Por: Francisco Febres Cordero
¡Qué bestia, cómo descubre cosas la Contraloría! ¡Qué sabuesa
que es! ¡Con qué acuciosidad investiga e investiga, hasta que encuentra!
Después de muchas noches de insomnio, ha encontrado que algunos partidos
políticos se gastaron en oscuros menesteres los fondos que les había asignado
el Estado. Y esos menesteres, como lo reveló el presidente de la Comisión de
Fiscalización de la Asamblea, fueron vajillas, cigarrillos, licores y hasta
cirugías (aunque no especificó de qué tipo, si estéticas, téticas, sintéticas o
para rebajar el linchamiento mediático de los párpados o de los cachetes).
¡Qué bestias los partidos! ¡Qué imperfectos! Con razón
pierden las elecciones y no como el movimiento que nos gobierna a todos y todas
las ecuatorianas y ecuatorianos, que gana gracias a que es perfecto. Es que,
para qué también, no gasta nunca en cigarrillos porque ahí nadie fuma, ni en
vajillas, porque ahí nadie come, ni en licores, porque ahí nadie bebe, ni en
cirugías, porque ahí nadie se opera (bueno ya, a veces sí se operan pero en
Cuba y de la una rodilla nomás).
En las campañas, por ejemplo, la Contraloría, que es
superdescubridora, hasta ahora no ha descubierto cómo es que, de la noche a la
mañana, aparece todo el país con banderas, banderines, pancartas,
gigantografías que pueblan los paisajes de verde con los candidatos de Alianza
PAIS. Es que, claro, como en Alianza PAIS no se fuma, la plata no se hace humo
como en los otros partidos y por eso también se pueden armar cadenas nacionales
y sabatinas, instalar tarimas y contratar cantantes y orquestas en todos los
rincones del territorio para promocionar a sus candidatos. Si fumaran, fu, la
plata no les alcanzaría ni para alquilar los centenares de buses en los que
llega la gente de todos lados para apoyar a los candidatos que el excelentísimo
señor presidente de la República dice que hay que apoyar.
¡Qué bueno que resulta que los de Alianza PAIS no tengan
vicios! Cómo será que son tan impolutos, tan beatíficos, que cuando ven la foto
de una muchacha medio llucha corren a santiguarse con agua bendita y vuelan a
confesarse donde la Supercom, para que les manden al infierno a los apóstatas y
a los réprobos.
Además de santos, ¡qué ahorrativos que son! Nunca de las
nuncas usan los carros oficiales para sus desplazamientos en que promocionan a
sus candidatos, porque ellos sí saben que los bienes del Estado son solo para
el Estado. Ni nadie usa los helicópteros ni los aviones ni los submarinos para
sus desplazamientos campañísticos, porque saben que son del Estado. Tampoco se
hacen acompañar por cientos de guardaespaldas para que les cuiden en las
campañas e impidan que alguien haga una mala seña, diga una mala palabra o,
peor, fume.
Son tan perfectos, que jamás se ha visto que los funcionarios
públicos salgan en horas de trabajo a las manifestaciones de apoyo a sus
candidatos. Ah, ¿ustedes sí han visto? Qué bueno que hayan visto porque eso
significa que los burócratas emplean su tiempo en beneficio de la patria. Lo
que la Contraloría no perdona es que otros gasten la plata que les da el Estado
en cigarrillos y licores y no en campañas maravillosas para apoyar la causa de
la revolución ciudadana, que es una causa sagrada. Amén.
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