Por: Jaime
Cedillo Feijóo
Realmente es admirable cómo el dignísimo señor Presidente de la
República, economista y doctor honoris causa, cada semana nos brinda a los
ecuatorianos unas lecciones de democracia, de respeto, de tolerancia, frente a
sus adversarios que no hacen otra cosa que fastidiarle con absurdos reclamos
para virarle el hígado. Qué bestias que son los reclamantes, de puro jodidos le
hacen zapateadas por el Yasuní, si el Yasuí quedará peor que
la mano que mostró al mundo.
De gana reúnen firmas los ingenuos defensores de
la naturaleza, si el dignísimo ya dijo a los cuatro vientos, tan alto gritó,
que llegó hasta la China, y esos chinos que de chinos no tienen ni un pelo, se
pusieron felices porque saben que ya tienen más oro negro hasta para revenderlo
en la conchinchina.
El dignísimo no se equivoca nunca, los desinformados y
malintencionados son esos de la Fundación Pachamama, igualitos a los sicarios
de tinta de la prensa corrugta. Esos tirados a defensores de la Madre Tierra,
por qué tenían que aguarle la fiesta que se celebraba con bombos y
platillos con ocasión de la ronda petrolera, que más que ronda parecía argolla
petrolera, o sea el reparto entre panas.
Los reclamos alteraron los
buenos ánimos del dignísimo, porque si todo salía a pedir de boca, seguro se
armaban una tarima, de esa que nos tienen tan acostumbrados el dignísimo con su
yunta el Ricardito, qué bien cantan, cómo entonan, qué lindos gallos, cuando el
dúo está en tarima cómo nos entretienen, nos hacen olvidar rapidito del primo
radicado en el paraíso llamado Miami. Pero como le aguaron la noche, el
dignísimo ordenó a sus obsecuentes y consecuentes que clausuren, sellen,
retiren, suspendan, cierren, la palabra es lo de menos, pero que los
pachamamas desaparezcan de la faz del planeta.
Señores, decía el dignísmo, en
su última sabatina, este no es un país de violencia, no tenemos por qué ofender
ni atacar a nuestros invitados. Este es un país de unidad y de respeto.
Prohibido olvidar compatriotas. Y los aplausos no se hicieron esperar, es un
delirio, la multitud se enloquece, está como pagada, que digo poseída.
Este es el gobierno de la “justicia”, de la “dignidad” y la “equidad”. No
lean esos periódicos de siempre, lean solo el Telégrafo y el PP. En la parte
final del show, el showman, perdón, el dignísimo, presenta la cantinflada de la
semana, la víctima es, y cuando no, el alcalde del “modelo
exitoso”, porque quiere la “perla” pero no puede por más que estira las manos.
Les roba unos minutos a los pobres obligados, que ya no saben con qué
parte de la “media naranja” sentarse; viene la caretucada, o sea le increpa al
más caretuco de los caretucos, esta vez, la dedicatoria fue para un tal
Zorrilla por ser el autor del manual de las malas costumbres, y finalmente,
para cerrar con broche de otro, la amargura de la semana, para esos amargados
que dicen que los “revolucionarios de la 35” están utilizando los recursos del
Estado para hacer campaña.
Esa sí es una infamia sin nombre. Ni siquiera se les
ha pasado por la mente quitarle la Prefectura al Carrasco. Hasta la victoria de
ellos, siempre
Bien dicho estimado, seguramente el DIGNISIMO ya estará pensando como cortar la "Libertad de Expresión" de Medios como este.
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