Un ‘gracias’ para Lenín
El presidente Moreno tiene pendientes decisiones muy duras y están a la vuelta de la esquina. Mostrarlo como un político bonachón y flojo pudiera ser contraproducente en medio de una dura transición política y económica. Y, más cuando ya ha conseguido un logro importantísimo para el futuro del país.
28 de agosto del 2018
POR: Jean Cano
Periodista de investigación, editor general de la revista Criterios de la Cámara de Comercio de Quito.
Ahora quien busque repetir la matriz correísta, mafiosa y revolu-cionaria, al menos, debera tener una alta dosis de desver-güenza y locura".
Los números de Lenín Moreno continúan a la baja. Fue publicada la última medición de la encuestadora Perfiles de Opinión y en un mes, desde el 9 de julio al 12 de agosto, baja 10 puntos en la calificación de su gestión. Pasó de 53,1% a 43,1%.
Y si ampliamos la comparación en el tiempo, esa misma encuestadora publicó que hace un año, el 9 de agosto del 2017, el Presidente tenía 84% de calificaciones positivas y ahora tiene 43%. Es un desplome de 41 puntos.
Es una tendencia similar a otras encuestadoras, Click y Cedatos. En estas apenas hay variación en los porcentajes finales. Más no en la caída. Paulina Recalde, directora de Perfiles de Opinión, cree que el desplome del último año tiene que ver con los temas políticos (efectos de la consulta popular de febrero) y económicos (medidas económicas y ajustes). Pero no ve a Moreno herido de muerte, más bien hay la posibilidad de que pueda estabilizarse. Pero todo dependerá, dice, cómo administre la conflictividad, como las protestas anunciadas y rechazos de algunos sectores a las medidas económicas.
Sin embargo, la crisis se la veía desde hace mucho y todos sabíamos que venía el ajuste. Por eso imposible pensar que el Presidente Moreno no esté advertido de la afectación de su imagen frente a la ciudadanía. De hecho, en el ámbito comunicativo, en la propaganda, no difunde las noticias más duras, como los ajustes a la gasolina súper. Más bien su equipo ha tratado de revivir su pasado vinculado con la ayuda a las personas con dispacidad física o mental, lo que le dio enorme reconocimiento. Era su labor en la época del correísmo.
Pero viendo las cifras, parece que esa estrategia de la propaganda morenista es arriesgada. El cambio en lo económico todavía no ha finalizado. Más bien está lejos de eso... El presidente Moreno tiene pendientes decisiones muy duras y están a la vuelta de la esquina. Mostrarlo como un político bonachón y flojo pudiera ser contraproducente en medio de una dura transición política y económica. Y, más cuando ya ha conseguido un logro importantísimo para el futuro del país...
¿Retos? El mes que viene inicia la renegociación de los créditos con China, cuando Moreno ha reforzado el camino hacia Estados Unidos. Deberá recuperar los dineros que se llevaron por la corrupción en la época de Rafael Correa, y claro, en este punto Moreno se enfrentará a muchos de sus rabiosos excompañeros que defienden el modelo de sangrar al Estado. El Presidente Moreno ya tiene una cifra de lo que pudiera ser un mega-robo revolucionario: 18 000 millones de dólares en contratos entregados a dedo. Y en eso está involucrado el sector público y el privado.
Además, tiene por delante dos temas son muy álgidos: uno, la eliminación de más subsidios y, dos, reducir el tamaño de la burocracia correísta.
En el primero, Moreno abrió un diálogo porque se viene la focalización de subsidios al combustible. Y ya se anuncio que sí entra el diésel a revisión, con excepción del que va al transporte. La gasolina Extra también sigue en la mira. Y una de las fórmulas es subir un centavo por semana al costo del galón, hasta llegar a un precio real del combustible. Para Paulina Recalde este es el punto más complicado en el futuro.
Segundo punto crítico: debe reducir el número de empleados que ingresaron en el correísmo. Miles, comprobado ya, son unos acomodados, casi pipones, que chupan el dinero de los impuestos que paga la ciudadanía. Esos asalariados de la época de Correa pueden llegar a 15 000 y necesariamente deben irse del sector público. No será por las buenas, claro está.
Entonces, en los próximos meses llega la verdadera y riesgosa cirugía. Una que en tiempos de guerra deja morir a soldados muy mal heridos, para que ocuparse de otros que pueden ser salvados. Dejas morir a uno y salvas a tres.
Pero hay otros pendientes: adecuar el trabajo a las nuevas tecnologías con nuevas reglas laborales que respeten los derechos de los trabajadores, salvar la seguridad social, avanzar en la construcción de infraestructura que nos ayude a mejorar la calidad de vida de todos, dejar de meter mano a la libertad de expresión y el periodismo, y, quizá, un gran acuerdo nacional que nos permita estabilidad política y económica en unas tres décadas.
Es cierto que falta mucho para un cambio que lleve al país a competir en todo aspecto con los vecinos, América y el mundo... pero eso encierra una afirmación: se ha hecho mucho. Los cambios vistos en conjunto, en lo político y económico, la salida del mismo Vicepresidente, la nueva mayoría móvil en la Asamblea Nacional, cambios en ministerios, superintendencias, el acercamiento a Estados Unidos, buscar apertura comercial... es ya un camino. Lenín no es ese dócil revolucionario de las cadenas nacionales de televisión...
Pero uno de los significativos logros, ese importantísimo mencionado líneas arriba, es el no retorno al correísmo. No solamente a Correa, sino a su forma de ver el Estado y el país. Lenín Moreno, y pese a su desmonoramiento en las encuestas, ha sembrado un rechazo ciudadano a lo que hizo su examigo. Ahora quien busque repetir la matriz correísta, mafiosa y revolucionaria, al menos, debera tener una alta dosis de desvergüenza y locura. Falta mucho, es una realidad. Pero por perseguir al corrompido correísmo, su populismo de izquierda y su arrogante modelo de imposiciones, Lenín Moreno ya merece un: ‘gracias Presidente’.
Y si ampliamos la comparación en el tiempo, esa misma encuestadora publicó que hace un año, el 9 de agosto del 2017, el Presidente tenía 84% de calificaciones positivas y ahora tiene 43%. Es un desplome de 41 puntos.
Es una tendencia similar a otras encuestadoras, Click y Cedatos. En estas apenas hay variación en los porcentajes finales. Más no en la caída. Paulina Recalde, directora de Perfiles de Opinión, cree que el desplome del último año tiene que ver con los temas políticos (efectos de la consulta popular de febrero) y económicos (medidas económicas y ajustes). Pero no ve a Moreno herido de muerte, más bien hay la posibilidad de que pueda estabilizarse. Pero todo dependerá, dice, cómo administre la conflictividad, como las protestas anunciadas y rechazos de algunos sectores a las medidas económicas.
Sin embargo, la crisis se la veía desde hace mucho y todos sabíamos que venía el ajuste. Por eso imposible pensar que el Presidente Moreno no esté advertido de la afectación de su imagen frente a la ciudadanía. De hecho, en el ámbito comunicativo, en la propaganda, no difunde las noticias más duras, como los ajustes a la gasolina súper. Más bien su equipo ha tratado de revivir su pasado vinculado con la ayuda a las personas con dispacidad física o mental, lo que le dio enorme reconocimiento. Era su labor en la época del correísmo.
Pero viendo las cifras, parece que esa estrategia de la propaganda morenista es arriesgada. El cambio en lo económico todavía no ha finalizado. Más bien está lejos de eso... El presidente Moreno tiene pendientes decisiones muy duras y están a la vuelta de la esquina. Mostrarlo como un político bonachón y flojo pudiera ser contraproducente en medio de una dura transición política y económica. Y, más cuando ya ha conseguido un logro importantísimo para el futuro del país...
¿Retos? El mes que viene inicia la renegociación de los créditos con China, cuando Moreno ha reforzado el camino hacia Estados Unidos. Deberá recuperar los dineros que se llevaron por la corrupción en la época de Rafael Correa, y claro, en este punto Moreno se enfrentará a muchos de sus rabiosos excompañeros que defienden el modelo de sangrar al Estado. El Presidente Moreno ya tiene una cifra de lo que pudiera ser un mega-robo revolucionario: 18 000 millones de dólares en contratos entregados a dedo. Y en eso está involucrado el sector público y el privado.
Además, tiene por delante dos temas son muy álgidos: uno, la eliminación de más subsidios y, dos, reducir el tamaño de la burocracia correísta.
En el primero, Moreno abrió un diálogo porque se viene la focalización de subsidios al combustible. Y ya se anuncio que sí entra el diésel a revisión, con excepción del que va al transporte. La gasolina Extra también sigue en la mira. Y una de las fórmulas es subir un centavo por semana al costo del galón, hasta llegar a un precio real del combustible. Para Paulina Recalde este es el punto más complicado en el futuro.
Segundo punto crítico: debe reducir el número de empleados que ingresaron en el correísmo. Miles, comprobado ya, son unos acomodados, casi pipones, que chupan el dinero de los impuestos que paga la ciudadanía. Esos asalariados de la época de Correa pueden llegar a 15 000 y necesariamente deben irse del sector público. No será por las buenas, claro está.
Entonces, en los próximos meses llega la verdadera y riesgosa cirugía. Una que en tiempos de guerra deja morir a soldados muy mal heridos, para que ocuparse de otros que pueden ser salvados. Dejas morir a uno y salvas a tres.
Pero hay otros pendientes: adecuar el trabajo a las nuevas tecnologías con nuevas reglas laborales que respeten los derechos de los trabajadores, salvar la seguridad social, avanzar en la construcción de infraestructura que nos ayude a mejorar la calidad de vida de todos, dejar de meter mano a la libertad de expresión y el periodismo, y, quizá, un gran acuerdo nacional que nos permita estabilidad política y económica en unas tres décadas.
Es cierto que falta mucho para un cambio que lleve al país a competir en todo aspecto con los vecinos, América y el mundo... pero eso encierra una afirmación: se ha hecho mucho. Los cambios vistos en conjunto, en lo político y económico, la salida del mismo Vicepresidente, la nueva mayoría móvil en la Asamblea Nacional, cambios en ministerios, superintendencias, el acercamiento a Estados Unidos, buscar apertura comercial... es ya un camino. Lenín no es ese dócil revolucionario de las cadenas nacionales de televisión...
Pero uno de los significativos logros, ese importantísimo mencionado líneas arriba, es el no retorno al correísmo. No solamente a Correa, sino a su forma de ver el Estado y el país. Lenín Moreno, y pese a su desmonoramiento en las encuestas, ha sembrado un rechazo ciudadano a lo que hizo su examigo. Ahora quien busque repetir la matriz correísta, mafiosa y revolucionaria, al menos, debera tener una alta dosis de desvergüenza y locura. Falta mucho, es una realidad. Pero por perseguir al corrompido correísmo, su populismo de izquierda y su arrogante modelo de imposiciones, Lenín Moreno ya merece un: ‘gracias Presidente’.
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