Mario Jaramillo Paredes
Por AGN -29 marzo, 201829
Una gran cantidad de ecuatorianos hemos felicitado el nombramiento de Julio César Trujillo para la Comisión de Participación Ciudadana. Y muchos han repetido –con toda razón- que Trujillo representa una reserva moral del país.
Sin embargo, país desmemoriado como es el nuestro, no recuerda que a Julio César Trujillo le cerraron las puertas para ser Presidente de la república, funciones que las hubiera cumplido mucho mejor que muchos que llegaron a ese sitial. Y, le cerraron las puertas con el argumento de que era ” de los mismos de siempre”. En su lugar, eligieron a “gente nueva” muchos de los cuales fracasaron y arruinaron al país.
Una gran cantidad de ecuatorianos hemos felicitado el nombramiento de Julio César Trujillo para la Comisión de Participación Ciudadana. Y muchos han repetido –con toda razón- que Trujillo representa una reserva moral del país.
Sin embargo, país desmemoriado como es el nuestro, no recuerda que a Julio César Trujillo le cerraron las puertas para ser Presidente de la república, funciones que las hubiera cumplido mucho mejor que muchos que llegaron a ese sitial. Y, le cerraron las puertas con el argumento de que era ” de los mismos de siempre”. En su lugar, eligieron a “gente nueva” muchos de los cuales fracasaron y arruinaron al país.
Uno de los problemas mayores de las últimas décadas, fue la tendencia masoquista de la mayoría de ecuatorianos a dejarse engañar por cualquier político que aparece de la noche a la mañana y ofrece a los incautos votantes transformar al país en un paraíso. Un breve recuento de las elecciones de los últimos años muestra que el país no siempre escogió a los mejores ecuatorianos.
Veamos unos pocos datos para refrescar la memoria. En las elecciones de 1984, Julio César Trujillo- hoy aclamado por la mayoría del país- recibió la mísera cifra de ciento tres mil votos, que representaron algo menos del cinco por ciento del total. Quedó en antepenúltimo lugar, debajo inclusive de Jaime Aspiazu, célebre después por el tema bancario.
En 1988 el país escogió a Borja y Bucaram como los mejores ecuatorianos dejando fuera a Sixto Durán. Borja hizo un buen gobierno, pero el país votó más por Abdalá que por Sixto, que finalmente fue elegido en 1992 luego de ganarle a Jaime Nebot.
Veamos unos pocos datos para refrescar la memoria. En las elecciones de 1984, Julio César Trujillo- hoy aclamado por la mayoría del país- recibió la mísera cifra de ciento tres mil votos, que representaron algo menos del cinco por ciento del total. Quedó en antepenúltimo lugar, debajo inclusive de Jaime Aspiazu, célebre después por el tema bancario.
En 1988 el país escogió a Borja y Bucaram como los mejores ecuatorianos dejando fuera a Sixto Durán. Borja hizo un buen gobierno, pero el país votó más por Abdalá que por Sixto, que finalmente fue elegido en 1992 luego de ganarle a Jaime Nebot.
En 1996 los ecuatorianos resolvieron que los dos mejores compatriotas eran Abdalá y Álvaro Noboa. En la segunda vuelta el escogido fue Bucaram. La voz del pueblo es la voz de Dios suelen repetir los que repiten lugares comunes sin entender de qué hablan.
Quizá el caso más claro de que los ecuatorianos hemos escogido más veces mal, antes que bien, es el de las elecciones del 2002. Hubo allí candidatos de lujo, como León Roldós, Rodrigo Borja y Osvaldo Hurtado. Sin embargo, los electores resolvieron que los dos mejores ecuatorianos eran Lucio Gutiérrez y Álvaro Noboa. Ganó Gutiérrez y luego pasó lo que pasó. Osvaldo Hurtado recibió en ese entonces apenas cincuenta mil votos, es decir el uno por ciento. Por Lucio votó casi un millón de personas y por Alvarito ochocientos mil.
En las elecciones del 2006, cuando se inicia el correato, perdieron Roldós, Cynthia Viteri y Luis Macas. Fueron escogidos como los dos mejores ecuatorianos, Rafael Correa y-otra vez- Álvaro Noboa. Todos sabemos la debacle moral que vino después.
Quizá el caso más claro de que los ecuatorianos hemos escogido más veces mal, antes que bien, es el de las elecciones del 2002. Hubo allí candidatos de lujo, como León Roldós, Rodrigo Borja y Osvaldo Hurtado. Sin embargo, los electores resolvieron que los dos mejores ecuatorianos eran Lucio Gutiérrez y Álvaro Noboa. Ganó Gutiérrez y luego pasó lo que pasó. Osvaldo Hurtado recibió en ese entonces apenas cincuenta mil votos, es decir el uno por ciento. Por Lucio votó casi un millón de personas y por Alvarito ochocientos mil.
En las elecciones del 2006, cuando se inicia el correato, perdieron Roldós, Cynthia Viteri y Luis Macas. Fueron escogidos como los dos mejores ecuatorianos, Rafael Correa y-otra vez- Álvaro Noboa. Todos sabemos la debacle moral que vino después.
Bajo el argumento de no votar ” por los mismos de siempre”, el Ecuador ha elegido constantemente a ” gente nueva” que ha fracasado y a veces a esquilmado al país. Hoy la experiencia amarga que hemos vivido, nos muestra que los candidatos no son mejores por ser jóvenes o viejos, sino por la capacidad y la honestidad que puedan tener. Durante los diez últimos años elegimos a quienes eran “gente nueva”. Hoy ellos después de una década son ya “los mismos de siempre”? (O)
No hay comentarios:
Publicar un comentario