lunes, 12 de octubre de 2015

EL ETNOCIDIO DEL 12 DE OCTUBRE DE 1492 Y LA NECESIDAD DEL CAMBIO SOCIAL



Aún 500 años después de aquel 12 de octubre del 1492, hay quienes creen que fuimos descubiertos por unos generosos conquistadores.
Quienes así piensan, no tienen en cuenta que el objeto del viaje de Colón y su tripulación fue producto de la desesperación de la Corona Española feudal por el terreno perdido frente al vertiginoso desarrollo defuerzas productivas que en Inglaterra (fundamentalmente) cedía paso al régimen capitalista.
Precisamente la disputa de los mercados, de las rutas de comercio, el expansionismo y la apropiación de materias primas despertaron nuevos apetitos de los países europeos dominantes. Sus expedicionarios apoyados en un incipiente desarrollo de las ciencias fueron detrás del interés de las clases sociales que en aquel momento dirigían el Estado.
Ignorantes del “nuevo mundo” los iluminados europeos quedaron absortos de la abundancia de las tierras desconocidas. Aquí un paréntesis necesario que la historia oficial oculta, cuando hablamos de la riqueza de América no sólo tratamos de la exuberancia de paisajes, de su flora y fauna, de su potencial en metales preciosos; etc., sino también de su riqueza cultural y científica.
El balance del supuesto descubrimiento es catastrófico: etnocidio, esclavismo y explotación de la fuerza de trabajo, apropiación de nuestros territorios, imposición de credo, religión y costumbres, sustituyeron el politeísmo por un monoteísmo impuesto a sangre y fuego, saqueo de las recursos naturales, violación de indígenas, introducción de pestes y enfermedades; etc., aquí las consecuencias de la agresión de la Corona española a nuestros pueblos, a nuestros antepasados, a toda nuestra historia. En tal caso ¿podríamos proclamar al 12 de octubre como el día del descubrimiento de América?
Otra tipificación oficial de la fecha mencionada es el día de la interculturalidad, también altamente manipulada por quienes manejan el poder.
Decimos manipulada pues en el régimen de las sociedades clasistas, siempre hubo interculturalidad entendida como las relaciones entre culturas de distintos pueblos. Esas relaciones son inequitativas, sobretodo en aquellas sociedades en las que los medios de producción le pertenecen a minorías agrupadas en clases sociales parasitarias. Por tanto, tal interculturalidad en las sociedades clasistas es impuesta por el poder del Estado.
Así la actual interculturalidad expresa una relación de poder de inequidades. Se manifiesta en erigir como dominante a la nación ecuatoriana, al pueblo mestizo, y como dominados a los pueblos indígenas y negro. Decimos esto a pesar del reconocimiento legítimo de lengua y derechos de los pueblos ancestrales en la Constitución de la República, pero que no se efectivizan por decisión presidencial quien además agita y propagandiza un discurso altamente racista contra sus detractores que defiende la vida, la naturaleza, el agua y su propia dignidad.
Esa es parte de la interculturalidad dictada desde Carondelet, que se complementa con un todo llamado relaciones sociales de producción que no discrimina ni a hombres y mujeres, tampoco a etnias y nacionalidades; pues básicamente mantiene el proceso de acumulación de riquezas en manos de los grupos económicos de poder. Dichas relaciones sociales de producción esencialmente mantiene la explotación de las oligarquías a los trabajadores y permite la expoliación de nuestros recursos incluso en territorios donde existen nacionalidades indígenas en aislamiento voluntario a través de dolosos contratos firmados con transnacionales.
Por eso es que la interculturalidad que pone en vitrina su majestad, a pesar del nombramiento de algunos indígenas y negros en determinadas representaciones del Estado burgués no es más que una réplica de las relaciones de interculturalidad inequitativas que pretenden confundir a la opinión pública.
Tantos sufrimientos y extorsiones abrieron surcos en nuestras realidades desde aquel 12 de octubre de 1492. A la actualidad América se transformó; ahora somos pueblos, nacionalidades y etnias, incluso resultado de las mezclas españolas e indígenas (mestizos). Mientras que España, Europa y el mundo entero padecen crisis más profundas que hace 520 años atrás.
Queda claro la pertinencia de nuestras raíces ancestrales, del rechazo a los procesos coloniales y de recolonización que ejercen los países dominantes; pero es fundamental ubicar que la interculturalidad no es problema sólo nacional, sino está contenido en un problema de clases y su lucha como motor de la historia.
Dependerá a quien sirve el proyecto de gobierno y las políticas de gobernar para saber cuanto se respeta a la interculturalidad, pues la inmensa mayoría de negros, indígenas y mestizos pertenecemos a las clases trabajadoras que alcanzaremos nuestra libertad social y nacional cuando una revolución seria nos lleve al poder.
Lcdo. Francisco Escandón Guevara
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