La inteligencia en el Ecuador fue prostituida
Estamos ante un grave retroceso en la seguridad y la inteligencia, cuando sobre nosotros se cierne una amenaza que no es clasificable. Y esto ocurre en un momento de gran debilidad operativa luego de diez años en que se diezmó no solo la capacidad de las fuerzas sino que se las debilitó en su estructura y en su moral.
26 de marzo del 2018
MARÍA FERNANDA NOBOA
Ha sido muy mal entendido el manejo de la inteligencia en el país. Se quizo hacerlo bien luego del ataque a Angostura (2008), se intentó institucionalizar el sistema de inteligencia. Pero quedó en una muy buena intención, a pesar de que se hizo toda una secretaría, con procesos, y que varias cabezas han pasado, no se logró institucionalizar. Y por ahí empieza el problema.
Aun queda dentro del imaginario de la gente y de los especialistas, que la inteligencia solo debe ser para el conflicto, para la prevención de amenazas, para el entrentamiento. La inteligencia debería ser vista como una forma de conocimiento anticipatorio, preventivo y proactivo sobre la amenaza. Eso significa que la inteligencia es un conocimiento de alto valor procesado, pero desafortunadamente está muy arraigado asociarlo con el espionaje.
Aunque se pensó que se iba a hacer una cultura de inteligencia, que se iba a tomar en cuenta a la academia, no se lo hizo. Y por tanto hay una desfiguración de la imagen de lo que es la inteligencia. Creo que se debe entender cuál es el rol de la inteligencia para un Estado democrático. Igual que una política de salud, una política económica, una politica social, debe haber una política de inteligencia, que esté ligada no solamente a la seguridad. Tiene que estar ligada a todos los sectores de la conducción del Estado, porque eso va a permitir no solo anticiparse a los llamados factores de riesgo —que eventualmente se convierten en amenaza— y producir conocimiento para la conducción del Estado y la toma de decisiones con ventaja estratégica; sino además servir para la búsqueda de oportunidades para el Estado, para el cumplimiento de sus funciones, para el cumplimiento de sus objetivos estratégicos.
La base del comandante de las FARC, Raúl Reyes, estuvo asentada por tiempo indefinido en territorio ecuatoriano hasta ser atacada por las Fuerzas Militares de Colombia en 2008.
Lamentablemente, se sigue atando a inteligencia con espionaje. Se sigue vinculando a la inteligencia únicamente con operaciones intrusivas, cuando la inteligencia estratégica está a otro nivel. Cuando hablamos de pinchazos, de seguimientos, es una inteligencia operativa-táctica. La inteligencia estratégica es de caracter abarcativo, multidimensional, con una visión no solamente de entender la sorpresa y las fallas estratégicas de un sistema frente a una amenaza, sino que tiene básicamente un rol de construcción del sentido de la amenaza.
La inteligencia puede ser utilizada —y de hecho ha sido usada políticamente— para construir un sentido de amenaza, de que estos son mis amigos y estos son mis enemigos, y en función de eso legitimo determinada orientación de las políticas de seguridad y defensa.
La inteligencia puede ser utilizada —y de hecho ha sido usada políticamente— para construir un sentido de amenaza, de que estos son mis amigos y estos son mis enemigos, y en función de eso legitimo determinada orientación de las políticas de seguridad y defensa. Nadie tampoco está hablando de cómo la inteligencia sirve para instrumentalizar, ideológica y políticamente una amenaza.
Si vemos, en el caso colombiano, lo que se ve es una instrumentalización entre los presidentes Andrés Pastrana y Álvaro Uribe para cambiar el estatuto de la amenaza. De grupos beligerantes, alazados en armas o guerrilla, se los califica de ser terroristas; y una vez que lo son y se alinean a toda la lógica estrategica de la guerra preventiva de Estados Unidos, pasan ahora a ser sus "amigos" con la firma del acuerdo de paz.
Este biorritmo de constituir la amenaza está en los conductores políticos, los conductores militares, en la gente que está operando la construcción de la amenaza. Porque la amenaza no es que no existe, está ahí, pero que grado de letalidad, de fuerza o de capacidad que se le da a la amenaza está dada por la conducción política, en muchos casos por parte de los propios militares; que sabemos, antes de la ola de la democratización de la inteligencia estaban hecho cargo de decir quienes eran nuestros amigos, nuestros enemigos en función de ese sedimento de la doctrina de la seguridad nacional.
En la actualización del Libro Blanco de las Fuerzas Armadas, el general (r) Oswaldo Jarrín, entonces ministro de Defensa, ya se previó cuáles iban a ser las nuevas amenazas y se previó una forma de conflictividad asimétrica. Pero no podemos ver solo la amenaza global y la manera en que nos va a afectar, porque la construcción de la amenaza, el sentido de la amenaza la hacemos nosotros, localmente.
Luego del acuerdo de paz con el Perú, la agenda de defensa y las políticas de seguridad se movieron hacia la frontera Norte. Pero como una forma de neutralizar los efectos del conflicto. Tal es así que tanto en el Libro Blanco, como en las diferentes agendas que se han hecho a partir del 2005, 2207, 2008, 2011 y 2014, no hay una definición clara de cómo las FARC, del ELN y las BACRIM (bandas criminales) amenazan la seguridad del Estado.
¿Por qué hay ese silenciamiento? Mientras tanto, en Colombia se les tenía muy bien perfiladas. Su comportamiento, sus líneas de acción, cómo se mueven, etc. Y ese sigue siendo el problema ahora, cuando surge un nuevo comportamiento de una amenaza que ha sido el centro de gravedad de la conflictividad en Colombia. Pero es una amenaza que hay que entender desde los flujos transnacionales y transfronterizos. No es una amenaza que opera en cápsulas. Son amenazas combinadas que mutan. No están cortadas en frío. Van cambiando y de acuerdo a cómo se mueven en los diferentes territorios las amenazas se comportan.
En lo que está pasando ahora, seguimos teniendo la mirada militar y policial únicamente. La lógica de entender el problema se enfoca desde esa estructura de ese poder, y no desde las teorías críticas. Y esto es, entender cuál es una buena práctica de inteligencia para perfilar adecuadamente una amenaza. Pero una amenaza que responda a nuestras coordenadas. Estas amenazas salen del otro lado, pero se han configurada en el Ecuador, porque acá adentro deben haber las condiciones específicas para que esa amenaza se cimente. En eso discrepo con el Ministro del Interior ecuatoriano, porque las amenazas no están en Colombia, van y vienen. Cruzan, de modo cambiante. Por eso se llaman nuevas amenazas, porque la capacidad de definición de la amenaza es muy cambiante, no es como una amenaza territorial, en la cual sabes de tu enemigo, sus capacidades territoriales, sus vulnerabilidades y en torno a eso se arma el aparataje militar para responder a esa amenaza.
Acá se ha hecho un gran esfuerzo, pero Colombia nos lleva veinte años de ventaja. El país vecino hace la planeación militar por capacidades. Y esto implica un manejo militar vinculado a una inteligencia conjunta.
Acá se ha hecho un gran esfuerzo, pero Colombia nos lleva veinte años de ventaja. El país vecino hace la planeación militar por capacidades. Y esto implica un manejo militar vinculado a una inteligencia conjunta. Ya no se conceptuán a la amenaza como algo territorial, sino que trabajan en escenarios de intervención, construyendo multiples escenarios, lo que permite saber el grado de letalidad de la amenaza, el grado de capacidad para vulnerar. No es una sola amenza, por ejemplo el narcotráfico y nada más. Qué pasa cuando el narco se fusiona con grupos residuales de las FARC. Porque hay también que entender de qué frente son esos grupos, el grupo mayoritario, que no se desmovilizaron. El mayoritario está entre el frente 32, que es el de abastecimiento, y los del frente 48 que son los expertos en las finanzas y relaciones internacionales. Estos son los frentes menos movilizados. Así se generan las amenazas amorfas, es como un transgénico de amenazas; no se sabe cómo se van a comportar. Y por eso es que las fuerzas regulares nuestras, acostumbradas a un tipo de amenaza, si tienen un tipo de planificación cerrada, no son multipropósito, no son flexibles, no son adaptables a estos cambios de escenario, se dan de cara contra la pared.
No se tiene claro qué está pasando en Colombia y los impactos en Ecuador porque prima solamente el componente militar para atacar la amenaza. Hay que recordar que en este tipo de amenazas también está comprometida la sociedad civil, los pueblos de las zonas, donde actúan estas amenazas combinadas. Y es parte de la estrategia tener cautivos a los pobladores o por miedo o por la desatención del Estado. Las organizaciones criminales captan a parte de la población y se generan códigos de protección, como por ejemplo colgar ropa de color rojo o prender una motosierra o poner bachatas para advertir que las fuerzas de seguridad están entrando a patrullar.
En este tema debiera manejarse una visión interagencial. Desde el frente social, económico, seguridad... Trabajar de modo entramado. Es una doctrina aplicada en Colombia, y hay también una corresponsabilidad de los pobladores de alertar sobre las amenazas. Nadie está por su lado. Con el gobierno anterior las Fuerzas Armadas fueron disminuidas en su capacidad operativa. Son factores internos y externos. Si se han quedado con capacidad prácticamente nula, cómo vamos a enfrentar la amenaza, que —como se vio en Mataje— vemos cómo actúa. Si decimos que con coches bomba, morteros artesanales pueden generar semejantes daños, esto —desde la visión prospectiva— se puede agudizar. Ya no serán solamente coches bomba sino, como se ha dado la tendencia en Colombia, han tenido una estrategia de abanico; golpean en puntos diferentes para distraer a la fuerza pública, generan miedo. Son grupos articulados y golpean estrategias de terrorismo.
Las Fuerzas Armadas sostienen que perdieron su capacidad operativa durante el correato. Foto: El Universo
¿Qué ganan estas fuerzas irregulares o disidentes o narcotraficantes, atacando en Ecuador, si lo que les convendría es más pasar desapercibidas para llevar con éxito su negocio? Ganan afectar al factor psicológico de la población ecuatoriana y a los conductores del Estado.
¿Qué ganan estas fuerzas irregulares o disidentes o narcotraficantes, atacando en Ecuador, si lo que les convendría es más pasar desapercibidas para llevar con éxito su negocio? Ganan afectar al factor psicológico de la población ecuatoriana y a los conductores del Estado. Si ven sangre, edificios destrozados, cadáveres, piernas destrozadas, es la manera de incidir en cambio de política pública. Y posiblemente el cambio que se espera es mantener la política de los últimos años: no hacerse mucho cargo y que Colombia se haga cargo; pero no estoy en favor de la violación de la soberanía, pero debíamos haber previsto que estas amenazas no se iban a quedar solo en territorio colombiano.
Después de las operaciones Jaque, Fenix y Sodoma, que se dieron para acabar con los cabecillas de las FARC, estas comenzaron a dispersarse. Porque hubo un golpe al comando mayor; un golpe estratégico para desbancar y romper el aura de invulnerabilidad de las guerrilla. Sus hombres hicieron un repliegue estratégico a la zona oriental y occidental, para refugiarse cerca del Ecuador, pero también encontraron las condiciones para montar su negocio. Entonces estas acciones, estos ataques de ahora, son una forma de presionar para que los conductores del Estado ecuatoriano se sienten a "conversar" en buenos términos.
Estamos en una capacidad operativa muy baja. Pero estamos pensando en comprar chalecos, ahora. ¿Cuál va a ser nuestro camino? ¿Enfrentar solos esta amenaza? ¿Negociar con los cabecillas de la disidencia para que no causen daños dentro de nuestro territorio? Porque esto va relacionado con "vacunas", con extorsión, secuestro, afectación a infraestructura crítica.
Hay un problema mayor si vemos que las disidencias no son una sola cosa. Hay disputas territoriales. Carteles que operan en el país disputan zonas, corredores. Hay que saber quiénes y para qué están peleando. Para mi también hay una guerra de carteles y territorios, no solo los corredores de flujo. Cuando se habla de crimen organizado estamos hablando, en cuanto a drogas, de producción, circulación, almacenamiento, distribución... No solamente lo que se produce y sale, sino todo lo que los carteles hacen para que esto suceda.
Hemos asistido en el Ecuador a asesinatos recientes que incluyen mutilamiento de cuerpos. Quién lo hace, por qué se mutila. Antes no era así. Esta es una técnica de Hamas y las FARC se entrenaron con Hamas. Varios de los grupos, de sus cabezas, se entrenaron y una de las prácticas era el mutilamiento de cuerpos y eso se está haciendo aquí.
Se estudia mucho los efectos que produce una amenaza, pero no se estudia cómo se construye una amenaza, cuáles son los fines politicos, ideológicos de quienes están en la construcción de la amenaza. ¿Quieren construir una amenaza que hay narcoterrorismo para justificar el ingreso estadounidense y las maniobras combinadas y conjuntas con Colombia? ¿O se está haciendo una exageración de la amenaza donde participan los medios de comunicación?
La pregunta crítica es ¿de dónde viene la construcción de la amenaza? Los teóricos de la instrumentalización de las amenazas dirían que esta es una cuestión de percepción. En Colombia, que tuvo cincuenta años una amenaza y solo cuando aparecen los aviones y la estrategia aerotáctica logran romper la vulnerabilidad de las FARC ¿mientras tanto en tierra? Las FARC iban tomandose el territorio, el Ejército tuvo un retroceso estratégico, la guerrilla comenzaba una guerra de posiciones. Pero aquí, en Ecuador eso no va a pasar. Veo esto como un intento de empezar algo parecido a Colombia, pero no va a pasar. Se dice que Colombia tiene el mejor segundo Ejército de América Latina. Nosotros no tenemos nada de eso y hay que cuestionarse si la conducción de la defensa nacional ha sido técnica y profesional o política y reactiva.
En Colombia, que tuvo cincuenta años una amenaza y solo cuando aparecen los aviones y la estrategia aerotáctica logran romper la vulnerabilidad de las FARC ¿mientras tanto en tierra? Las FARC iban tomandose el territorio, el Ejército tuvo un retroceso estratégico, la guerrilla comenzaba una guerra de posiciones.
No olvidemos que toda la doctrina de cómo se construía la amenaza, el uso de la fuerza militar o policial tiene el sedimento de la guerra fría, con la hipótesis de un solo conflicto, la del del enemigo interno... Pero tratar de pensar así una realidad del siglo XXI es como tratar de solucionar la miopía con lentes para el astigmatismo. No ha habido tampoco coordinación en la comunidad de inteligencia, sino roces entre los aparatos de seguridad y esto se da porque no hay claridad de política pública y tampoco había claridad en los roles. El problema de la Senain, que era la llamada a hacer esto, es que no logró institucionalizarse porque nunca tuvo ley. La base de la conducción democrática de la inteligencia en toda América Latina se basó en la ley. La Senain fue creada por una Ley General de Seguridad Pública, con el concepto de seguridad integral que ya está cuestionado en su efectividad.
Tiene modelo de gestión, de funcionamiento, pero la inteligencia no tiene ley. Y lo que había se fue desfigurando y con ello se perdió la oportunidad histórica de hacer una conducción civil de la inteligencia; pero para eso hay que tener gente preparada y ética, que entienda lo que es una buena practica de la conducción de la inteligencia. Cuando los militares condujeron la inteligencia había una predisposición a aplicar las tesis militares; la Senain llegó a manos de policías, se aplicaron disposiciones policiales y la Senain se convirtió en una policía política; pero esta, en un Estado democrático debe existir, pero con criterio ético. En Ecuador se polarizó la relación de fuerzas en la inteligencia. En Colombia, y no estoy diciendo que debiéramos trabajar así, funciona bien porque la Policía es parte del ministerio de Defensa y no es más ni menos pero operan en su ámbito de forma articulada. La maniobra conjunta de inteligencia se consolidó en 1999 si no me equivoco.
El llamado es para que tanto militares, policías y civiles pensemos e intervengamos en el tema. La inteligencia en el Ecuador ha sido prostituida, y perdón por el adjetivo. Esta es un involución que acaba de suceder en el país, y lo más grave es que se trata de un retroceso en caliente, en medio de un conflicto con los carteles. Y eso es tenaz porque no sabemos el entramado. Tenemos indefensión operativa, con una amenaza no predecible y que no es analizada desde la óptica adecuada. Necesitamos cooperación externa, con Colombia, por ejemplo. Pero tenemos un problema: ¿en realidad Colombia confía en que nosotros queremos actuar en contra de la amenaza? Colombia tiene mucho reparo de la "tolerancia del Ecuador" frente a las FARC. ¿Se va a reconstruir la confianza? ¿Qué papel jugará Estados Unidos? ¿Tendrá confianza despues de una guerra de diez años contra el imperialismo, la CIA, los infiltrados, los penetrados..? La confianza es clave para la cooperación en inteligencia.
Ecuador es totalmente vulnerable este momento. Tenemos un 70% de vulnerabilidad. Y no creo que sea falta de preparación de los oficiales de inteligencia o los operativos, son gente muy capacitada; pero está también un tema de recursos, de voluntad politica y de coordinación de estas políticas. En Colombia ha habido la voluntad de hacer las cosas de manera articulada, no hay divorcio entre el poder político y el poder militar en temas de seguridad. Se habló una conducción democrática de la defensa, pero podríamos hacer una bitácora de los que han pasado por la cartera y sus esfuerzos, pero han sido muy poco, a la luz de los resultados, para lo que el Ecuador en este momento necesita.
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