|
|
La justicia en Ecuador, no es para los maestros, “sin los docentes sería inconcebible que el abecedario encendiera la chispa de la ciencia, el saber, las artes y el amor en ninguna alma humana”.
“La tarea más grande que un hombre pueda desarrollar en bien de sus semejantes es ejercer el magisterio, porque comparte desinteresadamente sus conocimientos a los alumnos. Unos serán gratos con el maestro y lo recordarán toda su vida, mientras otros serán ingratos. Así es la vida”. Los maestros han aportado a la sociedad ecuatoriana, primero, con toda su juventud, energía, creatividad y paciencia brindada a los niños y jóvenes de padres y madres que anhelan verlos prosperar; segundo, literalmente, han abandonado a su propia familia por sacar adelante los sueños de los discípulos a los que reciben con esperanza. Dirán algunos, pero es su trabajo, sin embargo, con toda esa energía y potencialidad creadora, muy bien pudieron dedicarlo a una profesión más fructífera, más rentable, pero no, escogieron una carrera en donde la vocación y el sacrificio es lo primero. Cuántas veces escuché decir a los hijos de mis amigos maestros: ¡claro, quieres más a tus alumnos que a mí porque te la pasas metido con tus cuadernos, libros, notas, y resolviendo problemas que no te incumben! ¡Te preocupas más por unos desconocidos que por mí que soy tu hijo! ¡Para lo poco que ganas! ¡Para lo mal que te tratan! Muchos sinsabores atraviesa el maestro en su trayectoria, algunos inimaginables, impensables e insólitos; pero al final de su jornada, la tan anhelada jubilación es el descanso esperado para poder realizar aquello que la docencia no le permitió, aunque, como es obvio, los años han encorvado su talla, las canas platinadas junto a los surcos de su piel reflejan que la flor de su juventud se quedó en las aulas y en la vida complicada de sus estudiantes; sin embargo, se viene una vejez digna, es lo menos que se espera. Pero ¡no! La tan ansiada jubilación no llega. Algunos maestros están inscritos por años y deben esperar pacientemente hasta que el Ministerio de Educación los desvincule. ¿desvinculen? ¿cuándo? ¿cómo? Interrogantes absurdas, si el docente ya ha cumplido los requisitos para que le cesen inmediatamente, ha cumplido con la ley, una ley que el Ministerio de Educación sí puede violarla o simplemente cambiarla a su conveniencia con acuerdos ministeriales, olvidándose que el primer deber del patrono es velar por la dignidad de sus trabajadores que están dando su último aliento, pero no, el maestro deberá soportar el último maltrato, la estocada final, aguantar el certero golpe, como un recuerdo de despedida y parte de pago por una vida de servicio a la niñez y juventud de la Patria. ¡qué ironía! ¡qué ingratitud! Pero eso no es todo, los que han logrado jubilarse, como si estuvieran recibiendo una dádiva de los gobiernos de turno, deben pasar por la vergüenza de reclamar a gritos que les paguen el bono con el cual la ley les ha bendecido ... ¡qué va! ... Otros gastos más importantes se cubrieron con el dinero de los maestros, ¡tan solo son maestros!, ¡nadie reclama por ellos! La sociedad ecuatoriana es ingrata, nada más enseñaron a leer y escribir a sus hijos. No vale la pena levantar la voz por una clase que por siglos ha pasado desestimada. Las políticas del estado ecuatoriano siempre han puesto en riesgo el bienestar y la calidad de vida de los maestros, y los gobiernos de turno han sido los primeros en violar los derechos de una clase que, a mucha honra, ha permitido que nuestros hijos y, los hijos de los hijos de las familias ecuatorianas puedan cultivar sus talentos y forjarse un porvenir. Esta política de ultraje continúa atropellando los derechos de los maestros jubilados, como una afrenta espantosa y una burla del derecho, la ley y la justicia. Mientras los maestros han dado luz a la vida de nuestros hijos, el incumplimiento a las leyes, por parte del mismo gobierno ecuatoriano, pisotea la luz que la justicia se esfuerza por irradiar. Sin duda, nubes borrascosas mancillan la jubilación digna y bien merecida de los maestros ecuatorianos, a los que toda la sociedad, siempre, debió proteger y respetar”. El IESS debe mantener su autonomía El Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) es una entidad autónoma y con un gobierno tripartito, conformado por un representante de los trabajadores, otro de los empleadores y un tercero del Estado, y paritario (las diversas partes tienen igualdad en derechos), por lo que una de las partes no puede tomar decisiones unilaterales. Así opinaron algunos expertos en Seguridad Social, consultados por El Observador. La afiliación es el derecho de protección que todo ciudadano ecuatoriano recibe por parte del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, bajo los distintos regímenes existentes: Seguro General Obligatorio, Seguro Social Campesino y Seguro Voluntario. Durante la década del correismo, la asambleísta Betty Carrillo, en su calidad de presidenta de la Comisión de los Trabajadores, aseguró: “ya no es posible que se siga viendo al IESS por un lado y al Estado por otro. El IESS forma parte del Estado”. Según la asambleísta, decir que el Estado le debe al IESS es como decir “que el Estado le debe al Estado”. Esto, en medio de los anuncios del (ex) presidente de la República, Rafael Correa, en el sentido de que el IESS no requiere el 40 e las pensiones porque tiene superávit y que la ley que establece la deuda por atenciones de salud a jubilados, según él, es inconstitucional. El presidente Correa sostuvo en aquel entonces, que los $ 1.000 millones que debe pagar cada año al IESS por el 40podrían ser invertidos en más escuelas del milenio u otras obras. Correismo asalta $2.507 millones El gobierno al fin desaparece la deuda en salud que tiene con el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social: $2.507 millones se evaporaron de las cuentas del IESS como por arte de magia. Esto se hizo en septiembre de 2016, según registra el “balance de comprobación del fondo de seguro de salud”. En el de agosto aparecen los $ 2.507 millones en la casilla “deuda del gobierno”; en el balance de septiembre ese valor es cero. Ahora ya no es sólo el gobierno el que se escuda tras la falta de un reglamento para negar la deuda. También lo hacen los funcionarios del IESS, sin que Richard Espinosa (exdirector), haya dicho lo contrario. ¿Y por qué no hay reglamento? Porque desde el 4 de febrero de 2009, un proyecto reposa en la oficina del presidente, quien, además, tiene la facultad privativa de expedir los reglamentos necesarios para que se apliquen las leyes. En definitiva, Correa decidió incumplir los compromisos del Estado con el IESS que, en el caso del Fondo de Salud, suma $1.875 millones, más lo acumulado en 2015 y 2016. Y ahora Sergio Jurado Villavicencio y Rammy Harnisth Noboa, le dieron gusto desapareciendo $2.507 millones de los balances. El IESS, como es obvio, debe continuar prestando sus servicios a los jubilados y pacientes con enfermedades catastróficas. Pero como no tiene esos recursos, sigue gastando sus ahorros. EL DRAMA DE LOS JUBILADOS. Magister Rosario Salamea Ruiz Coordinadora de los Jubilados del Azuay
“Treinta y cinco años como docente, irradiando luz en medio de las tinieblas. Formando líderes, con valores como el respeto, el conocimiento y la solidaridad. Qué pena, la educación de calidad que prometió el correismo, brilló por su ausencia y para el magisterio ecuatoriano se convirtió en una larga pesadilla con la imposición de un modelo educativo ajeno al derecho a una educación laica con calidad social, con una conciencia crítica que contribuya a la transformación de la sociedad.
Del 2008 al 2014 algunos maestros se jubilaron con la cantidad de 12 mil dólares. A partir del 2015, muchos maestros nos jubilamos sin un dólar partido por la mitad, razón que nos llevó a organizarnos en el austro, para exigir al gobierno nos pague nuestro incentivo. Las protestas se inician con plantones en el parque Calderón, visitas a la gobernación, delegaciones del MED, IESS, quienes se hacían de los oídos sordos y nunca entendieron que para llegar a donde están ubicados, recibieron el pan de la enseñanza de los maestros. También recurrimos donde el Dr. Carlos Castro Riera Presidente del Colegio de Abogados del Azuay, para solicitar su apoyo profesional, quien nos manifestó que: “ una demanda contra el estado quedará estancada para siempre”, actitud que no logró doblegar nuestro espíritu de lucha, al contrario permitió que el movimiento que se inició en Cuenca, diera sus frutos al conformarse la Coordinadora Nacional de Maestros Jubilados, en la ciudad de Quito. Fuimos víctimas de persecución, abuso y clausura de la Unión Nacional de Educadores, durante el régimen de Rafael Correa, pero nos mantuvimos firmes en nuestra trinchera, compartiendo espacios de lucha y resistencia con los movimientos sociales para recuperar la democracia y evitar el desmantelamiento de la organización social. El 3 de julio sostuvimos una reunión con los gobernadores de Azuay, Cañar y Morona Santiago, con quienes conformamos una mesa de trabajo, pero no ha habido seguimiento, porque supuestamente los funcionarios políticos no disponen de tiempo y entre sus prioridades no está el tema de los maestros. El 6 de julio nos reunimos con los asambleístas del Azuay, quienes nos informaron que se van a pagar 5 millones de dólares mensuales, en un período de 18 meses a 15 mil maestros ecuatorianos. La indemnización por maestro es aproximadamente 53 mil dólares, de los 90 millones, no se cubriría en ese período ni a 800 maestros Pero resulta que el delegado de la Presidencia de la República, sostuvo que no tienen dinero y solamente se realizará el pago a 12 maestros azuayos, lo cual implica una tomadura de pelo. Como Movimiento Nacional de Maestros Jubilados, solicitamos audiencia al Presidente Lenin Moreno, pero nunca se reunió con nosotros, pero si con la Red de Maestros, que son del ala oficial, que se formó en época del correismo, para dividir al magisterio. Da la impresión que el actual mandatario nunca pasó por las aulas escolares, desconoce nuestro esfuerzo, sacrificio y nos discrimina con su silencio y quemeimportismo, a quienes somos los forjadores del futuro de la patria”. El ex ministro de Educación, Augusto Espinoza, se reunión con los maestros azuayos en el Colegio “Manuela Garaicoa” y se comprometió que a todos los educadores que han cumplido más de 60 años, van acogerse a la jubilación y recibirán su indemnización en bonos. Nunca se cumplió y varios docentes empeñaron el valor del bono a los chulqueros hasta por la mitad de la indemnización, que oscilaba entre los 45 y 50 mil dólares. Varios maestros que nos envejecimos en las aulas de clase, que dimos gran parte de nuestras vidas para la formación de niños y jóvenes, atravesamos serios problemas económicos para la subsistencia diaria, y nuestra salud está quebrantada. El IESS no cubre nuestras demandas, unos se han muerto por padecer enfermedades catastróficas, otros a la espera del incentivo que nunca llega, debido a la indolencia de los gobernantes, que utilizan nuestros aportes con fines ajenos a los intereses ciudadanos. Jubilación que debería ser júbilo, descanso, se ha convertido, en enfermedad y muerte”. Magister Julio Martínez Vicepresidente de la Coordinadora de Maestros Jubilados
“Soy un maestro que hace 40 años emigró hacia las estribaciones de las cordilleras, hacia los páramos y pajonales, allí ingresábamos los maestros de profesión, pero de vocación educadores. Llegamos a los lugares inhóspitos, donde no llegaba nadie, solo llegaba el maestro a poner la luz donde había tinieblas, a luchar contra la ignorancia de niños, niñas y adolescentes.
El tiempo iba avanzando y tuve que salir a un caserío de la ciudad de Gualaceo, en una comunidad con una casita de adobe, donde pernoctaban por la noche, las reses, las ovejas, donde se sentaban los niños a recibir clase, allá por los años 1979-80. El maestro vivía en la comunidad, además apoyaba en la gestión de proyectos de desarrollo comunitario, visitando las instituciones como el CREA, para conseguir el agua, para abrir caminos vecinales y alimentos para los almuerzos escolares. Poco a poco íbamos acercándonos a la ciudad y como reza la pedagogía popular: “no puede seguir dando clases, el que dejó de aprender, los días sábados estudié en la universidad para obtener el título de tercero y cuarto nivel, que me permita brindar conocimientos y saberes a la niñez. Por todo este esfuerzo académico y de vida, estamos exigiendo el incentivo familiar que por ley nos corresponde, de acuerdo a la Ley Orgánica del Servidor Público (LOSEP). La indolencia del ex presidente Correa y de Lenin Moreno que sigue la misma línea ya que no quiere dialogar con los maestros, que con riesgos y achaques a nuestra salud, no hacemos daño a nadie. Nuestra lucha es de altura, con dignidad y respeto a las autoridades locales y nacionales, pese a que estos gobernantes han creado una organización paralela que es la Red de Maestros, que se ha caracterizado por encubrir los casos de abusos sexuales a niños y niños. Me molesta saber que maestros que nunca fueron educadores, sino que llegaron al magisterio producto de pago de favores recibidos por Alianza País, estén cubriendo este horroroso delito. A estas alturas de la vida, rondando los 60, 65 y 70 años no gozamos de una excelente salud y nos vemos obligados acudir al seguro social, donde nos dan una cita para seis meses, en broma y en serio, post morten nos atenderán en el seguro. En estas condiciones nos vemos obligados acudir a la salud particular, privada, y muchas veces tenemos que pedir o endeudarnos en la cooperativa. Naturalmente, en el Seguro Social, nos recetan un montón de pastillas, que no alivian la enfermedad y la salud quebrantada. Estamos cansados de tanto trabajo y caminar, pero no vamos a dar un pie atrás porque cada vez se suman más maestros para inyectarnos ánimos y energía en la lucha por el resarcimiento de nuestro derecho, a una jubilación digna y un descanso saludable. Lic. Patricio Pesántez, jubilado Luego de haber entregado 40 años de vida al magisterio ecuatoriano, espero se haga efectivo la entrega del incentivo como compensación al sacrificio y entrega a la noble causa del magisterio, que en un inicio me tocó caminar, tres, cuatro horas a lomo de mula, en comunidades remotas, y no como hoy, los nuevos educadores, se quedan en la ciudad de Cuenca. Uno de los casos patéticos es de una compañera, que tras laborar por el lapso de 40 años en el magisterio, se vio empujada a jubilarse. Una enfermedad le impidió seguir junto a sus alumnos. Con el retiro forzado del magisterio sus problemas aumentaron porque aparte de sus dolencias, también vino la escasa liquidación que no fue superior a 12 mil dólares, que se esfumó en un santiamén. Hoy vive un suplicio, para subsistir en medio de la enfermedad, ha tenido que acudir a pedir los préstamos en las entidades financieras habida cuenta que debe practicarse sesiones especiales en SOLCA. En otros casos, los incentivos que les dieron a algunos maestros fueron en bonos, que sumaban alrededor de 52 mil dólares, y en algunos casos, tuvieron que vender a los chulqueros por la mitad del precio, para solventar los gastos de salud, alimentación y educación de sus hijos. En el caso nuestro ni siquiera nos dan la esperanza de que nos van a pagar. Semanas atrás un funcionario del Ministerio del Trabajo, sostuvo que iban a pagar cinco millones de dólares durante 18 meses que cubren únicamente a 100 maestros, donde la mayoría nos quedamos al margen de este beneficio y nos tiene relegados a segunda orden. Una violación total Es una verdadera injusticia y calvario la que están viviendo muchos maestros jubilados desde el 2008, 20014, 2015, 2016 que no cobran la compensación por jubilación, y, en otros casos no han sido desvinculados por el Ministerio de Educación. Este caso es aún más grave porque se les obliga a seguir trabajando, es una vulneración total a los derechos de los maestros que han dado mucho tiempo de su vida a la formación de los niños y jóvenes de nuestra Patria.
Lo cierto es que por este tipo de desorden legal, por abuso de poder, por cambiar los acuerdos para atacar a una clase profesional que ha servido a la patria, la jubilación se ha convertido en un verdadero caos, enredo, en donde el patrono, en lugar de velar por el bienestar de sus empleados, los ha acorralado y atacado como le ha dado la gana.
Repudiamos este trato discriminatorio a los educadores, no puede ser tanta la injusticia y trato cruel para quienes cumplieron y cumplen con abnegación y cariño su tarea de educar a la niñez y juventud. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario