viernes, 24 de agosto de 2018

¿Los que quebraron al Ecuador están ‘asesorando’ a Maduro?

  en Columnistas/La Info/Las Ideas  por 
La Contraloría General del Estado notificó ayer a Patricio Rivera que está “realizando el examen especial a la dación en pago con acciones de la banca pública al Banco Central del Ecuador (…) a fin de que ejerza su derecho a la defensa, proporcione los elementos de juicio que estime pertinentes y señale domicilio para futuras notificaciones”. De hecho, en esa misma notificación, publicada en distintos medios de prensa, se señala que el domicilio actual de Rivera, quien fue ministro de Finanzas y ministro coordinador de la Política Económica en el gobierno de Rafael Correa, es “desconocido”. Tal vez a la Contraloría le sirva como pistaeste tweet en el que el diputado venezolano Rafael Guzmándice que Rivera y Fausto Herrera (otro ex ministro de Finanzas de Correa) están en Venezuela asesorando a Maduro.
Antes de entrar en lo que significa prestarse para asesorar a un gobierno delincuencial como el de Maduro –en caso de que la denuncia del diputado venezolano (ratificada para esta columna por un prestigioso economista de ese país) sea cierta–, conviene recordar la forma en que Rivera y Herrera, ambos glosados por la Contraloría, manejaron la economía del Ecuador.
La vergonzosa dación en pago al Banco Central, por la que ahora Rivera deberá defenderse, fue la jugada final de un largo proceso en el cual el anterior gobierno, secundado por las autoridades del Central, tomaron irresponsablemente recursos de esa institución para financiar en parte un gasto que se negaban a recortar en la magnitud necesaria. Entre 2014 y finales de 2016 (es decir, con Rivera como ministro coordinador de la Política Económica y Herrera en Finanzas) el Banco Central le prestó al gobierno más de $4.200 millones. Cuando Rivera reemplazó a Herrera al frente del Ministerio de Finanzas en los últimos meses del correísmo, esa deuda creció en $1.500 millones más para luego ser “pagada” parcialmente entregando al Central papeles que no se pueden convertir en efectivo.
Esa no fue, ni de lejos, la única deuda que se contrató mientras Rivera y Herrera manejaban las finanzas del país: también hubo emisiones de bonos por más de $7.000 millones, créditos con el oro del Central como garantía y, por supuesto, preventas de petróleo y otras millonarias deudas con China. Cabe recordar que Rivera, además, tramó mecanismos para ocultar las operaciones de deuda pública,como relata una nota de 4P.
Según el Banco Central, entre 2010 (primer año de Rivera al frente de Finanzas) y 2014 (último año de bonanza petrolera) el gasto del Gobierno Central saltó de $15.641 millones (lo que ya era una cifra muchísimo mayor que antes de la llegada de Correa al poder) a $26.794 millones. Si bien en 2015 y 2016 la caída del precio del petróleo obligó al gobierno a recortar en algo el gasto (en ambos años rondó los $24.100 millones), ese ajuste fue insuficiente, por lo que el déficit de caja (es decir, sin tomar en cuenta los barriles que se envían para amortizar preventas de crudo y que no generan ingresos genuinos al Presupuesto) rondó los $7.000 millones en ambos años, según cifras del Observatorio de la Política Fiscal. Ante semejante hueco, con Rivera y Herrera como ministros se aprobó la Ley de Equilibrio de las Finanzas Públicas (que cargó con nuevos impuestos al sector privado mientras el Estado hacía un esfuerzo mínimo) y la Ley Solidaria (que tampoco estuvo acompañada por un recorte del excesivo gasto público y que generó recursos cuyo manejo ha sido cuestionado).
Pese a la irresponsable gestión de las finanzas públicas por parte de Rivera y Herrera (a quienes habría que añadir a Diego Martínez, que estuvo al frente del Banco Central en esos años y también fue ministro coordinador de Política Económica), Ecuador fue uno de los pocos países de la región cuya economía se contrajo tras la caída de los precios de las materias primas, consecuencia de lo cual los indicadores laborales registraron un sensible deterioro.
Con esos antecedentes (y acaso porque un dictador incompetente y criminal como Maduro no tiene mucho de dónde escoger) es que ahora Rivera y Herrera estarían ‘asesorando’ a la ya destrozada Venezuela. Si eso es así, ¿qué consejos pueden dar quienes tuvieron como única política fiscal la de aumentar el gasto y luego trataron de mantenerlo a cualquier costa?, ¿qué tienen para aportar en Venezuela, país que tiene una moneda propia y atraviesa una salvaje hiperinflación, dos personas que como ministros manejaron una economía dolarizada y con una inflación baja?, ¿habrá sido de ellos la idea de cargar al sector privado venezolano con más impuestos (como lo hicieron en las leyes mencionadas previamente), incluido un anticipo del Impuesto a la Renta al sector productivo? Pero sobre todo, ¿cuáles son los estándares éticos de alguien dispuesto a colaborar con un régimen como el venezolano?, ¿qué les ofrecen a cambio? Eso sí, sobre lo que no debería haber dudas es que, si están detrás del nuevo programa económico de Maduro (quien hace un par de meses ya anticipó que pediría la ayuda de asesores económicos extranjeros), Rivera y Herrera estarán cobrando en bolívares soberanos y no en dólares. Al fin y al cabo, si algo caracteriza a los correístas y a todos los socialistas del siglo XXI es su sólida coherencia entre lo que dicen y lo que hacen.

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