martes, 17 de diciembre de 2013

Los grandes virajes del mundo



Por: Marco Robles López
Somos testigos, en estas últimos cinco lustros, de grandes y profundos virajes a nivel planetario. Primeramente, la antigua Unión Soviética, luego de siete décadas y algo más de vigencia, se extinguió definitivamente, y de sus cenizas surgieron Estados soberanos –las mismas 15 repúblicas que constituyeron la ex URSS, luego de la Revolución de Octubre de 1917-, con un diferente sistema político-económico, el capitalismo, que en Rusia, en las postrimerías del gobierno de M. Gorbachov y sobre todo en tiempos de Boris Yeltsin, correspondió a la “Doctrina del Shock”, promocionada intensamente por el equipo de los “Chicago Boys”, el mismo del feroz experimento en Chile, que afectó primordialmente a los estamentos populares y a la clase media, y cuyas desastrosas consecuencias todavía sufre esa nación en el campo de la educación universitaria privatizada e inalcanzable para los jóvenes de modestos recursos económicos.

     Con el fin de la Unión Soviética, desapareció igualmente la comunidad del denominado socialismo real, y junto con aquella, el Pacto de Varsovia. En el campo opuesto se mantuvo la Organización del Tratado Atlántico del Norte, OTÁN, temible máquina de guerra que, soltadas sus riendas y sin ningún contrapeso, ha tomado activa participación en algunas guerras re-colonizadoras, con el desempeño protagónico de EE UU, en estos últimos tiempos en franco declive; el Reino Unido, España e Israel, el principal aliado de la súper potencia en Oriente Próximo. Asimismo Francia, en estos últimos años es  otro incondicional compañero de la otrora gran potencia, en sus aventuras bélicas, como en Libia y Siria. Sin duda los socialdemócratas europeos resultaron tan conservadores, como los republicanos del reino del Tío Sam y notablemente dóciles a la política que se trazan los mandatarios estadounidenses, porque estos responden a los intereses del gran capital. Pero también países del mundo árabe-islámico, que incluyen monarquías de corte medieval, como Arabia Saudí, vinculadas a los grandes negocios petroleros,  de armas y de otra índole, a las transnacionales estadounidenses, y que cedieron sus territorios para la instalación de poderosas bases militares, apoyaron entusiastamente e inclusive hicieron la guerra en contra de sus hermanos.
     Intelectuales como Francis Fukuyama, de alguna manera han participado en los planes guerreristas, han alentado los proyectos destinados a mantener la hegemonía a nivel global y vaticinaron eufóricos el fin de la historia (Fukuyama, sin duda no consideró el hecho de que las “microhistorias” nunca desaparecieron de la “aldea global” y que la “historia planetaria”, otra vez se encontraba a la vuelta de la esquina) y, en consecuencia, auguraban para eternas memorias el reino de ese neoliberalismo implacable que, contrariamente a esos entusiastas vaticinios, reveló sus taras y anomalías.
     El punto de quiebre que ha tenido EE UU –el otro gran viraje-, generalmente soslayado por sesudos analistas de la geopolítica, se dio en el gobierno de George Bush Jr., cuando junto con su equipo de “Halcones de la guerra” (Dick Cheney, Donald Rumsfeld, Condoleca Reece y otros), decidió intervenir militarmente en Irak, con el pretexto de que ese país árabe islámico poseía armas de destrucción masiva que amenazaban a la humanidad. El fondo del asunto era los grandes negocios ante la silenciosa crisis económico-financiera que atrapaba a EE UU. En esas condiciones movilizaron aproximadamente 300.000 soldados a Oriente Medio; desplazaron portaaviones con armas nucleares, misiles, tanques de guerra, cañones, etc.; los aviones de guerra, instalados en las principales bases militares de Europa, el mundo árabe, Pakistán, etc., levantaron el vuelo  y semejante maquinaria de guerra desencadenó una invasión mortífera, que tuvo un altísimo costo, no solamente para la desdichada nación invadida, sino para los propios EE UU: ¡algo más de 4 billones de dólares y el agravamiento de la crisis económica!, de la que no ha podido librarse, no obstante el multimillonario préstamo de China y el obligado financiamiento que tuvo que hacer Japón, afectado por el terrible “síndrome de Estocolmo”  que es la aceptación del oprimido, del orden social que se le impone, sometido a una presión inusitada. En fin de cuentas, Japón terminó amando el puño de hierro que durante todo ese tiempo de Bush Jr. amenazó con golpearle y abrió sus arcas fiscales para financiar la horrible guerra. Resulta interesante recordar que Joseph E. Stiglitz y Linda J. Bilmes en su obra “La guerra de los tres billones de dólares” (aunque actualmente se estima que son cuatro y no tres billones), manifiestan que la invasión de Irak fue un error terrible, que el conflicto “…ha dejado ya más de un millón de víctimas mortales, aparte de una enorme cantidad de personas gravemente heridas. La idea de que la invasión favorecería la democracia y aceleraría el cambio en el Cercano Oriente parece hoy una fantasía…”. Lo cierto es que exclusivamente los negociantes del petróleo de la nación invadida, las empresas encargadas de la reconstrucción, los magnates vinculados al complejo militar-industrial, hicieron el negocio del siglo, pero la economía norteamericana sufrió un grave quebranto que afectó incluso a otros países.
     El tercer viraje se encuentra en los Estados que constituyen el llamado BRICS: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Actualmente consolidan su bloque, con independencia del dominio estadounidense en lo económico-financiero, científico y también militar. Esto es tan evidente, que Brasil, en lugar de concretar un acuerdo con EE UU para la instalación de un sistema de protección del espacio aéreo brasileño con la súper potencia, con motivo del próximo campeonato mundial de fútbol, lo hizo con Rusia y la presidenta Dilma Roussef, molesta por el espionaje a su país en áreas estratégicas y sensibles como las económicas, militares y científico-tecnológicas, canceló la visita protocolaria que debía concretar con Barack Obama.
     Otro grave desaire sufrió el mandatario y el gobierno norteamericanos: cuando prácticamente parecía inminente el ataque e invasión a Siria y los imperios mediáticos de Occidente daban por consumada la nueva intervención militar al pequeño país árabe, al que se acusaba de poseer y sobre todo de haber utilizado armas químicas en esa guerra insensata con los eufemísticamente llamados “rebeldes”, sorpresivamente el Reino Unido, viejo camarada del Tío Sam, ¡le dio las espaldas!, Japón ya ni siquiera fue tomado en cuenta para una ayuda financiera, porque dejó de ser la otrora poderosa segunda economía mundial, la mayoría de miembros de la OTAN, discretamente marcó distancias en esta ocasión, con la exclusión de Israel, país que ¡también posee armas químicas y misiles dotados con ojivas nucleares, pero que nadie se atreve a criticar aquello! Para agravar la situación, Rusia desplazó sus portaaviones con misiles y aviones a la región; igual hizo China y tuvo que negociarse un acuerdo de paz por el que Siria se comprometía a entregar las armas químicas para su destrucción. El golpe diplomático de Sergei Lavrov, la eminencia gris del gobierno ruso en la diplomacia, frustró los terribles planes. Una vez que falló la invasión, Irán pudo respirar con tranquilidad, a pesar de los temerarios afanes guerreristas del régimen de Israel, con Netanyahu a la cabeza. Tan evidente es la pérdida de imagen e influencia a nivel mundial de USA, cuanto que una revista de EE UU, FORBES, no exenta de esas banalidades con las que disfrutan las élites norteamericanas, sorpresivamente eligió a Vladímir Putin como el personaje más influyente y poderoso del planeta, dejando atrás al muy discutible Nobel de la Paz, B. Obama.
     El cuarto viraje constituye la re-conformación de las relaciones internacionales de Estados en América Latina y el Caribe. Si hasta hace poco se escuchaba una sinfonía única dirigida por la venerable “dama diplomática” OEA, ahora el asunto es diferente: los organismos regionales como UNASUR, CELAC, ALBA, MERCOSUR, han puesto en entredicho la influencia total de EE UU en el llamado “traspatio”, trabajan por una verdadera soberanía en asuntos tan importantes como el comercio exterior, la financiación de obras que permitan salir del atraso tecnológico y la dependencia, aunque la Alianza del Pacífico, alentada fervorosamente por la gran potencia, apunta a mantener la influencia hegemónica de Estados Unidos en los pueblos latinoamericanos y caribeños, mientras que los mismos organismos de diversionismo y espionaje, no han renunciado a socavar la estabilidad económica y política de los países “insumisos”, mediante hábiles intervenciones en sus procesos político-electorales, sea merced a golpes militares, organizados tras bastidores, como en Honduras, a motines palaciegos, como en Paraguay, o mediante una feroz ofensiva mediática en países que tienen problemas financiero-económicos y de gobernabilidad, como Venezuela, aprovechando que el Sr. Maduro, en este último caso, supuestamente se revela doblegable en virtud de que continúa notablemente “inmaduro”, políticamente hablando.
Para concluir, algo anecdótico: 1.- ¿Será verdad que China definitivamente ha acordado prestar a Venezuela 5 mil millones de dólares para remediar la grave crisis por la que atraviesa actualmente ese país hermano? 2.- ¿Será verdad que en México la situación económica es desesperada, con un ¡60 e pobres!? ¿Y, cómo dicen que el modelo neoliberal engendra prosperidad y dicha para los pueblos? 3.- ¿Sabía el amable lector, que EE UU instaló, por supuesto “democráticamente”, ¡160 antenas de aparatos de espionaje!, en sitios clave de su territorio, porque para los jefes de la Casa Blanca y el Pentágono no hay nada mejor como espiar a los socios y vecinos? 4.- ¿Conoce Ud. qué USA virtualmente le tiene agarrado del pescuezo a “México lindo y querido”, porque le provee de millones de dólares, y buena parte de esos billetes ¡carecen del respaldo físico de oro!, para que la patria de Benito Juárez no colapse? 5.- El diario alemán “General Anzeiger”, uno de los medios fundamentales de la zona católica alemana, Renania, tituló hace unos días (08/11/2013, Página 12): “Los católicos muestran la espalda a su Iglesia”. ¿Por qué? Entre otras razones, por cuanto un religioso, el obispo de Limburgo, Franz-Peter Tebartz von Elst, se ha involucrado en un sucio negociado de ¡31 millones de euros para realizar mejoras en su residencia obispal! El papa bonachón, en lugar de tomar medidas radicales, lo único que ha hecho es darle ¡un período de reflexión y descanso en un convento de Alemania! ¡Increíble!: eso equivale a dejarle a una boa cerca de un ciervo amarrado. En otros casos, centenares y miles de feligreses alemanes abandonan la Iglesia por los escándalos de pedofilia cometidos por frailes contra niños en las escuelas católicas. El abandono de la religión afecta el bolsillo del nada franciscano modelo que tiene su capital en el Vaticano. ¿Cómo así? Por cuanto en Alemania, muy católica y protestante, cada ciudadano declara a qué religión pertenece –yo en ese país sería un pobre apátrida- y el descuento mensual del 2 e su salario o ganancias es inmediato. 6.- Y una noticia-bomba con la que concluimos este anecdotario: cinco países de África, Kenia, Tanzania, Uganda, Ruanda y Burundi, en un plazo de diez años, armonizarán su política monetaria y fiscal, para lo que fundarán un Banco Central y unirán sus monedas existentes en una sola. (Cf. R. T. 01/12/2013) La inédita medida apunta al desarrollo de un mercado común y una unión aduanera, medidas establecidas previamente. Con este plan, prepararán mucho mejor  tanto la prospección como exploración y explotación conjunta de los recursos hidrocarburíferos disponibles de esta región que cuenta con ¡135 millones de personas!, política que asegurará una indudable independencia de los grandes monopolios del petróleo que controlan un negocio de miles de millones de dólares. Ojalá quienes se consideran amos del planeta, no empiecen a armar golpes de Estado en esa tierra cuna de la humanidad.

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