miércoles, 14 de noviembre de 2018

Presupuesto 2019: Mala tos te siento Federico
Este presupuesto es una suerte de apuesta por el efecto placebo del Paracetamol al mejor estilo del IESS, esperando a ver si el paciente se cura solamente con eso. El problema es que cuando ello no resulta, la enfermedad avanza y el paciente se va agravando, requiriendo en lo posterior tratamientos mucho más dolorosos y costosos, algo que se está gestando peligrosamente en Ecuador y que me parece es una verdadera bomba de tiempo que se encuentra activada y que solamente no sabemos cuándo explotará.
13 de noviembre del 2018
POR: Carlos Rivera
Es el director de la Escuela de Economía de la Universidad de Cuenca. Tiene dos maestrías en la Pontificia Universidad Católica de Chile, una en Macroeconomía y otra en Economía Financiera y un diplomado en Gerencia por la Universidad San Francisco de Quito.
Hoy tenemos un ministro que parece que si quiere y sabe qué hacer, pero creo que no puede frente a las fuerzas oscuran-tistas que todavía predo-minan en el gobierno".
Ya es tiempo de evaluar la calidad de medicina que nos está prescribiendo el Gobierno del Presidente Moreno, dejando atrás el origen y los causales de la enfermedad que ya todos conocemos, así como la propia inacción que tuvimos durante el primer año de gestión de esta administración, o la simple continuidad de toda la irracionalidad posible, y qué mejor oportunidad para ello que el Presupuesto 2019, que ya es de plena autoría del ministro  de Finanzas, Richard Martínez.
Debo partir de que el presupuesto no solamente denota todos los costos que debemos pagar por la farra, corrupción e ineptitud correísta, y que se manifiestan en los gastos de intereses y amortización de deuda que tenemos para rato, así como la falta de decisión política en el tema de los subsidios a los combustibles que, a la par del aumento del precio del petróleo, representa una carga presupuestaria creciente además de ineficiente, sino evidencia sobre todo la poca austeridad y corrección fiscal que se centra nuevamente en inversión pública y una irrisoria reducción de sueldos y salarios en esta oportunidad.
Y qué decir de los supuestos de crecimiento económico e inflación que se muestran demasiado alegres e incompatibles con la realida, cuyo efecto es dorar la píldora y mostrar una aparente mejoría de la disciplina fiscal. El precio del petróleo, si bien no peca de exageradamente optimista, tampoco cumple la dosis de prudencia acorde a la siempre alta volatilidad del mercado petrolero, todo lo cual es particularmente grave, por cuanto su efecto final sería que al final del año requiramos mucho mayor financiamiento que el proyectado, que de por si es demasiado elevado y una evidencia clara de que el Gobierno simplemente no está dispuesto a asumir los costos políticos de un ajuste fiscal que suena indispensable por la sostenibilidad misma de las finanzas públicas.
Desde el punto de vista de la política económica, me parece que este presupuesto es una suerte de apuesta por el efecto placebo del Paracetamol al mejor estilo del IESS, esperando a ver si el paciente se cura solamente con eso. El problema es que cuando ello no resulta, la enfermedad avanza y el paciente se va agravando, requiriendo en lo posterior tratamientos mucho más dolorosos y costosos, algo que se está gestando peligrosamente en Ecuador y que me parece es una verdadera bomba de tiempo que se encuentra activada y que solamente no sabemos cuándo explotará.
Y algo de esto debe estar viendo el mercado, porque pareciera que no está muy convencido de la gestión del actual ministro y de su recetario, si consideramos que el riesgo país y la calificación de la deuda soberana se mantiene virtualmente en los mismos malos niveles con los cuales comenzó su gestión.
Al final, podemos decir que en Ecuador han existido ministros que podían, pero no querían o no sabían cómo corregir la enfermedad que nos aqueja en lo económico. Hoy tenemos uno que parece que si quiere y sabe, pero creo que no puede frente a las fuerzas oscurantistas que todavía predominan en el gobierno, de allí que calza muy bien aquello de “Mala tos te siento Federico” para describir el presupuesto 2019 y la situación económica del país.

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