martes, 3 de diciembre de 2013

El Yasuní será un laboratorio


Tratar de impulsar proyectos petroleros en zonas delicadas por el tema medioambiental, como el Yasuní ITT, es un tema generalizado en el mundo. Sin embargo, a criterio de Jorge Piñón, experto en energía de la Universidad de Texas, las empresas petroleras ya no son las de hace 25 años y ahora tienen un mayor desarrollo tecnológico y reconocen la responsabilidad social y medioambiental.
En el caso de la explotación en el Yasuní ITT, el tema, más allá de lo ambiental, atañe también a la posible afectación a pueblos no contactados. Piñón recalca que es la primera experiencia de este tipo, por lo que indicó que será un desafío y “un buen laboratorio” para las petroleras. “No va a sonar bien, porque el laboratorio van a ser las comunidades indígenas y eso no es justo”, aseguró el experto, pero enfatizó que el aprendizaje de las petroleras es muy grande.

Eduardo Pichilingue, coordinador del Observatorio de Derechos Colectivos del Ecuador, coincidió en que es la primera vez que de manera expresa se va a explotar una zona en la que se reconoce la posible existencia de indígenas no contactados. “Se va a experimentar con la vida de la gente”, aseguró al indicar que ya ha habido conflictos y muertos en los bloques 16 y 17 y en el campo Armadillo.
Para Carlos Andrés Vera, cineasta y autor del documental ‘Taromenani’, el único laboratorio que podría darse es a través de la observación, sin entrar en la explotación en la zona. Sobre todo, la respuesta está en acatar lo que dice la Constitución sobre el respeto a los pueblos, y ser responsables en no seguir cercando el territorio de los no contactados, dice. Para Vera, pensar que desastres como el del Golfo de México dan la suficiente experiencia para tratar el tema que en la Amazonía es una “falacia gigantesca” porque se podrán tomar todas las precauciones del caso, pero una catástrofe ambiental puede darse en cualquier momento y las circunstancias son totalmente diferentes, por el tipo de explotación, el lugar y el riesgo social. “Usar ese ejemplo sólo sirve para decir que ninguna tecnología garantiza el 100% de seguridad”, dijo.
Contexto
“Desarrollar campos petroleros en la Amazonía, donde no se puede abrir carreteras, requiere de transportar al personal y la maquinaria por vía área y es más costoso”, dijo Piñón al explicar que la rentabilidad de los proyectos se apalanca en los precios del petróleo y mientras se mantenga en el orden de los 100 dólares se podrá seguir.
Por ello, la selección de un socio por parte del Estado es sumamente importante porque debe tener el suficiente respaldo financiero y la cultura para enfrentar un evento catastrófico, según Piñón.
“Creo que se puede llegar a un punto medio en una forma correcta de explotar que no se dañe a las comunidades”, aseguró el experto. Pese a ello, aclaró que el riesgo siempre está presente y no hay una “varita mágica”. (ABT)

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