Administración de la Ciespal: cambió el artículo para que la remoción no fuera automática y solo se lograra con el voto favorable del 75% de sus miembros…
Es claro: René Ramírez propició el cambio legal esperando poder seguir en la presidencia del Consejo de Administración de Ciespal tras la salida del gobierno de Lenín Moreno. Y como nadie está mejor servido que por sí mismo, durante su administración en la Senescyt, hizo otras movidas para beneficiarse: concluyó con Ciespal, de cuyo Consejo de Administración era Presidente, dos convenios para la conformación de una fundación, Medialab, y de un observatorio, Observasur. Los dos fueron financiados por la Senescyt por altos montos: $2.000.000,00 en un caso y $1.678.332.00 en el otro. Medialab se constituyó el 22 de abril de 2015 como una institución de derecho privado. Observasur se conformó el 2 de febrero de 2016, como un observatorio dedicado al análisis de producción, gestión y difusión de conocimientos en ciencia, tecnología e innovación de educación superior. Dos entidades innecesarias, según Ciespal, porque esa institución puede cumplir con las actividades de Medialab y porque la misión de Observasur no hace parte de la labor de la Ciespal. Las dos seguramente serán cerradas.
René Ramírez, que hizo los convenios y destinó plata pública para organizaciones de derecho privado, resultó director de Observasur hasta febrero de este año, cuando le tocó presentar la renuncia. Su movida para quedarse en la presidencia del Consejo de Administración de Ciespal tampoco le resultó: el 3 de octubre del año pasado, el nuevo Consejo de Administración, presidido por Augusto Barrera, restituyó el espíritu y la letra de ese estatuto. Por lo que se sabe, la Unesco, que había ofrecido una asesoría a Ramírez, también le retiró el encargo… Y el mismo Barrera ha venido desarticulando la empresa de persecución que Ramírez montó contra las universidades privadas desde la Senescyt. Al avivato consumado del correísmo también se le desalinearon los astros.
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