Salvo por Zavala Egas, hay motivos para esperar
Lenín Moreno confirmó la victoria obtenida en la Consulta Popular el 4F. Hoy la Asamblea Nacional escogió a los siete miembros del Consejo de Participación transitorio. Las ternas propuestas por el Presidente recogían, en parte, el sentir de la opinión tras los diez años de correísmo. Esto se evidenció en su composición en la cual figuraban activistas sociales, académicos, empresarios, indígenas, un periodista… Pero figuraban, sobre todo, personas que, con excepciones, hicieron parte de la resistencia al autoritarismo. Y que por la misión que tienen, deben garantizar al país que evaluarán, en forma objetiva e independiente, a las autoridades de los organismos de control nombradas –salvo Pablo Celi, quien reemplazó a Carlos Pólit– bajo el correísmo. Y, eventualmente, reemplazarlas.
La votación reservó una sorpresa: la elección de Luis Hernández, quien figuraba en segundo lugar en la terna tres, tras Manuela Gallegos. Ella representa esa ala que fue correísta y que, una vez fuera del poder, militó por el retorno a los orígenes de Montecristi. Que no haya sido elegida puede ser analizado como un sondeo del peso político real de esa corriente de opinión.
Otra sorpresa es sin duda la elección de Xavier Zavala Egas. Un jurista que colaboró con el correísmo y prestó su opinión para denigrar a ciudadanos críticos. Hay que anotar que su nombre, entre los propuestos, fue el que menos votos positivos obtuvo (73), lo cual lo deja sin opción alguna para dirigir ese organismo. En ese sentido, Julio César Trujillo, cuyo nombre fue mocionado por Luis Fernando Torres, luce desde ahora como el candidato más opcionado para ejercer la Presidencia del nuevo Consejo de Participación Ciudadano transitorio: obtuvo 105 votos de 129 asambleístas presentes.
Con excepción de Zavala Egas, las personas escogidas generan una amplia aceptación y tienen una legitimidad social y política que justifica el optimismo evidente en las redes sociales. Hay allí un arcoíris nacional necesario siempre, pero específicamente en este momento de transición política. La circunstancia hace que los políticos hayan cedido este espacio de poder a la sociedad. Es un hecho excepcional que, de ser bien administrado por los nuevos consejeros, tendrá consecuencias en la institucionalidad mañosa que dejó montada el correísmo. Y sobre todo en la investigación de la verdad de lo que ocurrió durante una década de opacidad administrativa, corrupción y autoritarismo.
Julio César Trujillo (profesor y político respetado), Luis Macas (ícono del sector indígena), Luis Hernández (ex militar), Pablo Dávila (empresario), Eduardo Mendoza (periodista) y Miriam Félix López (ex militante y profesora) tienen una hoja de vida susceptible de nutrir sanas expectativas en la opinión. Se entiende que su papel no solo será ayudar a pasar la página del correísmo, dar un verdadero sentido y rol a las instituciones de control sino crear las condiciones para que el gobierno del Presidente Moreno abandone sus ambigüedades y se apunte definitivamente a un proceso de democratización profunda.
La mayoría legislativa que hoy votó, en una inmensa mayoría, por seis de los siete nuevos consejeros, siguió la voluntad del Presidente Moreno que, en este punto, cumplió con la promesa de proponer nombres decentes y meter en el juego institucional a la sociedad civil.
Ahora la pelota está en el campo de los consejeros que entran a jugar a la cancha a nombre de la sociedad. Es una tarea histórica. En efecto, pocas veces miembros de la sociedad han tenido un rol tan preponderante en un momento de transición política en varios campos: del autoritarismo a la democracia. De la opacidad administrativa y financiera a la transparencia. De los acuerdos mafiosos y la pérdida de informes a la verdad de lo ocurrido.
Hoy es un día con ciertas razones para confiar
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