lunes, 27 de febrero de 2017

Relato sobre la vanidad
Publicado el 2017/02/25 por AGN
[Gerardo Maldonado Zeas]
A las 5 de la tarde del domingo pasado, cuando se publicaron los resultados del exit poll de las empresas acreditadas para tal propósito, muchos ecuatorianos nos quedamos expectantes por los datos finales de la elección presidencial. Hasta las 8 de la noche, computado cerca del 80% de los votos, el 99% de estadísticos serios de este país veían imposible que el binomio Moreno-Glas del oficialismo podía cumplir con las exigencias para ganar en primera vuelta. De manera extraña para el común de los mortales, el conteo entró en un espasmo de lentitud inexplicable. Y no fue hasta el miércoles 22 de febrero pasado en la noche, cuando faltando un 0,5% de votos por escrutar, que el presidente del CNE Juan Pablo Pozo, dijo de manera oficial, que nos encontraremos el 2 de abril para definir a los ganadores.
Durante este tiempo, un pueblo libérrimo como siempre ha sido el quiteño, salió a las calles para hacer una vigilia por la democracia. No estaban seguros de que los resultados proclamados, correspondan a la voluntad de los votantes. Grandes interrogantes, la más atosigante y mortificante: la cercanía de los miembros del CNE con el correismo, tanto en la cúpula central como en los consejos provinciales electorales. Pero la realidad fue sorprendente. Pozo, ante la pregunta de un acucioso periodista, sentenció palabras más palabras menos, que la tendencia era irreversible y no podía decirlo oficialmente, pero habría una segunda vuelta.
Entonces la reacción virulenta en contra de Pozo del virtual asambleísta José Serrano, para inculparle, para castigarle diciendo que era inentendible cómo podía haber cometido semejante despropósito. Ellos seguramente esperaban otro tipo de declaraciones, una probable era la proclamación del binomio del continuismo como el ganador de la primera vuelta. Y entonces se desató la lluvia de golpes por sus actuaciones, hasta llegar a “sugerir un fraude electoral y falta de transparencia” en contra de Alianza País. Luego de haber visto comparecer a Pozo para dar a conocer algunos boletines, informes frágiles que más bien revelaban una especie de juego para “hacer tiempo” esperando emerja algo del baúl, el pueblo ecuatoriano escuchó atónito semejantes sentencias. Luego las amenazas a Pozo; es bien cierto el refrán “el diablo nunca paga bien a sus devotos”. Un epílogo esperado, los oficialistas dijeron pestes en contra de su amigo o ¿ex amigo?
La vanidad y la sobradez del Presidente, amenazando al pueblo ecuatoriano como si fuera un dios: “En un año estarán pidiendo elecciones anticipadas que la Constitución lo permite con la muerte cruzada y tendré que volver a presentarme en elecciones y vencerlos nuevamente”. ¡Qué sentencia tan angustiante!, el “supremo hacedor” contra ataca. El es el único corresponsal del tiempo para calmar a los desesperados en un pueblo que cree está repleto de ilusos, sin reparar que más del 60% de los votantes le dijeron NO a su modelo continuista. Y ahora escuchándole a Lenín, parecería haberse producido el milagro: el candidato oficialista empezó a contradecir algunas de las medidas tomadas en el gobierno de Correa, es decir, buscando granjearse al electorado con propuestas contrarias a lo que la sociedad ecuatoriana cuestiona, implementadas en este régimen agonizante. Un hombre ofensivo, teatralmente entrenado para los avatares del fin de la fiesta de la revolución ciudadana, al que pocos le creen, por ser un discurso desesperado. (O)

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