viernes, 6 de julio de 2018

Restrepo hipotecó su legado por lealtad al caudillo

  en La Info  por 
Los Restrepo no fue un caso: fue una bandera, un emblema. Un símbolo de los Derechos Humanos. De los ciudadanos –indefensos y vulnerables– contra el Estado. De la necesidad de saber la verdad contra el hermetismo oficial. Del dolor humano frente al cinismo y la indolencia de gobiernos convertidos en monstruos fríos.
Los Restrepo, convertidos en esos símbolos, enseñaron a Ecuador que los Derechos Humanos están por encima de ideologías, partidos y etiquetas políticas. Unieron a gran parte de la ciudadanía alrededor de una lucha titánica por saber la verdad, por conocer lo que ocurrió, por ubicar a los responsables de ese crimen de Estado perpetrado contra dos adolescentes. Pedro Restrepo encarnaba todo aquello. Y eso le granjeó solidaridad y respeto.
Su apoyo a Rafael Correa, y a su régimen represivo y autoritario, tiende un velo terrible de duda sobre sus convicciones democráticas y su apego al respeto de los Derechos Humanos. ¿Eran estimables esos derechos en su caso porque el atentado miserable que lo privó de sus hijos, se produjo en un gobierno de derecha? ¿Apoya a Correa pero no se hace cargo de las víctimas del correísmo? ¿Y lo apoya porque Correa se dijo de izquierda? ¿O por simple agradecimiento, por haberse ocupado del caso doloroso que ha enlutado a su familia?
Este evento, ampliamente recogido en las redes sociales, y que da lugar a un texto muy sentido de Jaime Guevara, que 4P. reproduce más abajo, deja muy mal parado a Pedro Restrepo. Tristemente mal parado porque lo muestra, a él, víctima directa de un crimen de Estado, negando los derechos humanos de las víctimas del caudillo que, supuestamente, se interesó en su caso. Lo suyo no es ceguera ideológica. Es peor: Pedro Restrepo dice con su actitud que la defensa de los derechos humanos de los otros depende, para él, de conveniencias o lealtades. No son los Derechos Humanos los que deben ser defendidos en cualquier circunstancias y por encima de todo: son las lealtades con gentes de poder que lo han usado para hacer daño. Como se lo hicieron a su familia.
IMAGEN DEL TUIT QUE PEDRIO RESTREPO BORRÓ DE SU CUENTA.
Por todos los antecedentes, la adhesión de Restrepo a Correa fue muy bien recibida en redes por el correísmo militante. Entre las figuras que defienden al caudillo autoritario, Restrepo es quizá la más prestigiosa, la menos lastimada ante la opinión pública. Que Pedro Restrepo haya dicho “yo soy Correa”, en un mensaje colocado en su cuenta de Twitter (que hoy ya no aparece) fue como una bombona de oxígeno para el activismo digital correísta que en las horas posteriores a la noticia de que su caudillo recibió una orden de prisión estuvo arrinconado y sin argumentos.
Uno de los primeros en utilizar la postura de Restrepo fue precisamente el operador de redes del correísmo radical Amauri Chamorro. Luego vinieron cientos más con un mensaje que apuntaba, en lo esencial, a que si alguien como Restrepo, que se había convertido como todo un ícono y casi un héroe de la lucha por los derechos humanos en el Ecuador, apoyaba a Correa, es porque el ex presidente estaba del lado de los buenos y los justos. Esto provocó un intenso debate en redes.
Los demócratas se lanzaron sobre Restrepo con comentarios de todo tipo: desde insultos airados hasta mensajes mesurados que le recordaban que la lucha por los derechos humanos no puede hipotecarse por una fidelidad o lealtad a determinada persona. El mismo Restrepo disparó aún más el debate cuando contestó algunos de los comentarios que recibió en su cuenta. “Correa fue el único presidente personal y como autoridad hizo por mi caso”, dijo en un mensaje de Twitter contestando a un usuario que le había dicho “Q pena Pedro, dónde quedan los 10 de Luluncoto, dirigentes sociales, perseguidos, los Yasunidos, tu q has vivido la prepotencia del estado, te pones a favor de es individuo!”.
Restrepo se convirtió así, a las pocas horas de conocida la decisión de la juez de ordenar la prisión preventiva de Correa, en una tendencia en redes. Mientras el correísmo radical trataba de usar su adhesión para deslegitimar a los críticos y a la orden de la jueza, del otro lado de la vereda también se disparó un debate sobre si Restrepo -por la historia de dolor y lucha- puede recibir críticas por su posición. Y claro que puede recibirlas.
El revuelo causado por el apoyo de Restrepo a Correa puso sobre el tapete el tema de la coherencia en las luchas democráticas. Se trata de un debate alrededor de una disyuntiva. Por un lado el valor de los principios relacionados con la lucha por los Derechos Humanos y, por otro, las lealtades personales por encima de esos principios. Restrepo optó por las lealtades, sin importar lo que Correa representa para esos principios. Y sin importarle sus víctimas.  Así hipotecó el legado de una valiente y emotiva lucha de muchos años.

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