Seguimos creyendo que otro mundo es posible y que es urgente
construir un modelo de desarrollo alternativo en el Ecuador, con énfasis en
energías renovables y el respeto por los derechos humanos y de la Naturaleza.
Estamos sumamente preocupados por el futuro de la Amazonía
ecuatoriana y de los pueblos ancestrales que ahí habiten. Además del Yasuní-ITT
y el bloque 31, el Estado ecuatoriano busca explotar el Centro-Sur de la
Amazonía ecuatoriana a través de su denominado “Ronda Suroriente”. La
explotación de estas reservas puede generar altos ingresos a corto plazo
(aunque relativos en el contexto del actual gasto público), pero conlleva la
destrucción irreversible de la biodiversidad, con impactos sobre el clima,
tanto en el Ecuador como en el planeta, así como posibles violaciones de
derechos humanos.
La Ronda Suroriente, la XI ronda petrolera que se lleva a
cabo en el Ecuador, ahora con el fin de ampliar la frontera extractivista hacia
la Amazonía Que Nos Queda.
Es urgente debatir un modelo post extractivista, mucho más
aún tomando en cuenta que aunque explotamos todas las reservas que tenemos en
la Amazonía, las reservas se agotarán próximamente y apenas ampliaríamos el
panorama de país petrolero por unas cuantas décadas, mientras aceleramos la destrucción
del ambiente.
Nuestra verdadera riqueza ambiental es la biodiversidad del
país, cuyo potencial es uno de los únicos caminos para alcanzar un desarrollo
humano incluyente y sustentable en las próximas generaciones.
Compartimos la indignación de muchos acerca del anuncio de la
explotación del Yasuní-ITT. La decepción es muy grande, pues la iniciativa
“Yasuní-ITT, Iniciativa por la vida” proponía “cambiar la historia” y dar “el
impulso a la transición del Ecuador de una economía extractiva, basado en la
explotación de petróleo, a un modelo sustentable de desarrollo”. Al dejar el
crudo bajo tierra, proponía, entre otros, la preservación del Yasuní y de otros
43 parques nacionales del Ecuador, el respeto por las culturas de pueblos
indígenas en aislamiento, la reforestación, el desarrollo social de zonas de
influencia y la inversión en energías renovables:
Es oportuno preguntarnos ¿Qué oportunidades estamos dejando
para las futuras generaciones, quienes vivirán en un país sin ingresos
petroleros?
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