¿La Canciller seguirá defendiendo al asesino Maduro?
El asesinato de Oscar Pérez en Venezuela, por parte de la dictadura de Nicolás Maduro, pone de nuevo en primera plana a la Canciller María Fernanda Espinosa y su manejo de política exterior. Desde que se supo del ajusticiamiento del policía en Venezuela, saltó la comparación con Julian Asssange. La Canciller, para justificar su intento de engañar a los británicos, naturalizando a Assange y nombrándolo diplomático, hizo ayer en Teleamazonas declaraciones en las que involucró al Presidente. Dijo: “Tenemos un Presidente humanista que se preocupa por la vida de todas las personas en el mundo”. Tambien dijo: “La defensa de los derechos humanos debe estar por sobre cualquier interés político, sobre cualquier animadversión personal”. ¿Esto, que es supremamente válido para Assange, lo es también para el policía Pérez? Si lo es, lo más sensato sería que la Cancillería haga hoy un comunicado condenando la aplicación de la pena de muerte por parte del dictador Maduro que, hasta ahora, María Fernanda Espinosa tanto ha defendido.
El caso de Pérez pone de relieve la entrevista de Teleamazonas, en la cual la Canciller, además de mostrarse irascible, declaró cerrado el caso de Assange. A eso se le llama, señora Canciller, ir demasiado rápido. No solo no asume ninguno de sus errores garrafales en este caso sino que usa y abusa de sofismas y medias verdades. 4P. analiza seis en los cuales muestra cómo hace politica la Canciller, cómo concibe la rendición de cuentas que debe hacer ante el país y su relación con los ciudadanos.
- Julian Assange es una persona cuya vida e integridad están en riesgo: la canciller usa la premisa para decir que cualquiera que critica el manejo dado al caso, se desentiende de la seguridad de Assange. Es falso. La Canciller dice además que tienen “serios argumentos para decir que su vida y su integridad están en peligro”. Assange es un hacker y un activista que se ha hecho muchos enemigos. Pero el asunto que concierne al Ecuador, sobre la seguridad de Assange, se limita al Reino Unido, pues es un asunto bilateral. Si Assange se entrega a Inglaterra, país en el cual tiene asuntos pendientes con la Justicia, su seguridad corre por cuenta de ese país, ya no de Ecuador. Y es absolutamente absurdo pensar que el Reino Unido no protegerá su vida.
- Si Assange solicitaba la naturalización, teníamos que cumplir la ley: es falso. Los Estados se reservan el derecho de naturalizar o no a los solicitantes. Además, tener cédula ecuatoriana no cambia en nada la situación de Assange (como lo reconoce la Canciller). Lo que no dice Espinosa es que fue naturalizado, se le nombró diplomático y se hizo el requerimiento al Foreign Office porque había un plan preconcebido: engañar a los británicos para sacar a Assange y permitirle de ese modo birlar la justicia inglesa. Naturalizarlo no era una obligación para protegerlo, pues ya está protegido en la embajada de Londres. Fue una opción política y diplomática que terminó en un verdadero fiasco.
- Se hizo un pedido a Inglaterra, lo negó, caso cerrado: Otra vez la Canciller va demasiado rápido. ¿Y los documentos forjados, falsos, hechos para Assange? ¿Acaso reside en Chaupicruz? ¿Cuáles son sus méritos para naturalizarlo? ¿Y para nombrarlo diplomático? ¿Se cumplieron los tiempos reglamentarios? Para ella, estas irregularidades no existen.
- Si quieren utilizar el caso Assange con fines políticos, es grave: la Canciller endosa esa responsabilidad a los que la critican, olvidando que fue el correísmo el que usó a Assange y lo metió en la embajada de Londres con fines políticos. Simula olvidar, igualmente, que el affaire Assange es por antonomasia altamente político en el plano mundial. El argumento de la Canciller es, en sí, una falacia porque establece un nexo entre hablar del caso Assange y de sus decisiones erróneas con poner en peligro la vida del hacker australiano.
- El caso de Assange no puede ser utilizado para perseguirme y criticarme: la canciller, bajo el pretexto de defender los derechos humanos de Assange, pretende granjearse un silencio absoluto sobre sus decisiones. En la entrevista con Teleamazonas dijo en qué consiste la persecución de la cual es víctima: denostar, criticar y cuestionar el trabajo de la Cancillería. María Fernanda Espinosa no puede superar esa escuela de la impunidad que fue el correísmo. Ella quiere que nadie se entrometa en los asuntos que ella maneja. Que los ciudadanos sean espectadores pasivos, que no vean, que no juzguen, que nadie pregunte ni se inquiete por las consecuencias de sus acciones. Que la dejen a ella y a sus asesores resolver, entre expertos, lo que conviene al país en política exterior. Incluso volvió a cuestionar la publicación –en 4Pelagatos– de la nota de respuesta enviada por el Foreign Office. La calificó de delito. En fin, ¿puede haber mayor estulticia?
- A ustedes les debe interesar dónde me ovacionan: la Canciller quiere que no se hable más de su metida de pata en el caso Assange. Pero quiere que se hable de la Cancillería; es decir de ella que imagina estar dirigiendo una política internacional celebrada, aplaudida, ovacionada en el plano mundial. Es eso lo que al Ecuador debe interesar, dijo en Teleamazonas.
María Fernanda Espinosa tiene un mérito: es correísmo puro y duro y no lo oculta.
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