Por Marco
Robles López
La península de Crimea tiene una historia
milenaria, aproximadamente desde hace unos tres mil años, cuando los pueblos
cimerios, escitas y tauros, actualmente desaparecidos, se radicaron en esa
región.
Los griegos, que también estuvieron entre los
primeros que llegaron a Crimea (s. VII a n e), la denominaron Quersoneso Tauro, fundaron colonias, entre estas
Quersoneso, en las cercanías de la actual Sebastopol; en el curso de algunos
siglos llegaron los milesios, bizantinos, godos, tártaros y rusos. El nombre de
la península es de origen tártaro y en lengua rusa se conoce como КРИМ – Krim.
La población actual en su mayoría es rusa y
en menor proporción ucraniana y tártara. Al respecto, debemos recordar dos
cuestiones importantes: 1) Bogdán Jmelnitski, de la aristocracia cosaca y al servicio de Polonia, en 1648, en su
condición de atamán (jefe militar de los antiguos cosacos) de los zhaporózhets, se sublevó y se alió con el kan (entre los tártaros, equivale a príncipe
o jefe) de Crimea, venciendo al ejército polaco; pero encontrándose aislado y
temiendo un fuerte contraataque, optó por recurrir al amparo de Rusia, firmando
el acuerdo de PERIÁSLAVL el año 1654, lo que significó la incorporación de
Ucrania al Estado Ruso, aunque conservando una gran independencia
administrativa. Por consiguiente, ya desde aquella época de los zares Crimea se
consideró parte del imperio ruso, y esto por razones étnicas, políticas,
económicas y culturales. 2) Cuando se produjo la Revolución de Octubre de 1917,
la península se integró a la recién creada URSS, como parte de la nación y
república de dicha Federación. Únicamente en 1954, un año después de la muerte
del dictador José Stalin, en el gobierno de Nikita Jrushchov, Crimea pasó a
formar parte de la administración política de Ucrania. En esta decisión influyó
notablemente el factor afectivo: Jrushchov fue ucraniano.
Sin embargo, la importante flota de guerra
rusa estuvo siempre en Sebastopol y se mantuvieron fuerzas armadas en otros
lugares estratégicos de la península, lo que ha constituido un factor de
seguridad, fundamental para contrarrestar los planes del imperialismo
norteamericano y de las potencias capitalistas guerreristas de la OTAN, tanto
durante la “guerra fría”, como en la actualidad. Este organismo militar,
herencia de la “guerra fría”, representa, en gran medida, los principales
tentáculos militares de EE UU en Europa, Oriente Medio y Próximo, al servicio
de los planes de la súper potencia, porque si bien ésta actualmente sigue
siendo la primera potencia militar, en cambio ya no es la principal potencia
económica y requiere de la “colaboración” de sus socios para llevar a cabo sus
planes guerreristas.
La “guerra” de estrategias.
Lo cierto es que con relación a Crimea, el
plan de Washington y de sus socios de la OTAN, habría sido preparado con alguna
anticipación al desarrollo de los acontecimientos que se produjeron en Ucrania,
especialmente en su capital, Kiev, por los estrategas militares y geopolíticos
de EE. UU., sobre todo en cuanto a la instalación de una gran base militar en
la península, a fin de poder rodear e inmovilizar a Rusia, una vez que se diera
el motín palaciego que derrocó al gobierno de Yanushenko, justamente merced al
apoyo logístico de EE. UU y la OTAN, que respaldaron a los adversarios del
régimen pro ruso, económicamente, con armas y mediante las labores de un feroz
diversionismo; este último, a cargo de las “democráticas” corporaciones
mediáticas de Occidente. La oposición más radical estuvo constituida por los
ultranacionalistas de Ucrania, afines a las organizaciones neonazis, que se unieron al trabajo sucio de preparar el estado de ánimo de los
extremistas de la ultraderecha, a fin de generar el caos, las luchas callejeras
feroces e incluso causar algunas muertes de ciudadanos, libreto que ya se
aplicó en Siria.
Pero
cometieron un error mayúsculo: no tomaron en consideración que los pueblos ruso
y ucraniano, a pesar de los diversos problemas que surgieron luego de la
desintegración de la antigua URSS, seguían conservando los profundos lazos de
hermandad, desde esos tiempos de Bogdán Xmelnitski, cuando se promovió la
alianza de Rusia y Ucrania. Esa relación fraterna también reverdeció durante la
“Gran Guerra Patria”, cuando los pueblos de estas dos repúblicas y de las otras
trece que constituían la URSS, se sacrificaron por su patria y salvaron a
Europa de la “peste
parda” (nazismo).
Cabe
señalar, sin embargo, que los imperios mediáticos siempre han estado vinculados,
por grandes intereses económicos, con ese capital financiero internacional, con
las oligarquías y con el complejo militar-industrial de EE UU y de las
potencias capitalistas de la OTAN, que lograron imponer un modelo neoliberal
implacable, especialmente en Europa Occidental, en algunos Estados de Europa
Oriental, en una parte del mundo árabe que se alió con EE UU. Asimismo esas
corporaciones mediáticas han compartido las
políticas del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y de la
poderosísima “bancocracia”, principales responsables del descalabro
político-económico de varios países de Europa, como España, que actualmente
sufre no solamente las calamidades económicas, la desocupación, la pobreza, el
desamparo social, sino también una increíble “fuga de cerebros”; Francia, que
actualmente exhibe ¡poco más de 3,5 millones de desempleados!, lo que significa que la guerra y el consiguiente saqueo que hizo de
Libia, en unión del imperialismo, no le ha servido para maldita sea la cosa;
Grecia, que experimentó las calamidades que le crearon los banqueros; Italia,
Portugal, Chipre, ahora con gobiernos entregados a los dictados del FMI,
asimismo sufren auténticas calamidades económico-sociales, pero de todo esto
poco o nada dicen las grandes corporaciones mediáticas ni señalan a los
verdaderos responsables de los desastres sociales.
Por
lo expuesto, las noticias en Occidente sobre el asunto “Crimea”, siempre han
presentado al ex mandatario de Ucrania, afín a la alianza de Ucrania con Rusia,
como un individuo de la peor laya política y moral, mientras que a esa
oposición que se hizo del poder, se la ha presentado como el símbolo de la
democracia, aunque los ultranacionalistas y neonazis, se encuentran muy lejos
de esos nobles atributos.
Rusia frenó el golpe.
EE UU y los países de la OTAN estuvieron convencidos que “decapitado” el
gobierno afín a Rusia, e instalado en Ucrania un régimen “democrático”, made in neoliberalismo y Fondo Monetario Internacional, el siguiente paso sería la
instalación de las bases militares en la estratégica Crimea, ¡exactamente igual
a lo que se hizo en Kazajstán, Turkmenistán y en otras repúblicas asiáticas de
la antigua Unión Soviética!, luego de su disolución. Los guerreristas
calcularon muy mal, demostraron una pésima “matemática de la guerra preventiva”, no consideraron que la Federación Rusa, que “les seguía los pasos”,
comprendió rápidamente que también se quería reeditar el plan que se aplicó en
Libia, luego en Siria, más antes en Afganistán, Irak, en la desaparecida
Yugoslavia -recordemos sobre todo las tragedias en Kosovo y Bosnia-, que fue
desintegrada en medio de una espantosa masacre, así que se prepararon con
sorprendente precisión.
Reiteramos: Estados Unidos y sus socios
guerreristas de la OTAN, calcularon pésimamente y se enredaron todavía más,
porque ni los altos representantes del Pentágono revelaron la indispensable
lucidez y celeridad al momento de tomar decisiones, ni el Secretario de Estado,
el Sr. Kerry aportó con una estrategia
original e inteligente en el campo diplomático. Frente a una política firme,
sin titubeos, de Vladímir Putin, Obama se reveló visiblemente afectado por la
indecisión y sobre todo comprendió que en estos tiempos las guerras invasoras o
de conquista, ya no se pueden hacer exclusivamente con armas, sino con montañas
de dinero, estuvo consciente que ya no habían “aportantes de buena voluntad”
para una nueva escalada belicista, como en tiempos del genocida Sr. G. W. Bush;
además, frente a las estrategias del cerebral Sergei Lavrov, el ministro ruso
de la diplomacia, que ya demostró su agudeza mental en el conflicto de Siria,
Kerry se presentaba como un diplomático sin iniciativas. Por todos estos
factores y otros, no pudieron prever que Rusia podía reaccionar rápidamente. Y
así actuaron los rusos: apoyaron el referéndum –los imperios mediáticos han
hablado socarronamente todo este tiempo de ¡“anexión”!, término al que le
dieron un sentido peyorativo Me pregunto: ¿No se confundirían con Puerto Rico, o
Guantánamo, o Las Malvinas, que sin ningún referéndum se encuentran en poder
del imperialismo, los dos primeros y del viejo imperio británico, el tercero?_, con los resultados que eran de esperarse: el 96,5% de la población de Crimea, se
pronunció a favor de la integración a la Federación Rusa. Esto significa que incluso una significativa parte de los pueblos tártaro
y ucraniano, estuvo a favor de la integración de Crimea a la Federación rusa.
Como consuelo, las sagaces corporaciones
mediáticas, enviaban a todos los diarios de Occidente, para que sean
reproducidas generosamente, grotescas caricaturas sobre V. Putin, al que se le
presentaba como un ogro, como una especie de conquistador que hundía su
tridente en Crimea, y así por el estilo. Pero este político experimentado,
actualmente goza de una enorme simpatía en toda Rusia, representando no a un
régimen del “odiado” comunismo, ¡sino de un capitalismo que no es el extremista
neoliberal, como han deseado fervientemente en Occidente! En fin de cuentas,
Putin estuvo consciente que no podía dejar una puerta abierta, como Crimea, que
separa el mar Negro del de Azov, para que los “demócratas” de Occidente
instalen sus bases militares, sus aeropuertos, sus emplazamientos de misiles,
sus acorazados y submarinos, para cercar a Rusia y controlar los vitales
recursos naturales de esa región.
Este evidente descalabro del imperialismo,
incomodó a Barack Obama, el insólito “Premio Nobel de la Paz”, quien, como
todos los gobernantes de EE UU, ya sean republicanos –más conservadores-, o
demócratas –algo menos conservadores-, ¡simplemente aplican los planes
estratégicos y las políticas que convienen a las poderosas oligarquías
estadounidenses, que constituyen el genuino poder tras bastidores!, y asimismo
sigue fiel, sin mayores variaciones, a los anacrónicos dogmas del “destino
manifiesto”, de esos credos mesiánicos sobre el papel del imperialismo,
supuestamente destinado por la Providencia del mundo cristiano, a desempeñar
las funciones de gobernante planetario.
Asimismo el asunto cogió desprevenido y
produjo sobresaltos al “omnisciente” establishment, ese
impresionante grupo de cuadros político-intelectuales que actúan a la sombra,
en la profunda clandestinidad, en el poderosísimo aparato del Estado
norteamericano, al servicio del sector económico dominante, es decir de los
grupos oligárquicos, de las corporaciones transnacionales, de los “monarcas”
del mundo bancario-financiero, de los magnates del complejo militar-industrial;
y todos estos grupos del mundo del gran capital, en su orden, se encuentran
íntimamente vinculados con los líderes políticos de los dos partidos, que son
los únicos que se turnan en el poder: el de los republicanos y el de los
demócratas.
¿Qué hicieron EE UU y los Estados miembros de
la OTAN en semejantes condiciones? Pues aplicar lo que ellos han considerado
duras medidas económicas para castigar a Rusia; expulsarla del Grupo 8;
sancionar a altos representantes del poder político y económico ruso, y
continuar con la campaña de difamación y desinformación, esto último a cargo de
los imperios mediáticos de Occidente. Rusia no se cruzó de brazos: amplió la
alianza político-militar con China, no únicamente para quitarle el sueño al
imperialismo, sino sobre todo para frenar la arrogancia de los socios
guerreristas Imperialismo-OTAN; aseguró los lazos político-económicos con los países miembros del grupo
BRICS (Brasil, la misma Rusia, India, China y Sudáfrica); reforzó la
importantísima base militar de la ciudad heroica, Sebastopol y otras de Crimea.
Además, el pobre Sr. Kerry sufrió un nuevo revés diplomático: cuando se
disponía a visitar a Brasil y México con el argumento de fortalecer las
relaciones del imperialismo con estas naciones sudamericanas (el establishment
y la diplomacia parece que empiezan a recordar, por supuesto un poco tarde, que
el “traspatio” continúa existiendo, pero ya no piensa ni actúa sumisamente): ¡en esos mismos días los países miembros del
BRICS, condenaban las acciones del imperialismo y la OTAN contra Rusia! Pobre Sr. Kerry: perdido en semejante selva diplomática, tuvo que cancelar
la planeada visita.
Solamente queda condolernos por el pueblo de
Ucrania: ya están ahí los voraces banqueros, con la batuta del FMI, para
“salvar” de la crisis económica a esa nación, con las recetas ya conocidas:
neoliberalismo y más neoliberalismo, disminución de los salarios de los
trabajadores, de los servidores públicos, privatización de las empresas
nacionales, de la salud, préstamos con intereses leoninos y, sin duda alguna,
la instalación de nuevas bases militares de parte del imperialismo.
La otra lista de sancionados.
En Occidente se ha publicitado hasta el
cansancio la lista de los personajes políticos de Rusia que han sido
sancionados por EE UU y los principales países miembros de la OTAN. Pero casi
nada se ha informado sobre la contundente respuesta del gobierno ruso. El
portavoz de la Presidencia, Dmitri Peskov advirtió hace unos días que en el
Kremlin se estudiaba las listas de las sanciones impuestas por EE UU, añadiendo
que semejantes prácticas son inaceptables para Rusia.
Como respuesta, se presentó una lista de
estadounidenses sometidos a sanciones (a partir del jueves 20 de marzo pasado),
que se difundió al exterior a través de los canales del Ministerio de Asuntos
Exteriores. He aquí dicha lista:
Caroline
Atkinson, consejera adjunta del presidente de EE UU;
Daniel
Pfeifer, consejero del presidente de EE UU para Estrategia y
Comunicaciones;
Benjamín
Rode, consejero del presidente de EE UU;
Harry Reed, líder del
grupo demócrata en el Senado de EE. UU;
John
Boehner, nada menos que ¡presidente del Senado de EE UU!;
Robert
Menéndez, senador por Nueva Jersey;
Mary
Landrieu, senadora por Louisiana;
John McCain, senador
por Arizona y ex candidato a la Presidencia;
Daniel
Coats, senador por Indiana.
Únicamente advirtamos que en esta lista de
personajes de la política y del Estado norteamericano, constan los nombres de
dos senadores cuestionados por diferentes motivos: John McCain es un
senador arrogante, guerrerista y retardatario, quien ha exigido sanciones
económicas más duras contra Rusia, ¡no obstante que tiene inversiones en
“Gazprom” (forma apocopal en lengua rusa de la empresa “Industria del gas”)! La
inconsecuencia es increíble y ha merecido una respuesta que demuestra la
decisión del gobierno ruso de frenar esas altanerías; Robert “Bob” Menéndez, presidente
del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, según la televisora NBC,
¡habría presionado a la Casa Blanca para que permitiera a los hermanos Isaías
quedarse en EE UU, de manera definitiva! Según los registros electorales, los
parientes de los hermanos Isaías habrían donado algo más de 10 mil dólares para
la campaña del senador en 2012 y se habría entregado por lo menos 100 mil
dólares al Partido Demócrata en ese mismo año electoral. Recordemos que este
senador protege a los hermanos Isaías, William y Roberto, quienes eran dueños
de Filanbanco y ya fueron sentenciados por haber causado en nuestro país un
perjuicio de ¡más de 600 millones de dólares, durante la crisis bancaria de
1999!
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