Mauricio Gándara Gallegos
Martes, 8 de septiembre, 2015
El presidente Correa ha calificado de mentirosas a tres publicaciones europeas emblemáticas de la libertad de prensa: El Economist, que durante más de siglo y medio ha sido una de las guías políticas y económicas del mundo libre; contra él arremetió Carlos Marx. Le Monde, respetadísimo diario francés de análisis y opinión. El Guardian, diario de izquierda, antiliberal, anticonservador, de casi doscientos años de existencia; El Guardian, junto al New York Times, el Washington Post y el diario alemán Der Spiegel, publicó los WikiLeaks de Assange que sacudieron a Estados Unidos. Por la confiabilidad de la que gozan, estas publicaciones cuentan con millones de lectores no solamente en sus países, sino en el mundo entero. Según la teoría del presidente Correa, estos medios, de origen tan distinto, se habrían puesto de acuerdo para mentirle al mundo sobre la represión ocurrida durante las manifestaciones de los movimientos sociales del 13 de agosto. El presidente, al parecer, padece de un delirio persecutorio que le impide apreciar, entre otras cosas, el efecto de la fotografía, que circuló por todo el planeta, de la señora franco brasileña arrastrada por policías. Pero el presidente no solo califica de mentirosos a estos medios de comunicación, sino que en su cuenta de Twitter abre una campana contra ellos, que es como enfrentar, con endebles argumentos, a tres gigantes informáticos. Probablemente solo busca el efecto interno, a menos que no le importen las cada vez más frecuentes publicaciones internacionales en las que lo incluyen entre gobernantes autoritarios que no respetan las leyes, ni la independencia de los jueces y quieren gobernar perpetuamente. Así lo considera precisamente el Guardian, en el Observer, su edición dominical del 6 de septiembre, cuando su columnista Nick Cohen dice: “No estoy tratando un asalto ideológico al socialismo latinoamericano, aunque notaré al paso que el Estado chavista de Venezuela es justamente tan malo como el Estado fracasado (failing) de Ecuador”. Y continúa: “Los gobiernos conservadores de Orban en Hungría, Putin en Rusia y Erdogan en Turquía, todos tienen elementos democráticos, pero todos usan camisas de fuerza (straigthjackets), como Ecuador, para reducir la discusión democrática.
Europa vive en este momento su mayor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial por la emigración de millares de familias sirias que huyen del infierno creado por su dictador hereditario que se aferra al poder. El apoyo internacional del Gobierno ecuatoriano al dictador sirio es la mayor de sus manchas.
El asocio con Venezuela le hace mucho daño al Ecuador. El también acusado de mentiroso Le Monde dice que el chavismo se ha convertido en una pesadilla para los venezolanos. Es penoso que el Gobierno del Ecuador se haya opuesto a la reunión de cancilleres de la OEA solicitada por Colombia para tratar el problema creado por Venezuela al cerrar la frontera y dar un tratamiento de bárbaros a la población colombiana asentada en su territorio. Recordemos que, anteriormente, la OEA aceptó la solicitud ecuatoriana de tratar su gravísima diferencia con Colombia. La Unasur tampoco ha funcionado, porque los gobernantes venezolanos estaban buscando préstamos en China. ¡Qué diplomacia tan mezquina! (O)
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