miércoles, 14 de octubre de 2015

EL MUNDO 14 OCT 2015 - 6:23 AM
Los acuerdos de Minsk son eludidos por ambas partes

La otra guerra que libra Putin

Un informe holandés asegura que un misil de fabricación rusa derribó el MH17 en julio de 2014, en medio de la guerra en Ucrania. ¿Qué sucede hoy?

 

La otra guerra que libra PutinUn soldado del ejército ucraniano durante la retirada de los carros de combate en Mariupol (Ucrania). / EFE
Desde el 1° de septiembre la guerra en Ucrania ha descendido al nivel de escaramuza. Con cierta rigidez académica, la guerra, que suma hasta ahora 8.000 muertos según cifras de la ONU, es denominada con el adjetivo “congelada”: hay tropas de rebeldes prorrusos y del ejército ucraniano rondando por la región de Donbás, al este de Ucrania, sin enfrentamientos masivos como los que ocurrían hace algunos meses. Las partes están en un punto esencial donde pueden crear las bases para el fin del conflicto (que, de acuerdo con las pactos de Minsk, está presupuestado para finales de este año) o fracasar en la práctica. Las primeras señales indican el segundo camino.
A pesar de la aparente calma, el retiro del armamento pesado ha sido parcial y aún no ha sido verificado, según los observadores de Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), encargados de vigilar el cumplimiento de los pactos. El ejército ucraniano anunció ayer el repliegue de sus cañones en la región de Lugansk, que terminará el 18 de este mes. Tan pronto como termine esta retirada, se hará lo mismo en Donetsk. La OSCE dijo que existe por lo menos un centro de entrenamiento y de artillería en pie en Kruhlyk (al este de Lugansk).
Del otro lado, los fallos han sido similares. A principios de este mes, los rebeldes prorrusos dijeron también que su artillería se alejaría de la línea de combate en Lugansk. Sin embargo, un informe de septiembre de la ONU señala que “las hostilidades armadas en algunas zonas de las regiones de Donetsk y Lugansk (son) alentadas por la presencia y el continuado flujo de combatientes extranjeros y de armamento sofisticado y munición desde la Federación Rusa”. En la versión en inglés de Pravda(un medio con influencia oficial), el periodista Timothy Bancroft-Hinchey escribió: “Resulta pueril vincular a Rusia con los rebeldes (ucranianos). ¿Inglaterra es acaso responsable por los numerosos terroristas británicos que luchan en Siria en contra del gobierno de Bashar al-Asad, elegido de manera democrática?”.
La influencia del gigante ruso, que ha sido acusado de participar en la guerra con tropas propias y con el envío de armamento, se extiende hasta el ambiente político de la región. De acuerdo con Pilar Bonet, que reporta desde Moscú para El País, “la gran región minera e industrial ucraniana subsiste gracias a los restos de su potencial productivo y también a los subsidios de Moscú, que paga los sueldos de la élite política local, en su mayoría personas con posiciones marginales hasta la caída del régimen de Víktor Yanukóvich”. Numerosos líderes rebeldes habrían huido después de la agonía de su proyecto político y los viejos aliados de Yanukóvich (y por tanto de Rusia) volverían a sus puestos.
En esta ocasión, el cese al fuego parece óptimo para impulsar la paz. Pero el mandatario ucraniano, Petro Poroshenko, ha dicho que esta “todavía no es la paz” y que la guerra acabará “cuando sea liberado hasta el último palmo del territorio ucraniano”. En febrero de este año, el cese al fuego fue roto al poco tiempo de la firma de los tratados en Minsk (Bielorrusia) después de incumplimientos parecidos. Una reactivación del conflicto en los próximos meses no sería extraña, alimentada por las elecciones locales en Donetsk (que se desarrollarán en marzo de 2016) y la constante entrada de camiones desde Rusia sin la verificación pertinente (como recordó la ONU).
A todo esto se suma la elusión de dos puntos claves en los pactos de Minsk. Primero, el Parlamento ucraniano aún no ha resuelto la situación de las regiones de Donetsk y Lugansk, que tendrán un estatuto especial, como estipula el acuerdo. Segundo, Rusia debe entregar de nuevo la frontera a Ucrania en diciembre de este año, una perspectiva poco probable dado el acento gris de sus relaciones de la intención cada vez más visible del presidente Putin de ampliar su zona de influencia. La ONU ha dicho además que Rusia ataca a los rebeldes de Crimea, a pesar de que los pactos aseguraban indulto y amnistía a todas las partes. El cineasta Oleg Sentsov, condenado a 20 años de prisión por terrorismo en Crimea, sería uno de ellos.

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