domingo, 12 de febrero de 2017

Tranvía y calendas griegas



Publicado el 2017/02/11 por AGN Diario El Mercurio
[Alberto Ordóñez Ortiz]
El Presidente de la Comisión Fiscalización del Tranvía Cuatro Ríos -Ing. Cristian Zamora- acaba de renunciar a esa delicada función en rechazo a la insólita negativa municipal de proporcionarle toda información sobre la ejecución de las obras en entredicho. Su decisión provoca insostenibles turbulencias que las ponen bajo lupa y anuncian cuestiones que se ligarían con la “agenda oculta” con que las definió el Vicepresidente Glas. Hay que reconocer -y por todo lo alto- que la comentada renuncia es viva expresión de dignidad y que podría constituirse en el hilo de un ovillo de repercusiones de hondo y esclarecedor contenido.
La renuncia del Ing. Zamora, no quedó allí, sino que se extendió a una nueva y sonada dimisión: la de militante del Movimiento Igualdad, creado y dirigido por el Arquitecto Marcelo Cabrera Palacios; casualmente, Alcalde de nuestra ciudad. La que, según expresión del autor, es consecuencia de la primera y de su decisión de no mantener relación alguna con los responsables de las obras en cuestión, cuyos desfases se hallarían ocultos entre las acusadoras rieles del tranvía. Las voces que surgen de entre las mismas dicen mucho y cubren todo su aciago trecho.
A propósito del tema, hay que recordar que el Alcalde en una resolución polémica no exenta de la consiguiente novelería declaró en “Estado de Emergencia y por el plazo de sesenta días a la obra del tranvía. El 15 de diciembre del año pasado se cumplió su plazo. ¿Se produjo algún cambio? Pues, no. Es así como la extraña medida transparentó su intención de aplacar la crispada reacción ciudadana. Y, si digo extraña medida, es porque con tal declaratoria se anunciaron obras ampliatorias. Es decir que el plazo que se pretendía acortar se alargaría aún más. ¿…? El incremento del costo -dada la ampliación- sería el fatídico añadido. ¿Quién lo pagará?, pues, nosotros. ¿Quién más sino? Bajo esas inabordables variables, la emergencia resultaría una nueva cortina de humo o algo más ruidoso: que la “agenda oscura” tendría visos de realidad. ¿Será posible que haya gato encerrado entre las rieles? Bueno, es asunto que rebasa nuestra imaginación y de la que nos alejamos prestos, porque los gatos suelen rasguñar y hasta decir “miau”.
Una suerte de parodia de una de las películas de suspenso del inmortal Hitchokc se tomó el escenario: informaciones de ida y de vuelta que evidenciaban inusitadas contradicciones. Pero hay algo más embarazoso y grave: la terminación unilateral del contrato por parte del Municipio. ¿Porqué la inaudita tozudez en demorar las obras?-, cuando había otras vías de arreglo. Como era de esperar, la empresa afectada anunció la judicialización del tema, lo que detendría las obras hasta que el tranvía y el responsable de su ejecución pasen de moda y las calendas griegas dejen de ser calendas para pasar a ser adoquines. Sería digno de encomio que los asambleístas que nos representan sitúen al responsable y coautores en la Mesa de Fiscalización, amén de las sanciones que correspondan. Cuenca y los cuencanos lo reclaman de pie. (O)

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