¿María F. Espinosa quiso ayudar a huir a Assange?
Si la nacionalización a Julian Assange y su acreditación como diplomático ecuatoriano ameritaba hace mucho una investigación para establecer -si las hay- responsabilidades administrativas, civiles y hasta penales, la revelación sobre un operativo ruso para sacar de la embajada a Assange hace que esa investigación, que debe adelantar la Fiscalía, se convierta en un asunto necesario.
Según la información publicada por algunos de los más grandes y serios medios de comunicación del mundo, diplomáticos rusos mantuvieron conversaciones secretas con gente cercana a Assange para ayudarlo a huir de la Embajada del Ecuador donde está asilado desde hace años. El requisito para llevar adelante el plan era que el Ecuador convierta a Assange en funcionario diplomático suyo, cosa que efectivamente ocurrió. La nacionalización de Assange para darle la inmunidad del caso es evidencia suficiente para investigar si el Ecuador, a través de sus funcionarios diplomáticos, estuvieron alineados con el Kremlin para realizar un operativo ilegal, que contraviene todas las convenciones y acuerdos diplomáticos.
La revelación se hizo luego de que hubo una filtración de mails y documentos de Wikileaks, la organización fundada por Assange para publicar, paradójicamente, información que estados y corporaciones generalmente mantienen oculta. La operación, según se desprende de los documentos, estaba programada para diciembre del 2017, dice el diario inglés The Guardian que tuvo contacto con una fuente involucrada en el plan. Esa fuente dijo al diario inglés que el operativo dependía de que el Ecuador le otorgue el estatus diplomático. Todo fracasó porque las autoridades inglesas, como reveló 4Pelagatosen ese entonces, se negaron a reconocer a Assange como diplomático acreditado en Inglaterra por ser considerado como prófugo de la justicia. Según The Guardian, el involucramiento de oficiales rusos en concebir lo que ha sido descrito como un plan “básico”, genera nuevas interrogantes sobre las vinculaciones de Assange con el gobierno de Putin. El fundador de Wikileaks es una figura clave en las investigaciones que se hacen en los EEUU para establecer si Rusia intervino en los resultados de las elecciones presidenciales de EEUU en el 2016.
La participación ecuatoriana en este entuerto es bastante evidente. En junio del 2018, 4P publicó de forma exclusiva una nota enviada por el Foreign Office (la cancillería inglesa) a la embajada ecuatoriana precisamente el 20 de diciembre del 2017 (las fechas coinciden con la información filtrada) en la que le decía que no aceptada que Assange sea nombrado “miembro de la misión” diplomática del Ecuador en Londres. “El Directorio de Protocolo desea informar a la Embajada que a la luz de las circunstancias de la presencia del señor Julian Assange en el Reino Unido, el Foreign Office and Commonwealth Office no considera al señor Julian Assange como un miembro aceptable de la misión y, por tanto, el Directorio queda sin otra alternativa que negarse a reconocer al señor Assange como tal”.
The Guardian dice que los detalles del plan para que Assange escape de la Embajada con la participación rusa son aún confusos pero que según dos fuentes cercanas con el trabajo interno de la Embajada ecuatoriana, Fidel Narváez, un confidente muy cercano de Assange que hasta hace poco era cónsul ecuatoriano en Londres, era el contacto con Moscú. En una entrevista con The Guardian, Narváez negó haber estado involucrado en conversaciones con Rusia para sacar a Assange de la Embajada. “Fuentes dicen que el plan para el escape de Assange incluía que Ecuador le otorgue documentos diplomáticos para pueda reclamar inmunidades para él”, dice The Guardian. La idea era llevarlo a Rusia aunque no se descartaba la idea de que viaje en barco hasta Ecuador.
El diario inglés también dice que en diciembre del 2017, Rommy Vallejo, ex director de inteligencia del Ecuador, viajó a Londres alrededor del 15 de diciembre para coordinar la operación. En febrero, Vallejo dejó su cargo y se piensa que vive en Nicaragua, dice el diario que asegura que hay fotografías que muestran a Vallejo en las reuniones.
En este tema aparece como principal involucrada la ex canciller María Fernanda Espinosa, quien ahora es secretaria de la Asamblea General de las Naciones Unidas. En enero del 2018, Espinosa convocó a una rueda de prensa a los corresponsales extranjeros y cuando fue consultada sobre la posibilidad de que Ecuador le hubiera concedido la nacionalidad a Julian Assange dijo que ese tema “no merece comentarios, ni opinión de Cancillería. Diario El Universo publicó ese mismo día una nota desmintiendo a Espinosa al dar a conocer pruebas de que Assange ya tenía cédula ecuatoriana y que Cancillería estaba al tanto de todo.
En mayo del 2018, el presidente Lenín Moreno en entrevista con la cadena alemana Deutsche Welle aseguró que la decisión de entregar la ciudadanía a Julian Assange fue tomada por Espinosa. “Esa fue una decisión de la señora canciller. Yo le había manifestado a la señora canciller que, con la mayor libertad, escoja la forma de solucionar el problema. Y ella escogió ese sistema. No fue el más adecuado, pero yo fui respetuoso de eso”.
Las investigaciones que se hacen oficialmente en EEUU sobre una posible participación de Assange en un plan para distorsionar el resultado de las elecciones en ese país, hacen que Espinosa e incluso Lenín Moreno tengan que posiblemente responder por todo lo ocurrido. Si la nacionalización de Assange era parte de un plan ruso para liberar ilegalmente al australiano, quien habría sido autor de la intervención del Kremlin en asuntos políticos estadounidenses, es bastante obvio que Espinosa y el propio Moreno, además de la cancillería ecuatoriana tendrán mucho que decir y aclarar.
La nacionalización de Assange y su enrolamiento en el servicio exterior ecuatoriano fue un acto oscuro y evidentemente plagado de irregularidades. En ese proceso estuvieron involucrados muchos funcionarios del gobierno de Moreno que, además, habían participado en el gobierno de Correa en el cual se le otorgó asilo a Assange.
La Fiscalía ecuatoriana tiene la obligación de iniciar una investigación. No solo por los delitos y las irregularidades administrativas que pudieron haberse cometido durante el proceso sino por la necesidad de que el servicio exterior ecuatoriano rinda cuentas por lo que hizo en el tema y las dudas que ha sembrado sobre su conducta. María Fernanda Espinosa, los funcionarios de la Embajada, los servicios de inteligencia y la misma Cancillería deben ser llamados a declarar.
Foto Naciones Unidas
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