martes, 27 de noviembre de 2018

¿La Vicepresidenta se vuelve esperpento de sí misma?

   en Conexiones4P/Elenfoque  por 
La Vicepresidente tiene serios líos si la denuncia que hizo anoche Teleamazonas es corroborada. Si María Alejandra Vicuña cobró diezmos, su suerte está seriamente comprometida. Esto da lugar a muchos escenarios que ya se ventilan en las redes. Hay que esperar algunos desenlaces para saber qué partida de ajedrez dispara esta denuncia. En algunas partidas un tren puede ocultar otro tren. Y eso puede favorecer evidentemente a Carondelet que está bajo presión por denuncias y evidente falta de iniciativa política. La composición del nuevo gabinete puede indicar, igualmente, si en el nuevo escenario que surge, la Vicepresidenta, usada como esperpento político por el régimen, pasa a ser esperpento de sí misma.
En todo caso, quizá llegó el momento en que el Presidente Moreno tenga que decidir, si el escenario de los diezmos no arrastra a María Alejandra Vicuña, lo que tiene que hacer con su Vicepresidenta. Fue él quien la llevó a ese cargo. Él la conocía y el país especuló en su momento –porque Moreno no dio información– sobre las razones por las cuales él puso en la vicepresidencia a una militante de la Alianza Bolivariana Alfarista (ABA), entroncada, en cuerpo y alma, con las visiones más retrógradas de la vieja izquierda. Una defensora acérrima de la dictadura chavista.
Vicuña es una política que, en cuestiones de poder, es de un oportunismo ramplón. Ayer asambleísta de Correa; hoy vicepresidenta: ella usa el mismo verbo, la misma supuesta convicción para defender el correísmo o para atacarlo. Ella hace las mismas venias al monarca autoritario o a su sucesor. Ella es el ejemplo perfecto de esos políticos que nadan en un infinito mar de palabras de un centímetro de profundidad.
Moreno la llevó a la Vicepresidencia y, tras meses sin trabajo ni función, le asignó, en marzo de este año, cuatro tareas. Fortalecer las políticas y programas relacionados con la Economía Popular y solidaria. Coordinar y articular con el representante suyo ante el Consejo del IESS para el impulsar los objetivos del Plan Nacional de Desarrollo en Seguridad Social. Presidir el Comité de Reconstrucción y Reactivación productiva y del Empleo. Presidir y dar seguimiento a las acciones requeridas para dar cumplimiento e implementación del mandato expresado en la Consulta Popular del 4 de febrero.
Si se mira cada punto, si se mira el encargo y se miden los resultados (la reactivación y el empleo, la seguridad social y su estado calamitoso…) la conclusión se impone: las tareas que cumple la vicepresidenta son etéreas. Lo que ocurrió, en la realidad, fue que Moreno la puso de jefa de funcionarios o representantes suyos que son los que trabajan. Dicho de otra manera, Vicuña no tiene tareas específicas que la ocupen y cuyos resultados puedan ser medidos. Eso le da tiempo suficiente para hacer proselitismo a lo largo y ancho del país (ver sus redes o el sistema de información de la vicepresidencia) y llenarse de personal que, en realidad, es gente suya preocupada por trabajar su imagen y promocionarla. Porque esa es la tarea que, aprovechando las funciones intangibles que le dio el Presidente, se ha impuesto María Alejandra Vicuña: ser una rueda suelta en el gobierno que, tras haber tratado de incidir, con sus visiones jurásicas en la acción gubernamental (lo que le acarreó un evidente costo mediático), se evaporó de la esfera pública y se concentró en su propia agenda. José Hidalgo Pallares reveló el 4 de noviembre pasado en 4Pelagatos, que en el distributivo de personal de octubre figuraban 156 personas de los cuales 18 eran asesores. La vicepresidencia dijo que había reducido el número de asesores a 4. Pero Hidalgo Pallares mostró que los otros 14 siguen ahí, los cambiaron de denominación y el número de burócratas pasó de 156 a 195.
No hay cómo preguntar a la Vicepresidenta para qué necesita todo ese mundo de burócratas, 25% más que hace unos meses, en un momento en que el gobierno al que pertenece pide hacer recortes y pregona un discurso de austeridad. Ella siempre tendrá una respuesta. Aquí lo que conviene es preguntar al Presidente y, claro, también a los ciudadanos, ¿para qué la Vicepresidenta necesita tener un mini gobierno? Hay países, como Colombia o Perú, donde la Vicepresidencia no se ejerce. Es una reserva política. Y mientras tanto quien ocupa ese cargo hace labores administrativas totalmente necesarias para el país y con el personal habilitado a esas tareas. No a esa persona. A veces son embajadores. El actual Presidente de Perú lo era en Canadá antes de reemplazar a Pedro Pablo Kuczinsky. Es hora que en Ecuador ese cargo no tenga ni burócratas ni presupuesto. Y quien lo ejerza tenga un trabajo real.
Por toso esto, el capítulo de la Vicepresidenta iba a estar, tarde o pronto, en primera página. Ojalá esta denuncia de los diezmos, si es corroborado, no sirva de cortina de humo para tapar otros escándalos y otras urgencias que se dan cita en la proforma presupuestaria y que el Ejecutivo debe resolver. Si el gobierno no camina y masca chicle al mismo tiempo, el escándalo de la Vicepresidenta, si es corroborado, se le puede devolver. El efecto búmeran existe; no es una ficción.

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