miércoles, 8 de febrero de 2017

Felipe Burbano de Lara
Martes, 7 de Febrero, 2017 - 00h00
Rafael Correa y Jorge Glas están atrapados por Carlos Pareja Yannuzzelli. Atrapados y sin salida. Toda reacción, todo comentario, toda impugnación a lo que ha dicho y seguirá diciendo Pareja, se vuelve contra ellos. Si lo acusan, como hizo el presidente Correa, de ser psicópata y corrupto, pues esa misma reacción se vuelve en su contra. ¿Qué hacía un psicópata y corrupto en la gerencia de Petroecuador? ¿Qué hacía de ministro de Hidrocarburos? Más grave: ¿Cómo fue que un psicópata y corrupto dirigiera durante tres años la rehabilitación de la Refinería de Esmeraldas?
Si Glas califica como una payasada la denuncia con polígrafo de Pareja Yannuzzelli, y Correa remata señalando que la oposición hace circo con el caso, pues resulta que los dos debieron haber controlado a un payaso para evitar que se produjera este espectáculo circense alrededor de la Revolución Ciudadana. El gran problema para Correa y Glas es que Pareja Yannuzzelli era un bróder, un ñañito, un pana, es decir, alguien muy cercano e íntimo, conocedor, por lo tanto, de interioridades del régimen.
Todo lo que digan Correa y Glas sobre el excolaborador del Gobierno significa herirse en el corazón. Si Glas lo acusa de ser un payaso con polígrafo chantado, pues resulta entonces que un payaso condujo el proceso de rehabilitación de la Refinería de Esmeraldas que le costó al país más de 2.000 millones de dólares y sobre el cual existen denuncias tan escandalosas como que la empresa encargada de fiscalizar la obra terminó recibiendo contratos. Si Correa cuestiona a la prensa por victimizar a un corrupto confeso, pues él victimiza a su gobierno frente a las denuncias de un bróder. Pide a la oposición un juego limpio, debatir las acusaciones de corrupción después del 19 de febrero, no caer en el juego desestabilizador de los hermanos Isaías. Toda la estrategia del Gobierno por esconder el caso de la Refinería y de Petroecuador, de pasar a la ofensiva en el tema de la corrupción utilizando las denuncias sobre Odebrecht, mostró sus límites. Capaya les ha recordado que se encuentra vivo y que estará presente en el tramo final de la campaña.
Puede ser, efectivamente, que Pareja Yannuzzelli exagere cuando dice que en Petroecuador nada se hacía sin conocimiento de Glas. Pero lo que no puede explicar Glas –ni Correa– es la libertad de acción que le dejaron a Pareja Yannuzzelli. Inaudito, inaceptable, que un proyecto tan grande como el de la refinería no haya sido vigilado con prolijidad. Negligencia y omisión política que da cuenta –creo yo– de un modo de operar del Gobierno: cuotas de poder asignadas con amplios márgenes de acción y autonomía. Ahí está la propia denuncia de Correa sobre la construcción de un nuevo edificio –fastuoso, según él– para Petroecuador en Guayaquil a sus espaldas. Un acto de ese calibre, si no proviniese de un bróder, habría merecido la destitución inmediata y el inicio de un proceso legal en contra de Pareja. Pero no, Correa paró esos delirios –según dijo– transfiriendo a ese mismo edificio a varias entidades del Estado. ¡Vaya explicación! Retrata a la perfección cómo se han manejado el Estado y sus recursos. El problema con Pareja Yannuzzelli es que sus testimonios circenses muestran en sus peores y más feas facetas a la Revolución Ciudadana. Cantó el bróder. (O)

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