El Estado empresario de los afiebrados correístas es un fracaso
Necios y corruptos: en el correísmo se repitió, con tozudez, el mismo guión fallido de la otra dictadura; la militar en los años 70. La nueva riqueza petrolera llevó a los militares a expandir la intervención estatal en la economía y a incursionar en actividades empresariales en acero, banca, aviación y otras. Los recursos que el Estado usufructúa en nombre del falsario “bien común”, se convirtió en capital para invertir en áreas típicas del sector privado, con la excusa de que la bondad del burócrata es moralmente mejor que la codicia del empresario, quien arriesga su dinero propio. Esa es la falacia esencial de los que aún defienden el rol empresarial del Estado.
Tras de estas decisiones gubernamentales hay, normalmente, una combinación entre el izquierdismo estatista y vividores lobistas o promotores privados del uso del dinero fiscal para réditos personales. Lucran haciendo revistas, vendiendo publicidad, prestando asesorías con ingresos que difícilmente un empresario, dueño de su capital, podría desperdiciar.
Durante el correísmo, los brutos planificadores de la Semplades vomitaron directrices para reeditar el anunciado fracaso –nuevo, costoso y corrupto– del Estado metido a empresario. Se dictó una ley como si, al añadir las siglas “EP” se corrige el error conceptual de políticos al mando de compañías de capital, y se pudiera evitar que fracasen o se roben el dinero. Se creó una empresa de empresas, o sea una administradora de todas las empresas públicas: más burocracia, menos eficiencia, más despilfarro. Pero como era obvio, el fracaso sucedió.
Cuando se confiscó los canales de los Isaías, era políticamente incorrecto criticar ese abuso. Eran momentos en que había que saciar la venganza maquillada de justicia. Los incautos que aplaudieron no percibieron la intención política de Correa: no solo estatizar ese patrimonio privado sino estatizar la comunicación y la información para ponerla al servicio de sus intereses electorales y políticos. Y de paso, que un montón de hambrientos se embolsiquen sueldos, viáticos, alquilen casa a la esposa y departamento a la amante. En GamaTv se han acumulado pérdidas contables que triplican su patrimonio. Los canales privados, sin subsidio estatal, sin participar del cártel de la publicidad, sobreviven.
Si no hubiera encubrimiento e impunidad, como en todos los negociados en los cuales los pícaros correístas tienen tajada, ya debería el accionista, –el Estado o la administración– iniciar las acciones civiles y penales en contra de los administradores anteriores. Y, olvidarse de la peregrina idea de rehabilitar ese colapso. Al entusiasta morenista, repleto de voluntarismo, que propuso esa idea, hay que pedirle que por integridad la archive. Sería escandaloso meter más dinero en GamaTv. No confío en que Moreno detenga ese proyecto, que es una irresponsabilidad, ni que procesen a los autores de ese atraco. Entre otros a los que usaron a ese canal como parte de la estructura propagandística, que incluía uso impago en los show tóxicos de los sábados.
Si no hubiera encubrimiento e impunidad, como en todos los negociados en los cuales los pícaros correístas tienen tajada, ya debería el accionista, –el Estado o la administración– iniciar las acciones civiles y penales en contra de los administradores anteriores. Y, olvidarse de la peregrina idea de rehabilitar ese colapso. Al entusiasta morenista, repleto de voluntarismo, que propuso esa idea, hay que pedirle que por integridad la archive. Sería escandaloso meter más dinero en GamaTv. No confío en que Moreno detenga ese proyecto, que es una irresponsabilidad, ni que procesen a los autores de ese atraco. Entre otros a los que usaron a ese canal como parte de la estructura propagandística, que incluía uso impago en los show tóxicos de los sábados.
El correísmo sacó a los militares de la FAE de la administración de TAME. Pasó de ser de uso privado de ellos a ser de uso privado de los revolucionarios. El uso no empresarial de los aviones, la creación de rutas por atender compromisos políticos o simplemente, se dice, para que el argentino aspirante a marido y cajero de la ministra, pueda viajar a su país de origen con privilegios de dueño.
Muchos han medrado en ese despilfarro, que no consta en los roles pero por amigos de los dueños –así se han sentido los de la gavilla correísta o los socios de los amigos– se han forrado cobrando por asesorías. TAME patrimonialmente no vale nada. Podría tener valor por rutas bien manejadas y eficiencia en costos y ojalá eso sea buen motivo para que algún empresario privado pueda tener interés de asumir pasivos, los contabilizados y seguramente otros pasivos ocultos derivados de la mala gestión empresarial. El presidente Moreno debe venderla por sentido práctico y para eliminar huecos negros de despilfarro.
En un extenso documento de 2013, cuya elaboración debe haber costado un dineral, los extraviados de la Semplades, tecnócratas de garage, elucubraron sobre el rol en la transformación social y productiva de Empresas Públicas, que en más de una veintena surgieron en medio de la alucinación del correísmo forever. Está Fabrec, la empresa estatal de confecciones. Está la empresa del Agua, a pesar de que existe un ministerio del Agua –Senagua– y las empresas públicas de agua de los municipios. Está Habitat, que es una empresa de construcciones. Está la empresa Ecuador Estratégico, que ha servido para hacer obras pública con el sentido clientelar del correísmo. Está la empresa de Yachay creada para atender un proyecto maximalista concebida por los cerebros mínimos de Ramírez y compañía. ¿Alguna de ellas ha transformado social y productivamente el Ecuador?
Burocracia inmensa; burocracia dorada. Empresas creadas por afiebrados estatistas sin la noción de lo que significa arriesgar capital en algún proyecto productivo. Desperdicio sin rendición de cuentas y sin ninguna rentabilidad. Corregir este despropósito pasa por reconocer el fracaso del nuevo experimento del Estado empresario por los negativos resultados en lo económico pero, sobre todo, por la corrupción inmensa que se ha producido.
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