Por: Francisco Febres
Cordero
Qué bueno que los funcionarios del Estado ya no pueden
subirse al carro que tienen asignado e irse donde les dé la gana, escoltados
por motocicletas que les abren paso con sus sirenas. Bravísima, la Secretaría
de la Administración ha emitido un acuerdo que dice que los únicos que tienen
derecho a andar por donde quieran y escoltados con sirenas son el excelentísimo
señor presidente de la República y el Glas. Y también los ministros,
viceministros, subsecretarios y coordinadores generales. ¡Uf!, o sea una cantidad
de funcionarios porque en este Gobierno todos creo que son ministros,
viceministros, subsecretarios y coordinadores generales.
Lo que no aclara el acuerdo es qué pasa cuando el
excelentísimo señor presidente de la República se moviliza en cualquiera de sus
dos aviones particulares, el uno más chiquito y el otro más grandote. ¿Ahí
también tiene que estar acompañado de motocicletas con sirenas o puede nomás
volar calladito? Creo que las motos le han de acompañar con sus sirenas solo en
el despegue, para que no se cruce otro avión, y en el aterrizaje, para que no
se cruce el Guevara y le haga una mala seña.
Sin embargo, la gran revelación de este acuerdo de la
Secretaría de la Administración es que los funcionarios públicos no se
diferencian por letras, como las universidades, ni por colores, como los
productos de consumo interno, sino por números. Por ejemplo, los arriba
citados, o sea los que tienen derecho a carros y motos con sirena, pertenecen a
las categorías 10, 9, 8, 7, 6 y 5. ¿No cierto que ustedes no sabían eso? ¡Qué
gran revelación!
Lo que no se aclara es qué funcionarios son los de las
categorías 4, 3, 2, 1 y 0, que sí tienen auto pero no moto ni sirena. Y tampoco
se aclara si los que pertenecen a la categoría 0 tienen el 0 a la izquierda o el
0 a la derecha. ¡Qué lío! El Gobierno de la revolución ciudadana debería de una
vez por todas unificar la nomenclatura, porque si no nunca vamos a saber si lo
que tenemos al frente es una universidad, un producto comestible o un ministro.
Por ejemplo, dentro de los parámetros académicos, el
excelentísimo señor presidente de la República pertenece a la categoría A;
dentro de los gastrointestinales, su color distintivo es el verde, porque no
tiene colesterol, azúcares ni aminoácidos y es un ejemplo de sanidad ambiental
porque cuando se moviliza ya sea en carro o ya en avión, no contamina. Eso sí
está clarito en el acuerdo y por eso le colocan en la categoría 1.
En cambio, los ministros corresponden a la categoría B y, por
tanto, el color de su etiqueta debe ser el amarillo, porque son bastante
contaminantes. Además, son totalmente B porque, igualito que ciertas
universidades, no llenan todos los requisitos académicos, carecen de Ph.D., no
investigan y se gradúan con tesis sacadas del rincón del vago punto com.
¿Y entonces, el Glas por qué puede andar en carro con sirena?
Sí está de que, rapidito, se haga una reclasificación administrativa y entonces
le quiten al Glas el auto, la tesis chiviada, el título chimbo y máximo le
permitan andar a pie, pero con sirena.
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