miércoles, 31 de enero de 2018

Cabeza de zapato arruinó los medios que usó Correa

  en La Info  por 
Fernando Alvarado no es hombre de muchas luces. El propio Rafael Correa lo bautizó Cabeza de zapato en su gobierno. Lo exasperaba el hermano menor de Vinicio; su gurú.
Pero Fernando Alvarado es un hombre a quien pocos superan en su capacidad de lambonería y de cinismo. Por eso llegó lejos con Correa: fue Secretario Nacional de Comunicación y, al final del gobierno, ministro de Turismo. Como Secretario de Comunicación el fue el principal responsable del manejo del mayor holding de medios gubernamentales en Ecuador. Y el responsable del mayor aparato de propaganda y persecución de la opinión disidente que haya conocido el país.
ANDRÉS MICHELENA, GERENTE DE MEDIOS PÚBLICOS, DURANTE LA RUEDA DE PRENSA/ FOTO EL TELÉGRAFO
Hoy, Andrés Michelena empezó a destapar la “nefasta e indignante situación” y a ponerle cifras a este baile de millones de dólares. El Gerente de Medios Públicos hizo un sobrevuelo de la forma “propagandística y mediocre, dispendiosa e indolente” en que fueron manejados esos medios por Alvarado. 23 millones suman las pérdidas en Gamavisión (17 millones) y TC Televisión (6 millones). Solo las sabatinas costaron a Gamavisión, según Michelena, $5 millones.
Gamavisión es un canal quebrado y con un problema humano delicado: 156 de sus trabajadores fueron invitados por el anterior gobierno a convertirse en accionistas minoritarios. Sacaron créditos por $5 millones que ahora con los intereses suman $7 millones. El representante suyo dijo que habían arrancado con 22% del total del capital; ahora solo tienen 4% y no tienen cómo pagar la deuda y sus intereses. Convertir a los empleados en accionistas permitió a Alvarado y sus administradores hacer creer que empresas como TC Tv. eran privadas y evitar así las auditorias de la Contraloría.
El Telégrafo fue el diario que sirvió a Correa para dar lecciones de periodismo. Michelena reveló algunas de las enormes falacias que el correísmo manejó mediante ese diario. Según él, El Telégrafo imprimía 17 mil ejemplares y tenía 65% de devolución. Nada se sabe de su contabilidad y de los inmensas inversiones hechas por el correísmo en el diario más viejo del país. Además, en mayo del año pasado se anunció que había comprado diario El Tiempo de Cuenca. Michelena avanzó cifras que muestran el negociado que hay detrás: el gobierno dijo haber pagado $1,5 millones y el único activo que encontraron es una rotativa que tiene 40 años y cuyo precio comercial es, dijo, $80 000. Ni siquiera el edificio en el cual funciona ese diario es del gobierno. Por él paga $8 000 de arriendo.
Otra perla revelada por el gerente de medios públicos: en noviembre de 2011, Ecuador TV. adquirió 46 sistemas de transmisión para llevar su señal a pequeñas poblaciones amazónicas. Están en bodegas en Quito. Total de pérdidas: tres millones de dólares.
Al oír a Michelena se antoja que dijo demasiado poco. El estado de propaganda denunciado hoy merece una investigación forense para poner en evidencia todo: no solo la contabilidad y los negociados. También los mecanismos usados por el correísmo para forjar equipos encargados de convertir a los periodistas en propagandistas, manipular la opinión, trazar líneas para linchar a contradictores políticos y disidentes sociales. Fernando Alvarado tiene enormes cuentas por pagar en este campo. Es curioso –pero evidente– que sobre todo esto nada haya revelado la Contraloría en la época de Carlos Polit. Michelena pidió intervenir en forma inmediata a Pablo Celi, contralor subrogante.
Las escasas cifras reveladas por Michelena son reveladoras. No constituyen, sin embargo, una sorpresa para el país que, durante diez años, denunció el uso y abuso del correísmo en la comunicación. Pero esas pocas cifras sirven para poner de nuevo sobre el tapete el tema de fondo: ¿Qué hace el gobierno en ese sector? ¿Por qué tiene medios y por qué tiene que seguir invirtiendo en ellos?
Se celebra la decisión de enviar una Ley de Medios Públicos. Lo mismo que la decisión de auditar la gestión anterior y valorar esos medios; pedido que fue hecho al Banco Interamericano de Desarrollo. Michelena dijo, sin citarlo, que Alvarado y los suyos “tendrán que responder por cada centavo mal usado bajo el Estado de propaganda”. No dijo que el gobierno de Moreno se encargará, con las investigaciones en mano, de demandar ante la justicia a Alvarado y a sus administradores por el manejo doloso que hicieron del dinero y los bienes públicos. Tampoco dijo cuándo el gobierno de Moreno devolverá esos medios a la sociedad. Tenerlos es una tentación demasiado grande para cualquier gobierno.
Los defensores del correísmo ahora saben,  por boca de un momento del gobierno de Moreno, que los Alvarado y los expertos en el estado de propaganda también son expertos en negocios chuecos para quebrar medios mientras los usan. La investigación forense debiera responder la pregunta que hizo Michelena y que se quedó sin respuesta: ¿Por qué quebraron esos medios? El Contralor o la Superintendencia de Compañías podrían colaborar en esa respuesta.
Foto: El universo 

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