El áspero blindaje a Moreno y la Constitución correísta
Se abre el camino para un opositor mucho más radical y de cuerpo presente. Y este ya no dependerá de ideologías sino de hacer oposición a un gobierno que tiene todavía muchas deudas de su pasado correísta y de una transición que tiene ya como cuento el orden, la mejora económica, la lucha contra la corrupción, la limpieza de los organismos de inteligencia y la creación de nuevos para que combatan la corrupción y el narcotráfico. El riesgo del silencio empieza a sentirse.
26 de noviembre del 2018
POR: Jean Cano
Periodista de investigación, editor general de la revista Criterios de la Cámara de Comercio de Quito.
Apenas un 35,5% de los encues-tados tiene una califica-ción buena de la gestión del Presidente. Un 65,5% cree que es mala. Es una caída de cuatro puntos en los últimos dos meses".
Eso de que el presidente Lenín Moreno se está pasando a la derecha es una mentira enorme. Más bien es evidente que ha sabido negociar con distintas agrupaciones dentro de su iniciativa del diálogo, con la ayuda de quienes están rodeando su gobierno y con la coincidencia de los cambios en las nuevas funciones, como en el Consejo de Participación Social y otros organismos de control.
Algunas dependencias ya se han convertido en sede de viejos partidos de la izquierda y con rabiosos alfiles… hasta en la Justicia. Y hay evidencias en los silencios. Los más grandes detractores de la Constitución correísta, como el mismo connotado historiador Enrique Ayala Mora, que incluso publicó un libro en el que justifica por qué debe darse el cambio, no empujan más esa idea. Al menos no por el momento ni con la misma vehemencia…
Son esos militantes de la izquierda, que pasaron al ostracismo en la época de Rafael Correa, y pocos de la supuesta derecha, los que blindan a Moreno y su gobierno. Pero eso que pudiera leerse desde Carondelet como el resultado del diálogo nacional… Pero esto simplemente no está llegando al corazón del ecuatoriano que no tiene vínculos con el poder. En la última encuesta de Click se muestra a un Moreno que sigue en caída en las cifras. Apenas un 35,5% de los encuestados tiene una calificación buena de la gestión del Presidente. Un 65,5% cree que es mala. Es una caída de cuatro puntos en los últimos dos meses.
Otro asunto que inquieta es que, en la misma encuesta, se indica que el gran opositor de Moreno es Rafael Correa (45,7%) y luego Guillermo Lasso (43,9%). Sí, el expresidente del Ecuador que apenas tiene presencia en redes sociales, que no tiene partido político, no tiene sucesor y está con orden de captura en firme. Él, que además tiene a la cola varios casos penales por enfrentar y, encima, no puede ser candidato a la Presidencia por orden del soberano en la consulta popular de febrero pasado… es el mayor contradictor de Lenín… Inadmisible que persista el fantasma de Correa porque este gobierno no ha hecho todo bien, tiene varios pasivos con la ciudadanía y no da el cambio definitivo del modelo que muchos pedían.
Entonces, con los muertos revividos, con un opositor sin cuerpo presente, con la derecha aletargada (aquí vale la pena recordar los casos que tocan directamente al Presidente de la República y que ningún político opositor se ha preocupado por actuar en su ámbito: Las escuchas del caso Balda y La mueblería de Ginebra, hay un blindaje a Moreno y la Constitución correísta que tanto daño hace al Ecuador.
Pero, como ya sucede en otros países, esa ‘ayudadita’ abre el camino para un opositor mucho más radical y de cuerpo presente. Y este ya no dependerá de ideologías sino de hacer oposición a un gobierno que tiene todavía muchas deudas de su pasado correísta y de una transición que tiene ya como cuento el orden, la mejora económica, la lucha contra la corrupción, la limpieza de los organismos de inteligencia y la creación de nuevos para que combatan la corrupción y el narcotráfico. El riesgo del silencio empieza a sentirse.
Algunas dependencias ya se han convertido en sede de viejos partidos de la izquierda y con rabiosos alfiles… hasta en la Justicia. Y hay evidencias en los silencios. Los más grandes detractores de la Constitución correísta, como el mismo connotado historiador Enrique Ayala Mora, que incluso publicó un libro en el que justifica por qué debe darse el cambio, no empujan más esa idea. Al menos no por el momento ni con la misma vehemencia…
Son esos militantes de la izquierda, que pasaron al ostracismo en la época de Rafael Correa, y pocos de la supuesta derecha, los que blindan a Moreno y su gobierno. Pero eso que pudiera leerse desde Carondelet como el resultado del diálogo nacional… Pero esto simplemente no está llegando al corazón del ecuatoriano que no tiene vínculos con el poder. En la última encuesta de Click se muestra a un Moreno que sigue en caída en las cifras. Apenas un 35,5% de los encuestados tiene una calificación buena de la gestión del Presidente. Un 65,5% cree que es mala. Es una caída de cuatro puntos en los últimos dos meses.
Otro asunto que inquieta es que, en la misma encuesta, se indica que el gran opositor de Moreno es Rafael Correa (45,7%) y luego Guillermo Lasso (43,9%). Sí, el expresidente del Ecuador que apenas tiene presencia en redes sociales, que no tiene partido político, no tiene sucesor y está con orden de captura en firme. Él, que además tiene a la cola varios casos penales por enfrentar y, encima, no puede ser candidato a la Presidencia por orden del soberano en la consulta popular de febrero pasado… es el mayor contradictor de Lenín… Inadmisible que persista el fantasma de Correa porque este gobierno no ha hecho todo bien, tiene varios pasivos con la ciudadanía y no da el cambio definitivo del modelo que muchos pedían.
Entonces, con los muertos revividos, con un opositor sin cuerpo presente, con la derecha aletargada (aquí vale la pena recordar los casos que tocan directamente al Presidente de la República y que ningún político opositor se ha preocupado por actuar en su ámbito: Las escuchas del caso Balda y La mueblería de Ginebra, hay un blindaje a Moreno y la Constitución correísta que tanto daño hace al Ecuador.
Pero, como ya sucede en otros países, esa ‘ayudadita’ abre el camino para un opositor mucho más radical y de cuerpo presente. Y este ya no dependerá de ideologías sino de hacer oposición a un gobierno que tiene todavía muchas deudas de su pasado correísta y de una transición que tiene ya como cuento el orden, la mejora económica, la lucha contra la corrupción, la limpieza de los organismos de inteligencia y la creación de nuevos para que combatan la corrupción y el narcotráfico. El riesgo del silencio empieza a sentirse.
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