Ahora Fernando Balda pisa los talones a Correa
La persecución que Rafael Correa ordenó al político Fernando Balda, casi a inicios de su gobierno, podría terminar costándole caro. Muy caro.
Las investigaciones que la Fiscalía de Colombia y la defensa de Balda adelantan para esclarecer los hechos alrededor del intento de secuestro y posterior deportación del opositor de Correa de territorio colombiano, están a punto de llegar al origen de la orden que provocó un cinematográfico operativo. En él, un comando de agentes secretos ecuatorianos con personal colombiano intentaron infructuosamente secuestrar a Balda quien, poco después, fue capturado por autoridades migratorias colombianas y enviado al Ecuador, donde estuvo preso durante más de un año.
Balda, en su calidad de asambleísta suplente de Sociedad Patriótica, había sido sentenciado a prisión por haber dicho en un boletín de prensa algo que era obvio para cualquier persona medianamente informada: que en el Ecuador había un sistema de espionaje político dirigido desde el gobierno. ¿Quién lo acusó? La Presidencia de la República a ttavés de su diligente abogado Alexis Mera.
El problema que ahora tiene Correa radica en que todas las investigaciones y pericias procesales apuntan a que la orden para secuestrar a Balda fue dada en Carondelet, ahí en el despacho presidencial. Sobre todo desde el pasado lunes 19 de marzo cuando tres agentes de la Secretaría de Inteligencia fueron detenidos en el Ecuador por pedido de la Fiscalía de Colombia que investiga el secuestro. ¿Qué significa esto? Que Correa podría estar involucrado en el grave delito de ser el autor intelectual de una tentativa de secuestro con el agravante de que fue cometido en territorio extranjero y financiado con fondos públicos.
Hay otros dos emblemátivos personajes del correísmo en apuros: el ex ministro del Interior, José Serrano quien ya tuvo que rendir declaraciones sobr el tema en la Fiscalía y Rommy Vallejo, ex secretario general de la Secretaría de Inteligencia, Senain. Los dos habrían sido quienes pusieron en marcha todo el plan para capturar a Balda.
Para llegar a esta conclusión hay, por lo pronto, tres elementos. Por un lado están los documentos que prueban que fue la entonces secretaria de Correa, María Luisa Donoso, la que aprobó los viáticos de los agentes secretos que se desplazaron a Colombia para orquestar el secuestro de Balda y que desde hace pocos días están presos en el Ecuador. Estos documentos están incluso en las páginas de transparencia de la Presidencia. Los viáticos fueron aprobados horas antes de iniciarse el operativo en Colombia. Por otro lado, la defensa de Balda ha logrado ubicar unos cheques (que afirman lo sacarán a la luz en breve) del Banco del Pacífico por un total de 21 000 dólares aprobados en la Presidencia de la República y con los que se pagó el operativo del secuestro. Por último, existen peritajes (entre ellos algunos cotejamientos de voces) hechos con los involucrados colombianos y ecuatorianos, así como declaraciones de testigos presenciales que, según la defensa de Balda, señalan que fue el ex presidente Correa quien ordenó el operativo en Colombia.
Para que estos tres elementos que apuntan a Correa se hayan producido fueron necesarias dos cosas: que la Presidencia de la República de Lenín Moreno haya entregado a la Fiscalía documentos que antes tenían bajo siete llaves y que la Fiscalía de Colombia haya entregado a su par ecuatoriana la información para que se detenga aquí a tres de los agentes ecuatorianos que participaron en el operativo. Estos son Diana Falcón, Luis Chicaiza y Jorge Espinosa quienes por orden del juez Roberto Cueva ahora tienen orden de prisión preventiva. El pedido del arresto fue de la Fiscalía.
La Presidencia de la República de Lenín Moreno remitió información que permitió rastrear la orden del secuestro hasta los niveles más altos, que se evidencia en viáticos y cheques del gobierno. Esta información, mientras Rafael Correa era presidente, no había sido remitida bajo el argumento de que se trata de un caso reservado. Asimismo, la investigación hecha en Colombia ha permitido apresar a los tres agentes ecuatorianos que fueron hasta Colombia en el 2012, lo que significa que podrían dar los detalles sobre todo lo que ocurrió en ese entonces.
A todo esto hay que agregar el no poco significativo dato de que en Colombia ya hay cuatro personas presas por el caso que están en un proceso de colaboración eficaz con la justicia de ese país. Dentro de ese proceso, sostiene la defensa de Balda, se ha logrado hacer videos con los detenidos que apuntan a que hubo un operativo dirigido desde las altas esferas del poder en el Ecuador. Ese operativo no fue únicamente un acto de evidente violación de la soberanía colombiana sino un acto clandestino cuyo fin era secuestrar a una persona y sacarla del país.
El operativo que fue detalladamente descrito por la revista colombiana Semana comenzó con tareas de espionaje a Balda en el mes de mayo del 2010 cuando el opositor participó en una reunión política en Medellín donde estaba el ex presidente colombiano Álvaro Uribe. Ahí estuvieron agentes encubiertos de la Senain que se hicieron pasar como amigos de Balda pero que luego organizaron un secuestro que finalmente no pudo hacerse porque un taxista los vio y llamó a la policía. Cuando las autoridades hicieron las investigaciones se encontraron con que el carro que se utilizó en el operativo había sido alquilado por Luis Chicaiza, el agente ecuatoriano ahora preso.
El caso de Balda es especialmente relevante por varias razones. Una de ellas es que cuando se produjo su enjuiciamiento y posterior condena, así como cuando la prensa colombiana reportó el intento de secuestro, los medios ecuatorianos casi no dijeron nada. La presión del gobierno de Correa logró que el tema fuera prácticamente ignorado. Se sumaba el hecho de que en aquellos primeros años de gobierno la popularidad de Correa era muy alta y lo que lo que le ocurría a un oscuro y misterioso asambleísta de Sociedad Patriótica no era un tema que generaba mayor interés en la prensa ecuatoriana. Con excepción de un amplio reportaje en la revista Vanguardia y un corto artículo en el diario El Universo, la cobertura del tema en el Ecuador fue muy pobre.
También es relevante por el hecho de que fue la Senain, que ahora será desmantelada por orden de Lenín Moreno, la ejecutora de todo el operativo en Colombia. Por aquello, además, está de por medio la soberanía colombiana al igual que estuvo la ecuatoriana cuando se hizo en el 2008 el ataque en Angostura, en territorio ecuatoriano, al campamento del guerrillero Raúl Reyes.
El abogado de Balda, Felipe Rodríguez, cree que este caso involucrará penalmente al ex presidente Rafael Correa. “Vamos a llegar a los peces gordos”, sostiene Rodríguez refiriéndose también a José Serrano y Rommy Vallejo. Si es cierto lo que dice el abogado, lo sorprendente podría ser que los primeros tropiezos penales de Correa serán por un caso que no tiene nada que ver con peculado, como se había pensando hasta ahora. Aparentemente, la venganza de Balda con su archienemigo Rafael Correa será mucho más dulce de lo que jamás imaginó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario