Serrano y Baca caen: Moreno es el gran ganador
José Serrano estiró la cuerda hasta que la rompió. Su destitución quedó sellada en el momento en que el fiscal Carlos Baca Mancheno reveló el audio que grabó Carlos Pólit. Audio que rodó sin que nadie sepa hasta ahora, a ciencia cierta, quién lo hizo llegar al Fiscal General. La sola idea que pudo ser el mismo Pólit, quien llamó compadre lindo a Serrano, muestra el intrincamiento de intereses y estrategias que juegan en esta transición que dirige Lenín Moreno.
El hecho cierto es que en esa pieza quedó claro que Serrano jugaba su propio juego. Esto fue una señal complementaria de alerta para Moreno que, el 24 de Mayo, cuando lo oyó en la Asamblea Nacional entendió que, en el tablero de ajedrez, Serrano era un alfil de Rafael Correa. Su volte-face, cuando él logró acomodar el tablero a su favor, no desvaneció su desconfianza. Por el contrario, creció a medida que aparecían documentos comprometedores de la gestión de Serrano en el Ministerio del Interior. En una palabra, Serrano se volvió un político bajo sospecha: un traidor para Correa, un hombre nada confiable para Carondelet y un operador sin resultados para el conjunto de fuerzas políticas presentes en la Asamblea.
El audio lo hundió y Serrano se convirtió en un peso muerto para el gobierno: en el esquema de Moreno, de dar una segunda oportunidad, el Presidente de la Asamblea, lejos encarnar el momento político, pasó a representar lo peor del correísmo: los amarres entre delincuentes, los acuerdos entre clanes, la corrupción, el cinismo más descarado. Su caída en la opinión lo volvió irrecuperable. En días Serrano era un trofeo codiciado para la oposición, un impresentable para los morenistas y un traidor en desgracia para los correístas. Se cayó, finalmente, por razones políticas que no están codificadas, en forma específica, en la Ley Orgánica de la Función Legislativa, y él lo dijo en su intervención.
La masa de votos en su contra, hace imposible atribuir este triunfo a una fuerza política específica. Los socialcristianos, que declararon una guerra inútil a CREO, intentaron halar toda la cobija para ellos y en sus declaraciones pretendieron que la destitución de Serrano y el juicio de Baca son producto de su línea estratégica. Una demostración imposible cuando se observa cómo tuvieron que cambiar y agregar elementos en su moción. De todas maneras, también Lenín Moreno puede darse por ganador y seguramente incluirá los casos de Serrano y Baca Mancheno en la operación de cirugía mayor contra la corrupción que tanto alaba.
Serrano les facilitó la tarea. Hábil para trepar durante el gobierno de Correa, perdió el norte cuando se sintió sin piso y cometió errores garrafales que agravaron su caso. Hoy lejos de corregirlos, los repitió en su defensa. Solo agregó un tono melodramático. Se presentó como un Sherlock Holmes criollo dedicado a llamar a sus investigados para sacarles información. Se construyó un perfil de superhéroe temerario que arriesga su vida por la tranquilidad de los ecuatorianos. Se perfiló como un fiscalizador que incluso trae a reos de la justicia desde Estados Unidos…
Cada afirmación, cada acusación, cada supuesta prueba contra Baca Mancheno en vez de ayudarlo, lo acorraló: mostró que tiene mucha información de actos irregulares o delincuenciales. Y probó ante la opinión que, en vez de denunciarlos, los utilizó a su favor y cuando lo estimó conveniente. No temió dejar entrever que, en su ambición política y sus juegos de poder, se arrogó funciones que, en forma alguna, corresponden al Presidente de la Asamblea. Como traer reos de Estados Unidos…
La destitución de Serrano cambia el tablero político a favor del morenismo. Le abre paso para que asiente su poder en la Asamblea y acabe así con los remanentes del correísmo en esos espacios de poder: la presidencia, el CAL y las presidencias de las comisiones. En ese punto, el correísmo se mordió la cola: ayudó con sus votos a la caída de Serrano y Baca Mancheno que, a su vez, pone fin al control que ejercía en la Asamblea y la Fiscalía. Los correístas no tenían alternativa, pero en su decisión pesó más el arreglo de cuentas con dos personajes que fueron funcionales al anterior gobierno y que, a partir del 24 de Mayo, fueron considerados como traidores a tiempo completo.
El morenismo con la destitución de Serrano y la censura segura de Baca Mancheno no solo gana espacios de poder: rompe, gracias a las alianzas creadas en este caso y en nombre de intereses superiores, la dinámica que lo tenía atenazado a los fieles de Rafael Correa. Moreno tiene hoy más oxígeno político y más libertad para moverse en el campo legislativo. En el fondo, el gran ganador de este 9 de marzo es él.
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