jueves, 23 de febrero de 2017

Correa según Correa

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22/02/2017 21:37 0 Comentarios Lectura: 3 min (869 palabras)
Correa según Correa es un estadista, héroe y mesías que tendrá que volver para hacerse cargo de una patria que no puede sola consigo misma
El mundo no existe sin Correa. Él es el único que puede gobernar al Ecuador. Nadie es tan carismático, honesto y revolucionario como él. Nadie. Por eso cree que, si triunfara una opción política distinta a la suya en el ballotage de abril próximo, él mismo tendría que venir a resolver la crisis. ¿Venir de dónde? ¿Del Olimpo de los dioses de la sabiduría?
Para el presidente Correa no existen instituciones por fuera de él mismo. Él es padre, patrón y mecenas. Es el único ungido para encarnar a la patria. Ni siquiera la patria se encarna a sí misma como lo haría él.
Si gana la oposición, dijo el primer mandatario, “tendré que volver a presentarme en elecciones y vencerlos nuevamente”, anticipando que su mayoría asamblearia disolverá al poder ejecutivo para convocar a elecciones anticipadas.
Correa se delata. Confiesa que la única tarea de sus asambleístas, que durante diez años no han legislado ni fiscalizado con libertad, será bloquear toda forma de cooperación entre el ejecutivo y el legislativo, entorpecer la fiscalización a su década de administración pública manchada por las denuncias de corrupción y acosar al nuevo gobierno. Solo él tiene derecho a gobernar. Nadie más.
Sabe que podría emerger un nuevo gobierno, que necesitará negociar un nuevo acuerdo de gobernabilidad entre todos los partidos políticos, incluyendo el suyo, y conseguir una mayoría en la Asamblea Nacional. Pero el presidente Correa prefiere decir, de la forma más irresponsable, que el correísmo chantajeará al próximo gobierno, si no fuera el que él quiere, de la misma forma que operó en el oprobioso pasado la rancia partidocracia neoliberal que dice despreciar.
Ningún gobierno podrá sobrevivir sin Correa, según Correa. Él mismo se encargará de provocar tal crisis institucional que será necesario anticipar las elecciones precisamente para que él mismo pueda volver. Esta actitud antidemocrática quita el velo a un presidente vanidoso que no es capaz de imaginar a un nuevo gobierno que prescinda de él, que actúe bajo las reglas del sistema institucional de su autoría, que consiga acuerdos democráticos, que permita el consenso entre sectores representados, que exprese el diálogo y la pluralidad de la sociedad. Pero Correa tiene adormecida esa parte del razonamiento que piensa en el colectivo.
No, señor presidente. Si su partido político pierde la presidencia ustedes serían la oposición
El presidente se mira a sí mismo sentado en el poder para siempre. Por eso es que toda forma de crítica es oposición. Y toda oposición es a él, a la patria encarnada en su persona, al pueblo que no existe por sí mismo, que solo existe a través de él. Por eso llegó a decir que quienes votaron por Guillermo Lasso, pudiendo votar por Cynthia Viteri, son electores interesados, electores ilegítimos, de derecha, en quienes no se puede confiar.
También dijo que su retorno dependerá del comportamiento de la oposición, que como gobierno podrían hacer poco porque sabe que su partido mayoritario en la asamblea los acosará; dijo que fracasaran como gobierno y que en un año estarán pidiendo su regreso al poder.  Correa según Correa siempre estará en el gobierno y los demás en la oposición.
No, señor presidente. Si su partido político pierde la presidencia ustedes serían la oposición y el comportamiento de esa nueva oposición dependerá de ustedes, de que viabilicen responsablemente el ejercicio pacífico del poder, la negociación de acuerdos mínimos y el funcionamiento de la democracia. Dependerá de ustedes la vigencia del poco estado de derecho que nos queda, el respeto por las virtudes cívicas y garantizar la permanencia de un nuevo gobierno en el poder. Note, señor presidente, que eso opone precisamente a sus amenazas de desestabilizar al sistema de instituciones políticas. Ustedes tienen que respetar la democracia respetando los resultados de las elecciones, aunque atribuyeran al poder al despreciable opositor político.
Pero ustedes no son así. Sus expresiones demuestran que se preparan para dar un golpe de estado.
Por eso es mejor que gane la otra opción política, porque, por primera vez después de una década de griterío, intolerancia y oscurantismo, habrá un gobierno que será auditado por una mayoría en la Asamblea Nacional. Por banquero, neoliberal u opus dei que fuera Guillermo Lasso será imposible gobernar según los defectos ideológicos que ustedes le atribuyen porque cada paso que del gobierno nacional deberá darlo en un clima de cooperación entre el ejecutivo y el legislativo.
También por eso es mejor no votar por la opción gobiernista, porque los privilegios, las deudas de transparencia y la impunidad se prolongarán mientras dure ese mandato.
El gobierno más complejo de las últimas décadas está por inaugurarse. Cualquiera de ambos aspirantes, en caso de victoria, tendrá que enfrentar el ajuste provocado por las deudas que hereda la administración Correa, el tratamiento de las denuncias de corrupción, las demandas de transparencia, la polarización social y clima de violencia y miedo como forma de obediencia sembrada entre ecuatorianos por el descontrol emocional que sufre el presidente Correa.
Pero él no lo sabe. Correa según Correa es un estadista, héroe y mesías que tendrá que volver para hacerse cargo de una patria que no puede sola consigo misma.

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