domingo, 23 de septiembre de 2018

Titulitis



Mario Jaramillo Paredes
Por AGN - 20 septiembre, 2018295
Con la denuncia presentada en estos días para que se investigue la legalidad de los títulos académicos del Presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez y de su principal opositor- del derechista PP- Pablo Casado, suman ya más de treinta los casos de personajes de primera línea de la política de ese país, que al parecer cayeron en la tentación de conseguir –con dinero o con poder político- pomposos títulos académicos. Esta epidemia de titulitis deja en claro-en otros puntos- que la venta o graciosa concesión de títulos se da en algunas de las más renombradas y antiguas universidades del mundo y que no distingue entre la extrema derecha o la extrema izquierda política, que aquí se unen, como se unen todos los extremos.
En el Ecuador, con universidades menos antiguas y sin el renombre de algunas del viejo mundo, se han dado también casos de falsificaciones y graciosas concesiones de favores académicos. Un ex vicepresidente de la república y una conocida legisladora de manos limpias y cerebro lúcido, fueron acusados, el uno de plagiar su tesis y la otra de pasar de la escuela, a bachiller y a graduada universitaria, en un abrir y cerrar de ojos. Hay otros casos menos espectaculares, pero más graciosos como el de tres miembros de una familia, graduados cuando estaban en ejercicio del poder, con una tesis que difícilmente calificaría para monografía de bachillerato.
La tristemente recordada universidad ecuatoriana especializada en conceder títulos a altos funcionarios públicos, afortunadamente fue clausurada, no por el gobierno, sino por la propia organización de universidades, cuando éstas tenían autonomía. Hoy ya no existe esa institución, pero sí hay docenas de profesionales y empleados públicos sobre todo en el área judicial, que consiguieron títulos en pocos meses, mientras la mayoría de mortales debíamos pasar años para alcanzar uno.
En la base de esta fiebre de títulos que azota a muchos países están el afán mercantilista de algunas universidades que venden títulos y la vergonzosa actitud de otras que no los venden, pero los otorgan para quedar bien con quienes detentan poder político. Conceder títulos honoris causa para quedar bien con esos poderes, es también criticable, aun cuando es un mal menos extendido que los otros.
Pero también en la base de esa titulitis en nuestro país están las reformas legales que llevaron a privilegiar el título por sobre todo otro mérito, como experiencia, investigación y docencia bien calificada. El doctorado PHD y los masterados, se convirtieron para los burócratas que dirigieron la educación superior en la década robada, en la panacea que debía curar todos los males de la universidad. Y, ejércitos de profesionales y profesores que necesitaban esos títulos, se lanzaron a conseguirlos. Unos-quizá los más- lo hicieron y siguen haciendo con seriedad. Otros fueron por el camino corto de algunas universidades extranjeras que los conceden con relativa facilidad.
Lo que ocurre en estos días en España y que ya cobró la vida política de la Presidenta de la Comunidad Madrid y amenaza la del presidente del gobierno así como de su principal opositor- además de otras treinta personalidades-muestra la magnitud del gran mal de titulitis que afecta al mundo occidental. (O)

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