El Presidente se prestó a una entrevista que no fue
La entrevista al Presidente anoche no fue un buen momento para el periodismo. Primero, por los cortes comerciales destinados a mostrar publicidad del gobierno o de telenovelas: una entrevista presidencial merece una hora sin comerciales. Luego, por el formato. Los periodistas concertaron los bloques pero no el libreto de preguntas: por eso los temas se quedaron en la superficie. En fin, los periodistas no sopesaron, al parecer, el momento en que se realiza la entrevista: a quince días de la Consulta y después de ocho meses de gobierno, el momento ya no es para generalidades, disquisiciones o declaraciones de principio. Es para definiciones. Y para eso se requieren preguntas concisas y concretas que buscan decisiones y precisiones. Pues no fue lo que ocurrió: Estéfani Espin hizo preguntas de más de un minuto en las cuales ahogó, a cada vez, la esencia de lo que perseguía saber. Eduardo Khalifé fue sobrio en sus preguntas pero las centró, sobre todo, en Guillermo Lasso y Rafael Correa.
De esta forma, Lenín Moreno salió indemne. No despejó las dudas que, desde hace meses, atormentan a la opinión sobre su gestión de gobierno y, sobretodo, lo que hará tras el 4F. Sí dijo que habrá cambios y habló de que la consulta “dará un nuevo respiro, un nuevo aire, una nueva oportunidad”. Pero esto, que podía dar contenido al lema de la entrevista “Ecuador, Nuevo rumbo”, se quedó sin dilucidar. No se supo qué cambios, en qué campos y de qué tamaño o porte serán. No se supo si tras la consulta el Presidente seguirá con el mismo equipo económico, cambiará el gabinete, qué puntos guiarán su gestión, si generará un programa económico integral o si dará paso a un pacto fiscal…
Fue tan genérico el Presidente –y los periodistas y el formato de la entrevista se lo permitieron– que retrocedió en cosas que funcionarios de su gobierno ya habían dado por hecho. Un ejemplo: el pago de la deuda que mantiene el Estado con el IESS; producto de un acto delincuencial de Richard Espinosa. El acto revisionista se prolongó a otros temas. Moreno corrigió a Janet Hinostroza cuando ella le recordó que había prometido crear un millón de empleos en cuatro años. 500 mil, le respondió, demostrando que su memoria, cuando le conviene, le es infiel.
La generalidades o repeticiones en que cayó Moreno (decir que no habrá paquetazo, decir que pidió apoyo de las Naciones Unidas para fiscalizar los contratos petroleros y la venta de petróleo…) le ayudaron solventar sin problema cuestionamientos de fondo. Uno: ¿dónde está la cirugía mayor prometida? Respuesta: “la cirugía mayor está dada por la independencia de funciones; que cada función cumpla con su tarea”. Su promesa no parecía destinada a desembocar en esa obviedad. El Presidente también cayó en nimiedades. Janet Hinostroza le citó las cifras del empleo: 700 mil empleos creados en diez años (la población económicamente activa creció de 1800 000 personas en el mismo lapso). 250 mil de esos empleos fueron creados por el Estado; el resto en el sector privado. ¿Cómo hará para crear empleo si el Estado no solo no tiene plata sino que tendrá que eliminar puestos innecesarios en la burocracia? El Presidente respondió que el desempleo se ha reducido en 4 décimas de punto… Y eso que en la pregunta, se le recordó que solo 4 de 10 personas trabajan formalmente en el país.
Ni siquiera cuando dio un dato nuevo (este 30 de enero hay una ronda de inversionistas para la Refinería del Pacífico) lo acompañó de las explicaciones pertinentes: ¿Por qué se reactiva ese proyecto? ¿Cuánto costará y qué porcentaje pondrá el Estado? ¿Están ya listos los informes de lo que allí ocurrió y sus responsables? No hubo precisiones tampoco sobre los 23 proyectos viales con inversión público-privada por $1800 millones.
Las generalidades del Presidente en los temas que incomodan, contrastan, en cambio, con sus aseveraciones –esas sí claras– en el campo político cuando se trata de llevar el agua a su molino. La defensa que hizo de su Vicepresidenta, “una socialista convencida, que ha vivido como socialista”. La defensa de Richard Espinosa cuya gestión, para él , sigue siendo buena, a pesar de las evidencias que, al parecer, solo él desconoce. La defensa de la gente, muchos impresentables, que lo acompañan en el gobierno: “Créame que estamos Rodeados de gente extraordinaria”. Y volvió a la división del país en izquierda y derecha para decir que esta última está en otra vereda… ¿Acaso solo sus votos le alcanzan para ganar la Consulta?
Las pistas emitidas anoche por el Presidente fueron solo eso: más piezas inconexas de un rompecabezas que él rehúsa verbalizar ante la opinión. Esta vez, además, se vio favorecido por una entrevista durante la cual los periodistas se confundieron de libreto.
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