Publicado en la Revista El Observador, agosto de 2018, edición 106 |
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Entrevista exclusiva para El Observador, al Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, Premio Nobel de la Paz .
Qué significa el Acuerdo de Paz entre las FARC EP y El Gobierno colombiano para Colombia? El Acuerdo de Paz pone fin a un conflicto doloroso y terrible que por más de 52 años a enlutado a Colombia. Un conflicto que causó más de 220 mil muertos y más de 8 millones de víctimas en todo el país. Son muy pocos los colombianos que recuerdan haber vivido un día en paz. El Acuerdo de Paz es devolverle la esperanza a millones de colombianos de vivir con tranquilidad, sin miedo. Es la manera de hacer justicia para las víctimas y hacer respetar sus derechos fundamentales a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición. El acuerdo de paz es sin duda la base para la transformación más importante en la historia reciente de Colombia. Y es, hacia el futuro, la oportunidad histórica de dejar atrás el conflicto y liberar todo el potencial de desarrollo, progreso y crecimiento que tiene mi país. ¿Qué significa el Acuerdo de Paz para los otros países en América Latina? El conflicto con las Farc era el conflicto armado más importante y más antiguo del Continente. Era el único aún no resuelto. La paz de Colombia es también la paz de la región. Así lo han visto y entendido nuestros vecinos, quienes han apoyado unánime y decididamente este proceso. Una Colombia más segura combatirá mejor al narcotráfico, aportará mayor competitividad al Continente, generará más crecimiento y desarrollo. Creo también, que el proceso de paz de Colombia es un mensaje para el resto del mundo sobre el momento y los avances que vive América Latina. ¿Qué sintió saber que gracias a este Acuerdo de Paz las futuras generaciones de los niños y niñas colombianos van a nacer en un país más seguro? Los niños, los jóvenes son principal la razón de ser de este empeño nacional por alcanzar la paz. Ellos, como población, son los más afectados por cualquier conflicto. Poner fin a la guerra es esencial para proteger sus derechos. Garantizar que las nuevas generaciones puedan crecer y desarrollarse en un país sin violencia, sin miedo al futuro, es la principal recompensa a todo este esfuerzo de más de seis años para lograr este acuerdo. Los colombianos no queremos que a nuestros hijos y nietos les toque vivir el conflicto que sufrimos nosotros. Y ese también ha sido el clamor de los jóvenes que han salido a marchar para exigir que les entreguemos un país distinto al que recibimos nosotros. ¿Tuvo momentos difíciles, complicados donde sintió que el Acuerdo de Paz entre el gobierno Colombiano y Las FARC EP se caía? Hubo muchos momentos difíciles. Es inevitable que los haya en una negociación tan compleja, para poner fin a un conflicto de más de 50 años. Ante cada impasse, cada crisis, recordaba el testimonio de las víctimas, su generosidad y su convicción de que la paz es el camino. Ellos me daban la fuerza para perseverar. ¿Existió momentos donde se sentía solo e incomprendido por parte de mucha gente en Colombia ? Supe desde el principio que este proceso sería complejo y lleno de dificultades. Comprendí que para muchos colombianos negociar con el enemigo iba a ser difícil de aceptar. Muchos me advirtieron que hacer la guerra es más sencillo y más rentable políticamente que buscar la paz. Pero mi responsabilidad como Presidente era mostrarle a esta sociedad, que había llegado el momento de alcanzar la paz, de dejar atrás los años de guerra y que para ello es necesario entender que uno negocia con el enemigo, no con los amigos. Siempre he creido que lo importante es hacer lo correcto y no lo que es políticamente más popular. Me jugué mi prestigio político en este empeño. A lo largo del proceso, en medio de las dificultades, sentí sin embargo el aliento y el apoyo permanente de las víctimas, de todos aquellos que viven en las zonas más afectadas por el conflicto, así como de millones de colombianos de todo el país convencidos de la importancia de alcanzar la paz. ¿Qué se siente escribir la Historia en Colombia y en el mundo, par poner fin a una guerra de 50 años? Siento una profunda satisfacción. Pero esta historia no la escribe un Presidente sino toda una sociedad que se cansó de tanta muerte, sufrimiento y destrucción y que quiere empezar a escribir una página distinta de su historia. Haber puesto fin a este conflicto tan largo y doloroso fué el primer paso para ello. Ahora, viene la inmensa responsabilidad de aprovechar esta oportunidad y construir, juntos, como nación, la paz estable y duradera que los colombianos anhelan y merecen. ¿Cuál es el camino que va tomar Colombia ahora? Estoy convencido de que Colombia recorrerá, unida y fortalecida, el camino de la construcción de la paz y de la reconciliación. Será un proceso largo, lleno de desafíos y dificultades. Pero el pueblo colombiano tiene la tenacidad, el talento y la generosidad necesarios para recorrerlo con éxito. Tendremos que, juntos, sociedad y gobierno, hacer realidad todo el enorme potencial que tenemos como país, y avanzar de manera decidida para ser un país más próspero, más justo, más educado. Una Colombia donde todos podamos progresar, crecer y vivir en paz con tranquilidad. ¿Qué sintió cuando supo que ganó El Premio Nobel de La Paz? No me lo esperaba, mi hijo me sorprendió de madrugada con la noticia y sentí mucha emoción. Desde el primer momento consideré ese premio como un reconocimiento a todos los colombianos, pero especialmente a las víctimas de esta guerra. Y también lo entendí como un mandato a mi y al pueblo colombiano para que no desistamos en la búsqueda y en la construcción de la paz. El Nobel es, además, un reconocimiento internacional a Colombia como foco de esperanza, somos una buena noticia, un ejemplo de que la paz, después de años de conflicto, sí es posible. ¿Este proceso de negociaciones por La Paz de más de 6 años, qué sentimientos y experiencias le deja? El buen éxito de este proceso me ratifica que buscar la paz era el camino correcto. Acabar la guerra, proteger la vida, es el deber de todo gobernante. Estos años de negociación también reforzaron mi convicción que la perseverancia, la disciplina son esenciales para superar las dificultades y que, cuando se tiene claro el puerto de destino, no importan los vientos contrarios ni las corrientes adversas. ¿Qué piensa sobre Fidel Castro? Pienso que aportó mucho a la paz de Colombia al condenar finalmente la lucha armada. Esta posición contribuyó a que las guerrillas colombianas, particularmente las FARC, desecharan esta opción. También siento gratitud porque Cuba siempre ofreció sus buenos oficios para encontrar una salida negociada al conflicto en Colombia, en iniciativas pasadas que no tuvieron éxito. En este proceso, lo apoyaron, sirvieron de garantes, y fueron excelentes anfitriones. ¿Qué piensa sobre la respuesta de Alvaro Uribe, puede entender su apoyo por el NO? A lo largo del proceso de negociación y después del resultado del plebiscito invité de manera reiterada al Senador Uribe a que se sumara al esfuerzo nacional por la paz. Lamento mucho que haya decidido mantener su negativa. Aún hoy, estoy convencido de que su concurso sería valioso y lo he invitado a que haga parte de un acuerdo nacional para la implementación del acuerdo y la construcción de la paz. ¿El Acuerdo de Paz, qué influencia tendrá en la economía colombiana? La guerra ha sido el gran lastre que ha frenado las oportunidades de crecimiento y desarrollo económico y social de Colombia. Quitar ese freno permitirá que el país aproveche al 100 u potencial. Las inversiones, nacionales y extranjeras van a aumentar. Colombia tiene tierras fértiles y posibilidades enormes en sus campos, los cuales sin el conflicto, van a poder desarrollarse a plenitud. Se estima que con el fin del conflicto la economía colombiana crecerá en aproximadamente 1.9 puntos porcentuales adicionales cada año. El impacto en materia de empleo, bienestar y calidad de vida para los colombianos será extraordinariamente positivo. ¿Tuvo influencia el triunfo de Donald Trump en EEUU, sobre el dinamismo del acuerdo de paz? Ninguna. Déjeme decirle que los Estados Unidos y Colombia tienen una relación estrecha, rica de larga data. Hemos construido una alianza sólida a lo largo de los años, basada en el respeto y el apoyo y la colaboración mutua. Ha sido una relación que se ha tejido con amplio apoyo bipartidista, tanto con el Partido Republicano como el Partido Demócrata. Los Estados Unidos apoyaron el proceso de paz desde el principio y estoy convencido de que contaremos con su apoyo para el posconflicto. La paz de Colombia traerá beneficios en todos los temas de nuestra rica agenda bilateral. ¿Qué pasa con las negociaciones con el ELN? La puerta de la paz sigue abierta para el ELN. Colombia debe seguir avanzando hacia una paz completa, y eso significa el fin del conflicto no solo con las Farc sino también con el ELN. Ellos tienen en sus manos la llave para avanzar a la fase siguiente de la negociación. Deben cumplir con su compromiso de liberar a los secuestrados. Espero que sus comandantes sepan interpretar el momento histórico que está viviendo Colombia y no pierdan esta oportunidad para integrarse a la democracia. ¿Cómo le gustaría que la historia le recuerde señor Presidente? Más allá de me gustaría ser recordado, me gusta pensar en lo que debe pasar en Colombia luego de que termine mi mandato. Sueño con un país integrado, educado, competitivo, justo, pacífico, fuente de riqueza ambiental y mucho más equitativo. Espero que los historiadores recuerden mi Gobierno como el primero en destinar más recursos para la educación que para la guerra y el que puso fin al ciclo de violencia política que comenzó a mediados del siglo pasado. Me gustaría que los libros de historia dijeran que después de firmar la paz, Colombia entró en periodo de prosperidad que le permitió alcanzar todo su potencial en beneficio de todos los colombianos. |
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