Opinión: Miguel Ángel Cabodevilla
Acaba de producirse en Ecuador otra de esas noticias que
daría la vuelta al mundo en los informativos si el país tuviera más peso
internacional. Lo que le otorgaría rango de suceso inaudito no es que dos
obreros que trabajaban en una obra estatal hayan sido asesinados en la misma
comunidad en la que prestaban sus servicios, ¡sino que hayan muerto a lanzazos!
La comunidad internacional podría preguntarse: “¿A lanza? ¿Es
todavía posible? ¿Qué es lo que sucede en Ecuador?”. Es una lástima que la
comunidad ecuatoriana no se haga también algunas preguntas.
En Ecuador, respondería el señor Ministro de Interior: “No
sucede nada. Es un hecho lamentable pero sin mayor relieve. Nada que deba
alarmar. No está causado esta vez por un grupo oculto”. Lean sus palabas: “Se
trata directamente de una comunidad de la nacionalidad huaorani que está
totalmente contactada y ha estado vinculada a los proyectos (de Ecuador
Estratégico). Es un hecho aislado”.
¿Un hecho aislado, señor Ministro? No, al menos que tenga Vd.
poca memoria. Muertos a lanza, o de otras maneras expeditivas, en el entorno de
las comunidades huaorani de esa zona se han dado varios en los últimos años. La
gente de Bataboro no es la primera vez que hace cosa semejante. Supongo que Vd.
no recordará el caso del brujo del Curaray y su esposa. Precisamente porque se
los toma así, como hechos fortuitos, como desgracias tan inevitables como pueda
ser un accidente natural, es por lo que se repiten. No es una casualidad, sino
una consecuencia.
Si la política del Gobierno para las comunidades huaorani es
solamente de obras físicas, algo falta y falla en esa estrategia. Y ahí lo
tenemos escenificado en esa parábola terrible. Dos trabajadores, del todo
inocentes, se ven condenados por un conflicto que no pueden prever. Pero el
Gobierno sí debería hacerlo. Insisto en algo que repito hasta que caigan en tal
obviedad: a esas gentes huaorani, nadie les ha dado conocimiento ni oportunidad
para ser ciudadanos informados. En muchos aspectos, están todavía muy lejos de
la ciudadanía, aunque ahora tengan agua entubada. ¿Qué significa “totalmente
contactada”? Ante la muerte de un niño, han actuado con la rabia ciega que ha
sido habitual en su tradición. Al menos en ese aspecto se ve que su contacto
con la sociedad ecuatoriana no ha sido muy eficaz.
Pero tampoco ha sido aislado en otro aspecto. Esas lanzas que
los huaorani utilizaron para matar eran lanzas taromenani. Así que esa muerte
queda unida por ella a algún otro episodio, que tiene que ver con grupos sin
contacto, donde se consiguieron. ¿Han investigado ese punto?
Pero insisto en lo más importante: ¿no habrá que revisar
algún aspecto de ese Ecuador Estratégico? Entre tanta infraestructura y
esfuerzo por la modernidad, ¿no hay que tener en cuenta a la gente que resulta
arrollada por tanta prisa? Mientras las operaciones del bloque 31 sigue
adelante, su carretera es todo menos un “sendero ecológico”, se completa el
Campo Apaica, etc.; es decir, mientras la estrategia de ese tipo de desarrollo
vuela, ¿qué se ha avanzado en una solución justa con los presos huaorani de
Lago Agrio?, ¿qué hay de las nuevas políticas de protección para grupos
ocultos, o del plan de capacitación y vida respetuosa con el pueblo huao?
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