Por: Jeanette Hinostroza
G.G.R. Estas son las iniciales del último hijo de Jorge Glass
Viejó. Por fin y después de dos años de lucha de su joven madre y su abuela,
lograron inscribirlo en el Registro Civil y se hizo justicia en esta parte del
problema. Jorge Glass Viejó, un hombre de setenta y pico de años, huyó del país
en cuanto fue denunciado ante las autoridades por supuesta violación a una
menor de edad, a quien además habría dejado embarazada.
Glass llegó a ser detenido, pero lo dejaron ir porque no
había una prueba flagrante de la supuesta violación que habría cometido.
Resulta que en el país de la "nueva justicia" el embarazo de la niña
no era prueba suficiente. ¿Cómo se explica eso? ¿No es esta una prueba de que
nada ha cambiado? Para que la justicia cambie se necesita algo más que
maquillaje.
El niño logró ser inscrito con el apellido de su padre
biológico, no gracias a los nuevos jueces o los flamantes edificios con
modernos y cómodos juzgados para los casos de familia; tampoco porque policía,
abogados y fiscales actuaron apegados a la ley y respetando los derechos de los
más vulnerables. El niño tiene apellido y una pensión digna gracias a la
admirable persistencia de una mujer humilde que decidió ir hasta las últimas
consecuencias con tal de que su hija y su nieto reciban justicia. Pero lo que
se ha ganado todavía es muy poco comparado con lo que la víctima perdió. En
medio de este problema hay una niña a quien le robaron su inocencia; no la
perdió en los brazos de su primer amor, ese que uno nunca olvida sino, según su
denuncia, en manos del rector del colegio, un adulto en quien confiaba.
Lo que si hay que reclamar es que han pasado dos años de
lucha y el supuesto responsable de un hecho cruel y repugnante, siga
prófugo. El Gobierno mueve toda su
parafernalia de ministros y fiscales para traer a un prófugo que se asiló en
Panamá. Hasta pone en riesgo las relaciones diplomáticas con ese país amigo,
con tal de traerlo y ponerlo tras las rejas. Yo no lo juzgaría si se hiciera el
mismo esfuerzo para encontrar y traer a otros prófugos de la justicia
involucrados en acusaciones de muerte, violación, robo, estafa o corrupción.
¿Cuál es la diferencia? ¿Por qué en unos casos sí y en otros no? ¿Qué le hace
falta a la madre de G. G. R. para que le hagan justicia? En este caso lo que
hay que entender es que a esta niña le hace falta algo mas que un apellido y
una pensión mensual para su hijo. Necesita respeto y que su país le dé su
lugar. La misma actitud debería tener la justicia en todos los procesos por
casos de violación, pero la realidad es que son muy pocos los violadores
condenados y miles las mujeres que han tenido que enfrentar una sociedad
machista y soportar el señalamiento público a la hora de exigir justicia.
El niño ya tiene apellido. Un derecho otorgado por la Constitución.
Probablemente en la práctica su vida no cambie mucho. Pero ese no es el punto.
El fondo de este caso es de derechos y de cuánto tiempo tiene que pasar para
que la nueva justicia que supuestamente tenemos, reconozca los derechos de una
familia de origen humilde.
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